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El presidente de Caixabank sobre el 1-O: "La gente tuvo miedo, mucho miedo"

Los responsables de los bancos catalanes niegan en el Parlament que recibieran presiones del Rey y del Gobierno para trasladar sus sedes.

Los responsables de los bancos catalanes niegan en el Parlament que recibieran presiones del Rey y del Gobierno para trasladar sus sedes.
El presidente de Criteria Caixa y de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidre Fainé (d), y el presidente de Caixabank, Jordi Gual | EFE

Pánico, fuga de depósitos, inseguridad jurídica y ausencia de presiones políticas. La versión de los banqueros catalanes sobre lo ocurrido durante el golpe de Estado separatista dista mucho del relato armado con posterioridad por los partidos y medios independentistas. Ni el Rey ni nadie del Gobierno llamó a los bancos catalanes para que trasladaran sus sedes fuera de Cataluña. Ni las empresas del sector público retiraron sus depósitos de estas entidades durante aquellas semanas.

El presidente de Caixabank, Jordi Gual, el de la Fundación la Caixa, Isidre Fainé, y el del Banco de Sabadell, Josep Oliú, han comparecido este martes en la comisión del Parlament sobre el 155 ante tan solo cuatro diputados: Lucas Ferro (Catalunya en Comú-Podem), Carles Riera (CUP), Gemma Geis (Junts per Catalunya) y Jordi Orobitg (ERC). Una estampa completamente diferente a la de un par de semanas atrás, cuando la presencia de los golpistas presos provocó un lleno absoluto en la sala donde se llevan a cabo las comisiones.

Sea como fuere, había una cierta expectación, no precisamente política, ante la comparecencia de los máximos responsables de los dos bancos catalanes, cuyas explicaciones han desmentido los ejes del discurso elaborado por el separatismo sobre la "guerra sucia" económica del Estado contra Cataluña. Los tres han coincidido en negar que recibieran cualquier clase de presión política, ya fuera en forma de llamadas o de retirada de depósitos de las empresas del sector público.

7.000 millones en una semana

El presidente de Caixabank, Jordi Gual, ha dejado claro que "las salidas de depósitos en octubre de 2017 eran de ahorradores particulares, no de grandes cuentas" y que en una semana la fuga alcanzó los 7.000 millones de euros. Ante la deriva, había que cortar por los sano. "La sensación de no saber qué pasaría al día siguiente fue generalizada y la población tenía miedo, mucho miedo. Y cuando la gente tiene miedo, lo primero que hace el pequeño ahorrador es retirar el dinero del banco".

Gual ha explicado que los temores se fundaban en una hipotética doble legalidad que podría impedir el acceso de la entidad al Banco Central Europeo si Cataluña quedaba fuera de la Unión Europea y a la falta de liquidez, asunto sobre el que ha dicho que el banco tenía liquidez de sobra, pero había que cortar en seco la situación. De ahí, ha concluido, el traslado de la sede a Valencia, una mudanza que de momento no es reversible.

El presidente de la fundación de la entidad y expresidente del banco, Isidre Fainé, ha manifestado para justificar el cambio de sede que "los problemas de confianza o se matan rápido o se hacen cada vez más grandes" y ha añadido que "los ahorros de la gente son sagrados y no se puede jugar con ellos".

El presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliú, ha insistido en la ausencia de presiones, ha informado de que él llamó a Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Carme Forcadell para explicarles que la entidad trasladaba su sede a Alicante para taponar la fuga de depósitos de los ahorradores. que la fuga de capitales públicas es una falsedad y que la desconfianza de los catalanes se ceba sólo con los bancos catalanes. "Las salidas de dinero sólo se daban en los bancos con sede en Cataluña; al cambiar de sede nos pusimos en igualdad de condiciones con el resto del sector". "No fue una decisión ni precipitada ni gratuita", ha remachado.

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