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Toni Roldan plantea el coronabono: "Estamos en una economía de guerra"

Asegura que ni España ni Italia pueden salir de la crisis del coronavirus sin ayuda de la Unión Europea.

Asegura que ni España ni Italia pueden salir de la crisis del coronavirus sin ayuda de la Unión Europea.
El economista Toni Roldán. | David Alonso Rincón

Hacer historia ficción es una tentación en ocasiones inevitable. Cuando se habla con el ex portavoz económico de Ciudadanos, Toni Roldán, que atiende a Libertad Digital por videoconferencia desde su confinamiento domiciliario, estamos ante alguien que, de no haber sido la convulsa historia política española de 2019 la que fue, bien podría estar ahora, en plena crisis del coronavirus, en algún puesto de mando de la administración.

Roldán, que el pasado verano abandonaba la política abruptamente por sus fuertes discrepancias con la cúpula del partido naranja, libra ahora la batalla contra la pandemia desde otro frente, el de las ideas, como las que impulsa a través del Think Tank que dirige desde el pasado octubre en Esade.

Con la óptica intelectual, pero con el bagaje de haber estado en primera línea política, Roldán analiza el impacto económico de la crisis y las medidas de respuesta que tanto el Gobierno español como el Banco Central Europeo (BCE) han empezado a implementar esta misma semana, primera en la que nuestro país vive bajo un histórico estado de alarma.

Me gustaría empezar la conversación en términos poco académicos. ¿Cómo salimos de esta?

Yo creo que hay dos patas. Una nacional y otra internacional. La economía está en el congelador en un periodo indeterminado, en un shock que no tiene precedentes. El parón de oferta y demanda es brutal. Nosotros estimamos que podría ser de alrededor del 50% el parón del Producto Interior Bruto (PIB) durante dos meses y, pongamos, de un 25% durante dos meses más.

Traducido a números fiscales, te sale un agujero equivalente al 13% del PIB. Eso significa que el déficit, si cuentas la caída de ingresos y la subida del gasto, se te puede poner en torno al 20% del PIB. Son números de economía de guerra. El agujero de deuda simplemente no tiene parangón, es un orden de magnitud mayor que el de cualquier otra crisis que hayamos tenido.

Ahora bien, hay una cosa muy distinta a la anterior crisis. Entonces se podían buscar causas económicas, y plantearte si unos países u otros habían hecho reformas o no, o si se habían endeudado mucho, por ejemplo. Pero esto es una eventualidad que le ha sucedido a todo el mundo al mismo tiempo, es una situación excepcional y como no tienes a nadie funcionando en la economía es inevitable que el Estado actúe como garante, o como aval.

Lo están diciendo economistas como Zucman [Gabriel] que plantean que ante este escenario es necesario un avalador de última instancia. Que sea el Estado el que cubra esto. El Gobierno, siendo consciente de esto, ha salido con un bazooka fiscal, diciendo que iba a estar detrás para mantener la economía viva.

¿Mantenerla viva hasta cuándo?

La idea es congelar la economía. Porque si en este periodo, además del propio coste, las cenas de turistas no consumidas, para entendernos, si encima cierras empresas y despides a trabajadores, el coste se multiplica. La clave es mantener la economía viva con liquidez durante todo este periodo hasta que volvamos a la normalidad. Cualquier alternativa es muchísimo peor.

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Toni Roldán. | David Alonso.

Me hablaba del plan aprobado por el Gobierno.

Sí. Evidentemente hay medidas que se pueden discutir y que se pueden mejorar, y habrá más en los próximos días, seguramente. Pero lo fundamental que ha hecho es decir: la economía no funciona, yo asumo el coste. El problema es que el Estado ha dicho que está ahí, lo que pasa es que no ha dicho cómo piensa pagarlo. Tenemos que ir a unos inversores para que nos financien la deuda y convencerles de que nuestra deuda es sostenible.

Una deuda que desde la crisis de 2008 ha crecido exponencialmente, hasta el 100% del PIB. Estamos al límite.

Claro. Los mercados financieros, como vimos en la anterior crisis, funcionan por eso que los economistas llamamos profecías autocumplidas. Ante el temor de impagos piden más interés para la deuda, más prima de riesgo. Por eso España sola no puede, tampoco Italia, y necesitas un apoyo internacional que hasta ahora ha sido tímido, por decirlo suavemente, y lo mismo la coordinación europea.

Son muy buena noticia los movimientos que han hecho los bancos centrales, incluido el BCE anoche [la noche anterior a la entrevista, en una reunión de urgencia, el consejo de gobierno de la institución monetaria daba luz verde a un plan de compra de activos públicos y privados por valor de 750.000 millones de euros] diciendo básicamente que ellos van a estar detrás comprando toda la deuda que sea necesaria. Pero no es suficiente.

