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Faltan 15.000 camioneros: "Es duro, pero preferimos esta vida a estar delante de una pantalla"

Los salarios y una vida imprevista y plagada de peligros hacen que la profesión no sea atractiva para las nuevas generaciones.

Los salarios y una vida imprevista y plagada de peligros hacen que la profesión no sea atractiva para las nuevas generaciones.
Víctor González, presidente de Fetransa | Fetransa

"Ya nadie quiere ser camionero", confiesa Víctor González Pastor, presidente de la Federación Española de Transporte Discrecional de Mercancías (Fetransa) a Libre Mercado. Pese a que en nuestro país la cifra de parados sigue superando los tres millones, en el sector del transporte de mercancías hay 15.000 vacantes que siguen sin cubrirse. ¿Por qué?

La media de edad de los conductores de maquinaria pesada es de 50 a 60 años en España. Son varias las causas que concurren para que no haya relevo generacional. González recuerda que en los años noventa, llegó a "comprarse un piso" con lo que ganó en poco tiempo con el camión. "Lo pagué entero, a tocateja. Ahora, eso es imposible con los salarios actuales", cuenta el transportista.

Alrededor de 1.200 euros mensuales gana un camionero asalariado. José Carlos López, vicepresidente de Fetransa, nos atiende desde su camión. Se encuentra en un área de descanso. Critica la alta carga tributaria que deben asumir las empresas españolas. "El fenómeno del dumping social tiene mucho que ver en el estancamiento salarial. A partir del año 2005 el mercado del transporte en Europa se amplió a los países del Este. Los costes que asume una empresa española comparados con los de un país del Este no tienen nada que ver. Por ejemplo, un camionero en nómina del Este tiene un coste de Seguridad Social de 11.000 euros al año. En cambio, el de un empleado español está alrededor de 27.000 o 30.000 euros al año. Esta carga tributaria obliga a que los salarios no puedan crecer".

Robos a punta de pistola

La escasez de mano de obra, no solo se justifica por los sueldos que se ofrecen. La peligrosidad de la profesión es otro de los motivos que hacen poco atractiva la profesión. Las desventuras de los camioneros se cuentan por miles. Son carne de cañón para ladrones y bandas organizadas que los asaltan en mitad del sueño en áreas de descanso por donde no pasa ni alma.

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José Carlos López, vicepresidente de Fetransa

"Hay una gran escasez de zonas seguras para descansar. En España, apenas 28 áreas cumplen con la normativa Europea. Estamos totalmente expuestos con nuestra mercancía en lugares oscuros y sin vigilancia. Los robos a camioneros están a la orden del día. Los seguros tampoco quieren hacerse cargo. Es una demanda que venimos haciendo hace tiempo", expone el presidente de Fetransa a este diario.

Igualmente, López Jato desmonta el mito de que los transportistas tienen una novia en cada pueblo. "Es todo lo contrario, nos salen novios, ¡cuántos ladrones! ¡Maldita la gracia! Te aparece alguien a las tres de la mañana tocándote en la ventanilla. Te apuntan con una pistola y te roban todo lo que lleves. Es muy desagradable. Me han robado muchas veces. En casi todos los parking de Francia e Italia me han rajado la lona del camión y se lo han llevado todo. El sureste francés e italiano son bastante peligrosos".

Víctor también ha pasado lo suyo. Él y sus compañeros han tenido hasta seguimientos por carretera. "A mis asociados los han apuntado con la pistola. En la A3 de Valencia es muy frecuente. Cada vez nos obligamos entre nosotros a pernoctar más lejos de ciudades como Madrid porque es muy peligroso, ya vamos a dormir casi a mitad de camino para que no nos atraquen".

Alta preparación

Otra de las trabas es la alta cualificación exigida para ser camionero en España. López admite que la preparación y los exámenes "son terribles". Las pruebas no las pasa cualquiera. "Esto no tiene nada que ver con sacarte el permiso de conducir. Primero, obtener la licencia es difícil. Además, cada cinco años tenemos que hacer cursos de reciclaje en los que invertimos decenas de horas. A esto se suma la magnitud de responsabilidades como empresas y como conductores en materia de Seguridad Vial".

