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José María Rotellar

Balance económico de un año de Sánchez: la economía se ralentiza

Uno de los sectores donde más cae la actividad en España es en el sector industrial. Dicho sector, que es el segundo por importancia en nuestra economía.

Uno de los sectores donde más cae la actividad en España es en el sector industrial. Dicho sector, que es el segundo por importancia en nuestra economía.
Pedro Sánchez, en un mitin | EFE

Hace ya algo más de un año desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa gracias a la moción de censura apoyada por podemitas e independentistas, después de que el PNV traicionase a Rajoy, al que le había aprobado los presupuestos unos días antes. Por tanto, ya hay prácticamente datos de un año completo desde que Sánchez accedió al Gobierno, con los que podemos hacer un balance de su gestión.

A lo largo de estos meses, especialmente tras los primeros compases iniciales en los que la inercia del gobierno anterior y el verano prolongaron la intensidad del crecimiento económico, el efecto de Sánchez en la economía se comenzó a notar. Ese impacto no se debió a grandes cambios realizados en esos meses, sino a los que quería realizar y a la inseguridad jurídica que generaban sus palabras, dispuesto a echarse en manos de Podemos para aprobar unos nuevos presupuestos.

Esto generó malas expectativas en los agentes económicos, especialmente motivadas por esa incertidumbre que se sembró. Y la incertidumbre es uno de los mayores enemigos de la economía y, por tanto, también del empleo.

Pues bien, si analizamos la comparación de los últimos datos disponibles con los que recibió Sánchez al llegar al Gobierno, cosa que alguna vez he hecho, pero ahora ya en el contexto temporal de un año, podemos observar que la economía se está desacelerando. ¿Quiere esto decir que estemos inmersos en una grave crisis y que el empleo se esté destruyendo a borbotones? No, tal y como he comentado a lo largo de estos meses, pero sí que estamos en un momento en que lo que puede ser sólo la parte bajista de un ciclo económico, puede terminar convirtiéndose en algo mucho más grave.

Una buena política económica se distingue de otra en que equilibra las cuentas, no endeuda a los ciudadanos y elimina trabas para generar, así, un terreno en el que se desenvuelva la actividad de manera adecuada, que permita que la economía de dicho país crezca más que la de los demás en tiempos de bonanza y resista mejor en tiempos de crisis.

La ligera revisión al alza del crecimiento español por parte de la Comisión Europea es, simplemente, una corrección técnica y transitoria. La propia Comisión indica que el crecimiento español se va a desacelerar en los siguientes trimestres y que los riesgos negativos para la economía europea y española se acrecientan, con lo que no es más que un mero espejismo dentro de este ciclo bajista en el que estamos adentrándonos.

Sin embargo, la economía española, pese a que todavía presenta mejores datos absolutos que la del conjunto de la UE, se está desacelerando de manera más intensa en el último año que la de nuestros socios comunitarios: si la Comisión prevé un crecimiento para 2019 del 2,3% para España y del 1,4 para la UE, esa previsión para 2020 es del 1,9% para España y 1,6% para la eurozona. Es decir, España pasará de crecer casi un punto más que el conjunto de la UE a crecer sólo 3 décimas más, con tendencia descendente la española y tendencia alcista la zona de la moneda única. Es decir, en un año España se desacelera tanto que reduce dos tercios su mayor crecimiento respecto a la media de la UE.

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Por ejemplo, uno de los sectores donde más cae la actividad en España es en el sector industrial. Dicho sector, que es el segundo por importancia en la economía española, es el que más rápidamente reacciona frente a unas expectativas, pues las inversiones que realiza son cuantiosas y para acometerlas tiene que tener muy en cuenta las perspectivas de la economía. ¿Y qué vemos en la industria? Que esas malas expectativas están haciendo efecto en forma de postergar o anular inversiones.

La cifra de negocios de la industria cae un 0,7%, que se eleva hasta una caída del 4,8% mensual y un retroceso de 7,6 puntos respecto al momento en el que se produjo la moción de censura.

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En cuanto al sector inmobiliario, aunque la construcción todavía se mantiene en unos niveles de crecimiento considerables, se comienza a ralentizar. Un indicador bueno para ver la evolución de lo que está sucediendo es el comportamiento de las hipotecas. Y al observar dicho indicador, comprobamos que el número de viviendas hipotecadas es 6,8 puntos menor respecto a mayo de 2018 y el capital prestado es 0,8 puntos inferior en el mismo período.

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La inversión extranjera, de la que ya he hablado en diversas ocasiones en anteriores artículos, también muestra un descenso considerable, con un retroceso de 15.745,9 millones de euros respecto al momento en el que Sánchez llegó al Ejecutivo, que equivale a un descenso del 77,7%. A ello se une también un peor comportamiento interanual (-41,1%) y trimestral (-56,5%).

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El sector exterior también se resiente. El informe trimestral de Banco de España ya señala que prevé una aportación negativa del sector exterior, tanto por caída de las exportaciones (por menor renta extranjera y por menor competitividad española, siendo el sector de la automoción el que más sufrirá el retroceso exportador) como por disminución de las importaciones. No obstante, caerá más la contribución de las exportaciones que la de las importaciones, pues la aportación conjunta se deteriorará 2 décimas. Y con los datos actuales, podemos decir que las exportaciones son 2,2 puntos inferiores a las que había en mayo y las importaciones son 4 puntos menores en el mismo período.

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Del mismo modo, en el segmento de los préstamos hipotecarios, se ha producido un incremento de 30 puntos básicos en el coste de la financiación para los prestatarios, tal y como indica Banco de España en su informe trimestral sobre la economía, originado por la decisión del Gobierno de cambiar el sujeto pasivo en el AJD ligado a operaciones hipotecarias y hacer que lo soporten las entidades financieras.

Como el conjunto de analistas dijo, eso se está trasladando a los clientes, a los que se les repercute o en comisiones o en diferencial, en definitiva, en un mayor coste. De ese modo, esos 30 puntos básicos para una operación de 30 años suponen el siguiente encarecimiento de la financiación:

  • Un préstamo de 150.000 euros se encarece en 267 euros al año.

  • Uno de 250.000 euros lo hace en 445 euros anuales.

  • Uno de 350.000 EUR, lo hace en 623 EUR/año.

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Y en empleo, ya veíamos la semana pasada el deterioro del mercado laboral, con una destrucción de 93.500 puestos de trabajo en el ITR-2019 frente a la creación de 469.900 empleos cuando llegó Sánchez (IITR-20189).

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Y con la caída de la contratación indefinida por quinto mes consecutivo, de manera que ahora cae un 9,75% interanual y en mayo de 2018 crecía un 19,62% interanual.

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En definitiva, el balance económico de un año ya de Sánchez confirma la evolución que hemos observado a lo largo de todos estos meses, especialmente desde la segunda parte del tercer trimestre de 2018, y su resultado es negativo, porque está acelerando el deterioro de la economía española con sus medidas de incremento de gasto, propuesta de subida de impuestos y mayor intervencionismo, en lugar de realizar reformas que permitan que la economía española pase en mejores condiciones la parte baja del ciclo económico. Todavía está a tiempo de rectificar su política económica y adoptar las medidas que necesita España, pero no parece que esté dispuesto a ello, sino que se empeña en presentar a Bruselas una actualización del programa de estabilidad que va en sentido contrario.

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