Necesitamos lo que Garicano [Luis], jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo] ha llamado el "bazooka fiscal europeo" en el que para evitar que los mercados penalicen a los países del sur, en una situación económica adversa por una causa absolutamente injusta, mutualizas los riesgos en un bono común europeo, el eurobono de toda la vida, que ahora lo hemos rebautizado como el coronabono.

Con este mecanismo puedes emitir deuda a un tipo de interés muy bajo y no tienes tantos problemas de financiación. El tipo de la deuda italiana se ha ido al 3%, no tiene nada que ver pagar una deuda tan gigante al 3% o al 0,1%. España está ahora en el 1,1%, eso es lo que hay que parar para evitar que la deuda se vuelva insostenible. Eso supondría la ruptura del euro.

La pregunta del millón es por qué Alemania, esta vez, aceptaría esa mutualización de la deuda.

Ese es el reto. Antes criticaba la falta de coordinación en la respuesta a la expansión del Covid-19. Vamos casi en dirección contraria. La Unión Europea (UE) no ha sido capaz ni de dar ayudas sanitarias básicas en los primeros días de emergencia, cuando sólo teníamos unos cientos de casos. Pues imaginemos qué puede pasar con la situación que tenga Alemania en tres semanas, con un agujero fiscal equivalente al nuestro, con unas exigencias internas brutales y un nivel de tensión muy difícil de afrontar.

Pero Alemania es muy consciente de los riesgos que tiene esto para el euro, y sabe que la factura que puede pagar si quiere sostener el euro —que es lo que le interesa, porque le ha ido muy bien por cierto con la moneda única— y no hace algo parecido a los eurobonos puede ser mucho más alta. Porque habría rupturas, rescates, etc Alemania se ha beneficiado mucho como digo, tanto del euro como del mercado único, de la integración europea, si deja caer todo ese entramado los costes son peores.

Además, el eurobono, o el coronabono se puede limitar, por ejemplo diciendo que son unos bonos para financiar los costes asociados a esta crisis, en un periodo determinado. No se trata de establecer unas transferencias constantes de norte a sur. Si no se hace ahora no se hará nunca. ¿Cuándo se haría entonces?

Ha tenido mucha repercusión lo que está comentando el ex primer ministro italiano, Matteo Renzi, a la luz de la dramática experiencia en su país, donde se han impuesto restricciones al movimiento de personas que ahora se están aplicando en España. Renzi, con el que ustedes en Ciudadanos llegaron a tener cierto nivel de interlocución, planteaba sentar las bases de la "economía de la próxima década" y hablaba en concreto de un modelo de "flexibilidad", que entiendo está vinculado al teletrabajo que ahora se está aplicando apresuradamente por muchas empresas. También planteaba evitar, como en el pasado, la excesiva dependencia de las importaciones de China.

Me está preguntando, de alguna manera, qué hacemos el día después. Una cosa que es segura, que tiene un coste fiscal muy grande, es el gasto estructural en Sanidad, que va a necesitar más inversión. Eso es un cambio importante. Estamos hablando, ante la pandemia, de aplanar la curva. Renzi fue uno de los primeros que habló en esos crudos términos. Pero más allá de eso, el numero de casos es enorme y eso implica tensiones permanentes en las camas de los hospitales y en la UCI. Es un reto para el Estado, y es lo más prioritario.

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Toni Roldán, durante una entrevista en 2019 con Libertad Digital. | David Alonso.

Por otro lado, son necesarias todas las medidas de liquidez para, como decíamos antes, poder congelar la economía y mantener a los trabajadores. Evidentemente, va a haber sectores muy afectados. Puede haber bancarrotas muy grandes, por ejemplo en las aerolíneas, dado que su actividad va a caer casi totalmente.

En cuanto a las relaciones laborales, qué duda cabe que estamos ante un experimento extraordinario. Hay una serie de profesiones en las que ya, como usted decía, se está trabajando a distancia, y eso puede ser muy positivo, que se introduzca una mayor flexibilidad que permita conciliar mejor, algunos llevamos tiempo hablando de eso. El presencialismo es un problema grave en España.

Luego esta la flexiseguridad, otro tema del que también hemos hablado mucho, y que ahora se evidencia, la importancia de que ante situaciones de crisis se pueda tener un apoyo del Estado parcial, modificando las condiciones de los trabajadores, para que las empresas no cierren. Aquí lo que se hacía era, directamente, despedir a los temporales y cuando esa vía se agotaba se cerraba la empresa porque no se podía despedir a los indefinidos. Esto los países nórdicos llevan tiempo aplicándolo y sabemos que funciona mejor.