En cifras de la DGT, hay 253.000 titulares de permisos de conducir camiones de las clases C y C+E. El 72% de ellos (114.000) tienen entre 50 y 64 años; 32.000 en la franja de entre los 60 y los 64 años; 40.000 entre 55 y 59 años; y 42.000 entre 50 y 54 años. En vista del envejecimiento de los conductores, la Dirección General de Tráfico (DGT) comunicó recientemente que reducía la edad mínima de 21 a 18 años para sacarse el permiso de conducción para este tipo de vehículos. Una demanda que venía exigiendo ya el sector del transporte nacional y que llevaba funcionando en Europa desde hace años.

A esto se suma el aguante en carretera que hay que tener. "Legalmente puedes conducir 9 horas, pero al descansar fuera puedes estar en total desde el comienzo hasta el final entre 13 y 15 horas al volante".

No obstante, también ha habido mejorías en cuanto al número de accidentes. "Cuando empezamos sabíamos que en esta profesión un 25% de camioneros no se iban a jubilar porque iban a morir en la carretera. Esto ha cambiado. En la actualidad, la seguridad ha aumentado muchísimo. Los riesgos laborales se han reducido en las estadísticas, hablamos del transporte pesado. La verdadera tragedia de la siniestralidad está en el transporte ligero", afirma Jato.

"Es duro, pero merece la pena"

El estilo de vida de un camionero tampoco llama la atención a las generaciones venideras. López y González comentan que pueden estar de 13 a 15 horas dentro del camión. "El tipo de vida que hay que llevar no es nada atractivo. No puedes conciliar tu trabajo con la familia. Quien quiera llevar una vida previsible, ordenada y con horarios fijos no podría con la distribución irregular de nuestro trabajo. Los descansos semanales se hacen parados en parking, en medio de ninguna parte, en otro país… No se hacen en casa. Nadie te asegura qué día estarás de vuelta en tu hogar tras salir de ruta", describe el vicepresidente de la Federación de Transportes.

La falta de conciliación familiar también es otro escollo a la hora de elegir ser camionero. En muchos casos, la empresa es una unidad familiar. "El hombre suele ser el conductor del camión y la esposa se encarga de los asuntos económicos y la gerencia de la empresa y los trabajadores. Normalmente, los hijos sufren sus ausencias", describe González.

López tiene ahora 57 años y lleva en la carretera internacional desde el año 83. "Mi mujer lo ha pasado muy mal, no quiere oír hablar de que vuelvo a hacer rutas en el extranjero", señala el conductor.

"Soy camionero, no 'driver'"

Pero a pesar de las distancias, aventuras, tragedias y accidentes, ambos camioneros coinciden que lo suyo es vocacional. Aman su profesión, una vida en alerta, al límite y analógica. Es más, reivindican la palabra "camionero" y no quieren que se pierda el término: "No me siento ni rider, ni driver, ni nada de eso. ¡Somos camioneros! Y por vocación. Cuando yo era pequeño veía pasar los camiones en la carretera con admiración. A mis 50 años puedo decir que en nuestra generación hay un alto componente de pasión por los motores y la maquinaria pesada. Echamos en falta que los jóvenes amen esta forma de vida", dice Víctor con especial entusiasmo.

Y continúa, "se denosta y denigra la profesión. Muchas veces nos obligan a salir de nuestra ruta y conducir por autopistas bajo la falsa teoría de que provocamos accidentes, atascos o ruidos. Este tipo de cuestiones están detrás de que se mancille el término de camionero. Está asociado a alguien que estorba", sentencia el empresario.

Su compañero, López, piensa lo mismo. "Realizamos un gran esfuerzo laboral. Somos muy necesarios. La gente ve lo maravilloso que es Amazon y que al día siguiente tiene el paquete en su casa. Se olvidan de que para ello ha tenido que estar un camionero toda la noche conduciendo. Creen que aprietan las teclas y el paquete viene por arte de magia", destaca.

Ambos camioneros están de acuerdo en que, si volvieran a nacer, volverían a ponerse ante el volante. Para los dos "es duro pero les merece la pena". Jato está convencido de ello. "Nosotros tenemos relaciones de amistad duradera que se han gestado en una nevada, accidentes, y te ocurren desgracias pero también te llevas historias maravillosas. Estas cosas no ocurren delante de la pantalla de un ordenador o por lo menos con la misma intensidad. Preferimos esta vida", concluye.

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