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Venezuela corre el riesgo inminente de quedarse sin luz ni agua potable

La mala gestión y la corrupción podrían dejar sin electricidad ni agua potable al país.

La mala gestión y la corrupción podrían dejar sin electricidad ni agua potable al país.

La mala gestión, la falta de mantenimiento y la corrupción de las instituciones podrían dejar, en los próximos días, sin electricidad ni agua potable a los ciudadanos venezolanos durante más de un mes. Según las fuentes contactadas por El Espectador, la única central hidroeléctrica (Guri) que provee electricidad a los 23 estados venezolanos estaría teniendo graves problemas en sus instalaciones, lo que habría llevado los cortes de luz, cada vez más frecuentes en las últimas semanas. Éstos vendrían porque dos de los tres transformadores dejaron de funcionar a principios de marzo. Además, existe la posibilidad que el tercer transformador corra la misma suerte, sumiendo las ciudades del país venezolano en un escenario de oscuridad permanente. Ese transformador está disminuyendo su generación de energía y puede dejar de funcionar en cualquier momento. Si no se resuelve la situación estado por estado, el país entero se puede apagar por más de 39 días o hasta que se tengan los transformadores de recambio- señala un funcionario anónimo consultado por El Espectador.

No existe un consenso claro en cuanto a causas que han ocasionado esta situación. Aunque el Gobierno de Nicolás Maduro acusa de los cortes de energía a ciberataques realizados por Chile y Colombia con el liderazgo de Estados Unidos. Los trabajadores allí ocupados dan una visión del tema muy diferente. Según dichos trabajadores se trataría de la mala gestión llevada a cabo en este campo la que ha provocado la difícil situación que hoy se vive en el país. De hecho, el Gobierno venezolano ya había sido advertido años atrás del posible colapso de las infraestructuras energéticas venezolanas, con poca reacción por parte de éste. En estos momentos, las alternativas de las que goza el gobierno de Nicolás Maduro para hacer frente a un apagón inminente son escasas. Las piezas para arreglar los dos transformadores apagados se producen en empresas localizadas en Estados Unidos, Austria y Alemania, países cuyos gobiernos tienen pocos incentivos a la ayuda al Gobierno del país latinoamericano. Otra posible opción, barajada por los dirigentes venezolanos, sería la adaptación de la tecnología utilizada por los actuales aliados de Venezuela. De este modo, Maduro podría recibir apoyo tecnológico de China y Rusia. El problema de esta propuesta es que su puesta a punto se alargaría durante más de un mes, por lo que, si finalmente el transformador de la empresa Guri falla en dicho periodo, no habría una alternativa a la falta de luz.

Además, los fallos experimentados en el servicio eléctrico afectan de manera directa a muchos otros muchos servicios como los de comunicaciones, los comerciales, los de transporte, o el suministro de agua potable. Este último especialmente grave si tenemos en cuenta que ya en la actualidad muchos venezolanos ponen en riesgo su salud abasteciéndose de agua proveniente de manantiales, de alcantarillas o de las redes de aguas servidas en Caracas.

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