En cuanto al tema de China, es obvio que esta crisis pone de relieve la ultradependencia del gigante asiático en todas las cadenas intermedias de producción. En tiempos se decía que si EEUU estornudaba nos resfriábamos todos, pues ahora China, teniendo un régimen semiautoritario, se ha vuelto imprescindible casi para producir cualquier cosa. Eso es un problema grave. Tenemos que diversificar más claramente nuestra dependencia. Pero digamos también que China se ha comportado muy bien en la crisis del coronavirus, con medidas y gestos solidarios y positivos.

En definitiva, creo que es el momento de recuperar el multilateralismo, aunque para eso es muy mala noticia que gobierne Donald Trump en EEUU. El grado de interconexión nos obliga a entendernos, nos guste o no.

Pero al mismo tiempo, cuando ya hasta se cierran fronteras, podría volver a emerger con fuerza el Estado nación.

No hay que confundir la emoción del patriotismo positivo de luchar juntos para salir unidos de esta tragedia, que estamos viendo estos días, con la regresión al nacionalismo y el cierre de fronteras. Las dos cosas son incompatibles. Los estados deben reaccionar, por supuesto, pero aquí formamos parte de una familia mucho más grande, tenemos todos el mismo problema, ya que el virus no distingue entre razas o países.

Sin embargo, la rápida expansión del virus responde a un mundo cada vez mas interconectado. ¿Eso puede ser una baza para quienes desde hace tiempo piden un repliegue en las soberanías nacionales?

No lo tengo claro. Creo que por otra parte esos actores políticos tienen un problema por el desprecio que han hecho de los datos científicos. Trump las va a pasar canutas después de la vergonzosa actuación que tuvo al principio de todo esto. Creo que Boris Johnson también, por su estrategia absolutamente frívola. Trump hablaba de protegerse del virus chino, pero creo que ese tipo de discursos no tienen recorrido.

Pero ojo, en Italia por ejemplo, sí lo tendrán, y con esto volvemos al inicio de la conversación, si la UE no presta una ayuda eficaz. Ahí sí que podría haber un repunte de populismo nacionalista, seguramente justificado en ese caso.

Volviendo a la flexibilidad laboral, y a su defensa de las actitudes nórdicas en esta materia. Recientemente ha elogiado la salida danesa a la crisis del coronavirus.

Sí, ellos fueron muy claros. Dinamarca tiene una economía muy coordinada entre agentes sociales y el Gobierno. Rápidamente se reunieron y acordaron compartir los costes. El Estado, obviamente, asume una gran parte, las empresas también y los trabajadores arriman el hombro renunciando a cinco días de sus vacaciones. Creo que vamos a ir a fórmulas parecidas todos.

Esto ha sido muy gracioso porque me han criticado tanto desde el lado de los libertarians [risas] como desde los podemitas. Insisto, estamos ante una situación extraordinaria que requiere medidas extraordinarias. Eso no significa que esas medidas extraordinarias tengan que estar todo el tiempo y que el Estado tenga que asumir el coste todo el tiempo que es lo que les gustaría a algunos [risas] simplemente tiene que ser así porque no hay otra. Ojalá hubiera fórmulas menos intervencionistas que fueran más eficientes, pero no las hay.

¿Por qué cree que Alemania está, aparentemente, controlando mejor los casos?

Puedo ayudar poco en la parte técnica o científica, prefiero ser prudente. Sabremos cosas en el futuro. En Alemania hay actitudes culturales de precauciones y de asunción de riesgos muy importante. Desde el principio los mensajes fueron muy claros y rotundos por parte de Merkel [Angela] cuando dijo que el 70% de la población iba a estar infectada, eso generó una reacción muy importante de la gente.

La canciller acertó, dentro de ese difícil equilibrio entre no alarmar excesivamente pero concienciar del peligro. Parece que Alemania trata de emular los modelos de éxito, entre comillas, de Corea del Sur y Singapur, con test masivos del Covid-19. La cuestión que parece clave es hacerlos pronto, cuando todavía hay pocos casos. Eso te permite aislar a la población contagiada.

Pero el liderazgo de Merkel ha sido clave, y contrasta con Trump. Si el presidente de EEUU hace dos semanas hubiera dicho claramente que estábamos ante el riesgo más grande desde la Segunda Guerra Mundial y hubieran implementado medidas severas de aislamientos, probablemente hubieran controlado el virus. Llevaban mucha ventaja y con unas posibilidades tecnológicas mayores que nadie. Sé que es más fácil hablar después pero creo que en esta cuestión los liderazgos son clave, y Trump va por detrás, ha sido muy irresponsable y creo que tendrá consecuencias negativas.

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