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Alerta de la OCDE: la economía mundial crecerá la mitad y habrá recesión en la zona euro por el coronavirus

En el peor escenario, el crecimiento mundial se frenaría al 1,5% en 2020 y varias economías entrarían en recesión, incluyendo la eurozona.

En el peor escenario, el crecimiento mundial se frenaría al 1,5% en 2020 y varias economías entrarían en recesión, incluyendo la eurozona.
Angel Gurría, Secretario General de la OCDE | Cordon Press

La epidemia del coronavirus Covid-19 restará medio punto porcentual al crecimiento de la economía mundial en 2020, que frenará así su expansión al 2,4% este año, frente al crecimiento del PIB del 2,9% previsto el pasado mes de noviembre por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que confía en que la actividad rebotará en 2021 hasta el 3,3%, tres décimas más de lo estimado previamente, si la enfermedad logra contenerse y se adoptan las medidas necesarias.

En este sentido, la OCDE subraya que sus nuevas proyecciones asumen que la epidemia de coronavirus alcanza su apogeo en China en el primer trimestre, tras lo que seguirá una recuperación gradual, mientras que los casos en otros países tendrán un carácter esporádico y lograrán contenerse, ya que en caso contrario las previsiones de crecimiento serían sustancialmente más débiles.

Sin embargo, en el caso de que la epidemia se extienda a través de la región Asia-Pacífico, Europa y Norteamérica, la OCDE alerta de que el crecimiento de la economía global podría verse reducido al 1,5% en 2020, la mitad de lo anticipado el pasado mes de noviembre, con varias economías entrando en recesión, incluyendo Japón y la zona euro.

Bajo su escenario base, la OCDE ha revisado drásticamente a la baja su previsión de crecimiento para China, que en 2020 crecerá un 4,9%, ocho décimas por debajo de la proyección del pasado mes de noviembre, aunque la organización confía en que el gigante asiático se recuperará en 2021, con una expansión del 6,4%, nueve décimas más de lo previsto anteriormente.

De su lado, Estados Unidos apenas registrará un impacto negativo de una décima en su pronóstico de crecimiento para 2020, hasta el 1,9%, que recuperará un año después, cuando el PIB de la mayor economía mundial crecerá un 2,1%, una décima por encima de lo estimado el pasado mes de noviembre.

Por su parte, la eurozona ha visto recortada en tres décimas su previsión de crecimiento de 2020, hasta el 0,8%, que no logrará recuperar en 2021, para cuando la OCDE mantiene sin cambios su pronóstico de expansión a un ritmo del 1,2%.

Entre las mayores economías de la eurozona analizadas por la OCDE, Alemania crecerá en 2020 un 0,3%, una décima menos de lo previsto, y un 0,9% en 2021, mientras que Francia perderá tres décimas de crecimiento este año por la epidemia, hasta el 0,9%, aunque en 2021 recuperará dos adicionales y se expandirá a un ritmo del 1,4%.

En el caso de Italia, uno de los países más afectados por el coronavirus fuera de China, la OCDE ha recortado en cuatro décimas su pronóstico de crecimiento del pasado mes de noviembre y ahora anticipa que la economía italiana se estancará en 2020 sin que en 2021 haya perspectiva de rebote alguno, por lo que mantiene su proyección de crecimiento en el 0,5%.

Fuera de la Unión Europea, la OCDE ha recortado en dos décimas su anterior previsión de crecimiento para el Reino Unido, hasta el 0,8%, y ha revisado también a la baja en cuatro décimas su pronóstico para 2021, cuando la economía británica crecerá un 0,8% a la espera de formalizar su nueva relación comercial con la UE.

Gasto sanitario y estímulos fiscales

En respuesta a la amenaza de la epidemia del Covid-19, la OCDE resalta la necesidad en todas las economías, pero especialmente en aquellas más afectadas por el virus, de aplicar medidas de salud pública para prevenir la propagación de la enfermedad, así como de dotar las políticas de cuidados sanitarios y de protección de empresas y trabajadores de los efectos del brote.

De este modo, en primer lugar la OCDE reclama apoyo fiscal para los servicios de salud, incluyendo la provisión de recursos suficientes para garantizar un nivel adecuado de personal y de medidas de control, además de medidas de prevención y contención.

La organización señala también la importancia de adoptar medidas para amortiguar los efectos adversos de la epidemia sobre los grupos sociales más vulnerables, implementando medidas de flexibilidad en el trabajo, así como prestando apoyo temporal a los trabajadores de baja no remunerada.

Por otro lado, la OCDE apunta la necesidad a corto plazo de proveer del adecuado nivel de liquidez al sistema financiero, de modo que la banca pueda seguir prestando apoyo a las empresas, para lo que propone una reducción temporal de la ratio de reservas exigida a las entidades, así como establecer líneas swap entre bancos centrales.

Asimismo, además de permitir funcionar los estabilizadores automáticos y aumentar el gasto sanitario, la OCDE propone adoptar medidas fiscales temporales de apoyo a las empresas en sectores particularmente afectados por la profunda caída del turismo y de los viajes.

Política monetaria

En términos más generales, la OCDE apunta que bajar los tipos de interés y aumentar el gasto público pueden ayudar a aumentar la confianza y ayudar a la recuperación de la demanda una vez que el brote se alivie y se eliminen las restricciones de viaje.

"Sin embargo, tales medidas son menos efectivas para hacer frente a las interrupciones inmediatas en el lado de la oferta que resultan de los cierres forzosos y las restricciones de viaje", advierte.

La organización considera "esencial" que las políticas monetarias sigan prestando apoyo a las economías garantizando que los tipos de interés se mantienen bajos en el largo plazo, aunque reconoce que, después de un prolongado periodo de tipos bajos o negativos, el impacto de medidas monetarias adicionales sobre la demanda y la inflación "puede ser modesto", particularmente en ausencia de otras medidas de apoyo fiscales y estructurales.

De este modo, la OCDE ve una necesidad "limitada" de bajadas de los tipos de interés en EEUU a menos de que se registre una profunda caída de la actividad, mientras en la zona euro y Japón pueden ser necesario implementar más medidas no convencionales.

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