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La mansión de Boris Becker en Mallorca es okupada por hippies: "Aún caben 15 más"

Los okupas son de origen alemán y aseguran que el casoplón del extenista era "justo lo que andaban buscando".

Los okupas son de origen alemán y aseguran que el casoplón del extenista era "justo lo que andaban buscando".
Dos de los okupas en la mansión de Boris Becker | Youtube

La propiedad del extenista Boris Becker en Mallorca, una finca de 2.900 metros cuadrados, ha sido okupada por tres hippies alemanes. Bauchi, Hassel y Steffi, los tres okupas que viven en la mansión como celebrities, desvelan en sus redes sociales que ellos "lo hacen por el bien de Boris".

La mansión del que fuera una estrella mundial del deporte cuenta con cinco habitaciones, tres cuartos de baño, casa de invitados, establos, pista de tenis, dos salones, chimenea, amplios jardines y, por supuesto, una gran piscina de lujo. Los okupas hippies han comunicado acerca de sus nobles intenciones con la villa, tal y como han confesado al diario Última hora: "La finca estaba abandonada y con todo roto". Están convencidos de que han salvado la finca de ser tragada por la maleza y los arbustos: "Sólo queremos salvarla", afirma el líder de la comuna.

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Mansión de Boris Becker en Mallorca

Pero el proyecto de Bauchi, Hassel y Steffi va más allá. Al comprobar que tenían espacio de sobra, han lanzado un llamamiento a todos aquellos inquilinos que deseen compartir casa con ellos y, ya de paso, vivir en un cuento de hadas sin pagar un duro. "Queremos gente que pueda vivir en paz con nosotros no contra nosotros. Todavía podrían caber 15 personas más", asentía Hassel en un vídeo del que quizás se arrepienta dado que el verano podría atraer a cientos de okupas hasta la finca San Coll.

Además, Hassel y sus amigos de okupación se autodefinen como personas muy limpias. Se enorgullecen de haber barrido y fregado hasta el último rincón. Según indican, cuando llegaron al lujoso chalet, aquello parecía un paraje inhóspito y terrorífico por "el abandono del tenista".

En este sentido, prevén que Becker no aparecerá por allí en un tiempo y los hippies se han liado la manta a la cabeza. Han montado su propio huerto e instalado wifi. "Este es un sitio muy famoso. Las opciones que tenemos aquí son extraordinarias y lo cierto es que es justo lo que buscábamos", reconoce con una sonrisa de oreja a oreja el okupa, jefe de la comuna.

Becker no logra vender la finca

Los okupas parecen estar en lo cierto cuando informan que el tenista no regresará nunca a su vivienda de Mallorca. Boris Becker fue declarado en bancarrota por un tribunal de Londres en 2017. La finca okupada de San Coll la adquirió en la década de los noventa, en su época de esplendor como deportista. La mansión era un reflejo de su elevado estatus económico, pero se le hizo grande, o eso explicó cuando en 2007 se fue de España y dejó su casa "porque le sobraba espacio a su familia y a sus hijos".

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Boris Becker

Si bien es cierto, su hogar en las islas trajo al tenista más penas que alegrías. Las deudas contraídas con Hacienda y la multa impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Baleares por reformas ilegales llevaron a Becker a querer quitarse de encima el lujoso inmueble. Salió a la venta por 15 millones de euros y nadie se interesó en su compra. Más tarde impidió que fuera subastada y ahora, con su precio rebajado hasta los siete millones de euros, no logra su venta.

En el portal web de la inmobiliaria Balearic Properties no se dice el precio actual de compra. En su lugar, los agentes escriben "consultar". El anuncio ha cambiado a raíz de la okupación desde hace un año por los hippies extranjeros. Sin embargo, los tres alemanes han advertido sobre el respeto que sienten hacia el tenista y ya han manifestado que "si Boris quiere volver", ellos se marcharán "sin problema".

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