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EDITORIAL

Sánchez recupera los 'brotes verdes' de Zapatero

Lo que pretende Sánchez, una vez más, es apuntarse un tanto electoralista mediante una nueva campaña de marketing.

Una de las características que define a los últimos gobiernos del PSOE es su negación de la realidad a nivel económico. Si Rodríguez Zapatero insistió en negar la crisis de forma vergonzosa cuando España se encontraba ya al borde de la recesión en 2008 y, posteriormente, su ministra de Economía Elena Salgado se apresuró a anunciar sus famosos "brotes verdes" en medio de la tormenta, ahora es su sucesor en el cargo, Pedro Sánchez, y su ministra Nadia Calviño quienes, haciendo gala de una profunda irresponsabilidad, tratan de maquillar la fragilidad de la actual coyuntura.

El Gobierno socialista preveía inicialmente que el PIB nacional crecería un 2,2% este año, cuatro décimas menos que el pasado, confirmándose así la gradual desaceleración económica. Sin embargo, en un intento por tratar de vender optimismo, especialmente de cara a la posible convocatoria de unas nuevas elecciones generales el próximo otoño, tanto Sánchez como Calviño insisten en pregonar las fortalezas de la economía española ante las preocupantes señales que vienen del exterior, hasta el punto de afirmar que elevarán la estimación de crecimiento al 2,3%.

Esta revisión al alza no tiene ningún sentido. En primer lugar, porque el PIB sorprendió con un tímido avance del 0,5% en el segundo trimestre y, con los datos disponibles hasta la fecha, nada indica que vaya a mejorar a corto plazo, más bien al contrario. La atonía del consumo y de la inversión, el deterioro de las exportaciones y los malos datos relativos a la creación de empleo avanzan un crecimiento similar en el tercer trimestre e incluso algo inferior, lo cual daría al traste con los cálculos del Ejecutivo.

Pero es que, además, las señales que proceden del exterior arrojan aún más dudas sobre la evolución económica del país. El recrudecimiento de la guerra comercial entre EEUU y China, el estancamiento que padece la zona euro, con Alemania al borde de la recesión, y las alertas sobre una posible contracción de la actividad en EEUU de aquí a un año dibujan un panorama desalentador, ya que un menor crecimiento a nivel mundial y, sobre todo, europeo afectará de una u otra forma al PIB nacional. Si a ello se suman las debilidades estructurales que todavía presenta España, como su elevado endeudamiento, la rigidez laboral y su escasa productividad, el discurso del Gobierno no se sostiene.

Lo que pretende Sánchez, una vez más, es apuntarse un tanto electoralista mediante una nueva campaña de marketing, lo cual, en última instancia, supone engañar a los españoles. Ocultar la realidad no solo no soluciona nada, sino que genera problemas mayores. Zapatero negó la crisis para revalidar su mandato y Sánchez obvia las señales de alerta, tanto internas como externas, con el mismo fin. Diferentes presidentes, pero el mismo error.

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