El exilio venezolano provocado por el ruinoso régimen socialista se ha convertido en un reto demográfico de primera magnitud para muchos países de la región. La agencia de refugiados de la ONU reconoció el pasado mes de junio que el número de salidas supera ya los cuatro millones de personas.
Hace cuatro años, el clima de autoritarismo, violencia y declive económico había empujado a 700.000 venezolanos al exilio. Sin embargo, esos números no han parado de crecer desde entonces y, de hecho, un millón de personas han salido del país en la segunda mitad de 2018 y el primer semestre de 2019.
El Gobierno de Estados Unidos ha movido ficha y ha anunciado un paquete de ayuda valorado en 376 millones de dólares (unos 340 millones de euros) con el que Donald Trump y su Gobierno pretenden mejorar la gestión de la crisis humanitaria que ha desencadenado el caos desatado por el socialismo bolivariano. Hasta ahora, estas ayudas alcanzaban los 250 millones de dólares, pero Washington ha decidido ampliar la dotación presupuestaria al hilo del continuo aumento de las salidas.
Ivanka Trump, en la frontera venezolana
Ivanka Trump, que trabaja como asesora de la Casa Blanca, se ha desplazado a la frontera de Colombia con Venezuela para reunirse con una delegación diplomática enviada por Juan Guaidó, quien ha sido reconocido por más de medio centenar de países como el presidente legítimo de Venezuela. Durante el encuentro, la hija del presidente de Estados Unidos anunció la ampliación de las ayudas orientadas a paliar el drama migratorio provocado por el régimen de Chávez y Maduro.
El programa del Gobierno de Estados Unidos busca facilitar la integración socioeconómica de los venezolanos que se han visto obligados a dejar su país para instalarse en países de la región como Brasil, Colombia o Ecuador. Los fondos estarán vinculados a programas que faciliten la búsqueda de empleo o la apertura de negocios, pero también cubrirán necesidades básicas como, por ejemplo, la alimentación o las emergencias de salud.