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Crean una tarjeta de crédito que se bloquea cuando superamos las emisiones de CO2

Según los creadores de DO Black, la tarjeta permite rastrear la huella ecológica de cada uno de nosotros.

Según los creadores de DO Black, la tarjeta permite rastrear la huella ecológica de cada uno de nosotros.

La Secretaría de Cambio Climático de la ONU (UNFCCC), el think tank Docotomy y Mastercard van a sacar al mercado una tarjeta de crédito que se bloqueará cuando se supere la cuota de carbono anual que deberíamos emitir. La tarjeta llevará por nombre DO Black y será una realidad en los próximos meses. Una de las impulsoras de la iniciativa, Paula DiPerna, asegura que la tarjeta "une la ciencia con las finanzas para que empecemos a convertir nuestro dinero en una fuerza para hacer el bien". La idea es reducir las emisiones de carbono en un 50% de aquí a 2030, por eso esta tarjeta servirá como alerta.

Según los creadores de DO Black, la tarjeta permite rastrear la huella ecológica de cada uno de nosotros, ya que el 60% de las emisiones están vinculadas al consumo. "Podremos ser conscientes del verdadero impacto que tiene nuestro consumo", afirman desde el think tank impulsor. Solamente en Suecia, cada consumidor produce 10 toneladas de emisiones, según denuncian sus promotores.

Para que el consumidor no se quede sin poder sacar dinero de un día para otro, la tarjeta podrá ir calculando el impacto de carbono que tiene cada transacción que realiza. Do Black toma en cuenta los datos ambientales, sociales y fiscales de cada país, además del tipo de tienda donde se realiza el pago. Por eso, cuando se eche gasolina, el impacto se incrementará. El limite de gasto no se conoce por el momento, pero se definirá por la estimación de las emisiones que cada ciudadano tendría que causar para llegar al objetivo del 2030.

Dicha tarjeta podría comenzar a estar disponible desde este próximo verano y habría sido bien recibida por parte de la Unión Europea, otra cosa es el éxito y aceptación que tenga la Do Black entre los usuarios. Por el momento, no será obligatoria, pero se pretende que sea uno de los métodos de pago más usados del futuro. Es decir, al menos por ahora, será el consumidor el que elija si utilizar la Do Black o no.

Es una iniciativa que se integra bien en los planes financieros de la Unión Europea. Desde el organismo supranacional se está valorando la posibilidad de obligar a las gestoras de inversión a lanzar o invertir cierta parte de su capital con criterios ASG -ambientales, sociales y de gobernanza-.

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