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La fiebre del Gin-Tonic remite y crece el gusto por los licores: "Los españoles beben de día"

El whisky desbanca a la ginebra y aumenta el consumo de pacharán, cremas y orujo debido al consumo de alcohol diurno.

El whisky desbanca a la ginebra y aumenta el consumo de pacharán, cremas y orujo debido al consumo de alcohol diurno.

La fiebre por el gin-tonic está remitiendo en España. Su consumo está decayendo tras asistir a una auténtica devoción por esta consumición en terrazas, bares, pubs, restaurantes y discotecas de todo el territorio nacional. Se abrieron gintonerías y los mercados de abastos ofertaban especias de hierbas aromáticas que acompañaban a la ginebra haciéndola irresistible al paladar. Surgieron todo tipo de profesionales del gin, expertos con innumerables recetas y, sí, hasta se escribieron libros sobre ello.

Todo este tinglado alrededor de la moda del gin-tonic sigue sobreviviendo, pero el fervor que despertaba esta tendencia se ha frenado e incluso ha caído en 2018 hasta un 2,2%, según los datos de la Federación de Bebidas Espirituosas en España (FEBE). En orden de preferencia, según las cifras de ventas, la bebida por excelencia favorita en nuestro país es el whisky (24,1% ). Así de duros son los españoles en la barra del bar.

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Al whisky lo siguen los licores (21% ). En el caso de la ginebra, ésta cae a un tercer puesto (19,7%), por detrás se sitúa el ron (13, 8%), brandy (9,4%), anís (6,4%), vodka (4,2%), mientras que el ponche y el tequila ocupan la última posición (menos del 1%). Hay que destacar que en este ranking no entrarían la cerveza o el vino (no son considerados bebidas espirituosas al tener una graduación inferior al 15%).

"El año pasado, por primera vez, descendió el consumo de ginebra, pero todavía no se puede hablar de que haya pasado la moda. La ginebra representa una cifra muy importante de consumo en España, aunque no podemos negar que está a la baja", transmiten a Libre Mercado fuentes consultadas de la FEBE.

"Ahora se bebe de día"

Lo que sí advierten los expertos de la Federación de Bebidas Espirituosas es que está habiendo un cambio de tendencia en el estilo de consumo del alcohol. Esto ha propiciado que los licores hayan ascendido en su consumo en un 2,4%. El anís, por ejemplo, ha subido en un 4,4%. La explicación residiría en un giro cultural en los hábitos de consumo que nada tiene que ver con otras décadas.

"En los 80 y 90 en España se bebía por la noche, en las discotecas y bares que abrían de madrugada e incluso hasta la mañana. Ahora, los afterhour son los after-work. Se bebe alcohol de día, después del trabajo, en un almuerzo, aperitivo o cena. Esto invita a pedir licores después de comer, un pacharán o licor de hierbas. El consumo es, claramente, diurno", aclaran.

Lejos de la percepción social que se tiene de los españoles como país bebedor al estilo hooligan o british de Magaluf, la realidad es radicalmente distinta. "Ocho de cada diez consumiciones alcohólicas se dan en el día. Esto implica que se bebe en España de forma responsable y moderada. El 83% de las ocasiones de consumo de bebidas destiladas, al ser diurnas, cumplen con lo que viene siendo el patrón mediterráneo. Se disfruta de la bebida sin excesos. Actualmente, la media copa ha vuelto a pedirse en los restaurantes, es decir, el cliente divide los centilitros de un vaso en dos. Los españoles no bebemos desmesuradamente, aunque la opinión pública y los titulares sensacionalistas con el botellón digan lo contrario. Los datos que manejamos son bien claros", recalcan.

Vivir experiencias

Los rasgos hedonistas que predominan cada vez más en Occidente salpican a la península ibérica, dada siempre a los placeres gastronómicos. Es así como la penetración del gin-tonic consolidó su triunfo en el mercado por encima de otras bebidas destiladas. "Caminamos hacia la demanda de experiencias. No sólo queremos beber, sino algo más. El gin-tonic ofrecía un recetario, un barman que te comentaba cómo debías tomártelo y se acompañaba de algún aperitivo o se tomaba y se sigue tomando en la sobremesa. Es un pack completo", describe la FEBE.

En los rituales de mesa y barra, la cerveza se lleva la palma. España es cervecera como la que más, ya que el 76% de las ventas dentro del mercado completo de bebidas con alcohol es representado por la industria de la cebada de trigo. El vino quedaría muy por debajo, con un consumo de un 20%, y en el caso de las bebidas espirituosas, nuestros márgenes con respecto a Europa es residual, tan sólo un 3%. Por lo que el alcohol duro, al fin y al cabo, no nos va.

Pese a que ese 3% parece un número irrisorio, es más que suficiente para otorgar grandes beneficios en nuestra economía. Esta cifra se traduce en un total de 215 millones de litros bebidos en España, lo que supone, según el informe socioeconómico de la Memoria de 2018 de la FEBE, una aportación de la industria de las bebidas alcohólicas de 7.585 millones, el 0,17% del PIB nacional.

En Libre Mercado

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