Doctoras, enfermeras y auxiliares embarazadas están indignadas por la exposición que están sufriendo al COVID-19 en sus centros de trabajo. La reasignación de tareas recomendadas en los protocolos sanitarios estatales sobre Riesgo y Prevención en Salud Laboral siguen exponiendo a las gestantes a focos de infección y de máximo peligro de contagio del coronavirus.
La clave radica en que el Ministerio de Sanidad de Salvador Illa se limitó simplemente a publicar unas medidas de seguridad para las sanitarias embarazadas con fecha del 17 de marzo, dejando a la libre decisión de cada Comunidad Autónoma el trabajo de la gestantes sanitarias. Pese a haber asumido las competencias totales en materia sanitaria de España tras decretarse el Estado de Alarma, en estos asuntos, el Gobierno se lavó las manos y prefirió que el lío recayera en otros. Una recomendación y se acabó, que se las apañen.
El desconcierto ha sido mayúsculo y el enfado de las doctoras embarazadas ha provocado que fueran solicitando a las Comunidades Autónomas correspondientes, el trabajo desde casa para salvaguardad la salud y protegerse. María José García, portavoz nacional del Sindicato de enfermería Satse habla claro y contundente: "El COVID-19 está generando una respuesta inmunológica mucho mayor en la mujer embarazada de tal manera que, ante una afección respiratoria, la cosa se complica muchísimo más. Llegamos a tener casos como la enfermera de Málaga que le tuvieron que hacer una cesárea prematura a las 27 semanas, madre e hija fueron ingresadas en la UCI muy graves las dos", explica la profesional sanitaria.
Por fortuna, la enfermera de la que habla García ha sido desentubada recientemente tras haber estado en coma inducido. Ha podido conocer a su bebé por vídeo y está ya despierta, después de haber visto peligrar su vida y la de su niña que nació con un 1.2 kg en el hospital público Materno Infantil. La sanitaria de 33 años trabajaba en un centro de salud cuando comenzó a sentirse mal y tuvo que ser ingresada de urgencia por una neumonía a causa del coronavirus.
María José García tiene claro que la gestión del Gobierno de la situación de las sanitarias embarazadas ha sido nefasta: "El Ministerio de Sanidad ha sacado unas recomendaciones de cómo actuar nada más. Tendrían que dictar una orden que pueda aplicarse en todo el territorio nacional. Lo que ha emitido es como un consejo que no tiene carácter legal. Y claro, nos están llegando muchas quejas de enfermeras embarazadas que continúan en hospitales y Centros de Salud con el elevado riesgo que eso supone".
En el Documento Técnico Manejo de la Mujer y el recién nacido con COVID-19 actualizado el 17 de marzo por el Ministerio de Sanidad se indica los efectos perjudiciales que pueden tener en las gestantes el COVID-19 basados en la experiencia con los virus SARS y el MERS: las mujeres embarazadas "pueden tener un fallo respiratorio severo y en los casos más graves, la ventilación mecánica puede no ser suficiente para conseguir una adecuada oxigenación. En estos casos, y en centros donde se tenga experiencia, se podría plantear la utilización de oxigenación por membrana extracorpórea", reza el documento.
El Gobierno las deja desprotegidas
Aun reconociendo en dicho documento público la peligrosidad para la madre con la correspondiente peligrosidad para el futuro bebé, el Gobierno PSOE-Podemos no ha emitido ninguna ley que proteja a las embarazadas sanitarias en mitad de la crisis del coronavirus y con el añadido desbordamiento que están sufriendo doctoras, enfermeras y auxiliares.
Situación por CCAA
Por Comunidades, y en base a la información actualizada que ha hecho llegar a Libertad Digital el Sindicato de enfermería, el mapa quedaría de la siguiente manera para las enfermeras embarazadas.
En Madrid, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura y Navarra ya han permitido que las enfermeras y auxiliares gestantes se queden en casa.
Sin embargo, en las comunidades de Castilla-La Mancha, País Vasco, Murcia, Navarra y La Rioja han dejado que estén en "retaguardia", es decir, no en contacto directo con personas afectadas. En el caso de Cantabria siguen en sus puestos, y en Galicia se están dando ambas situaciones, algunas teletrabajan y otras siguen en el puesto de trabajo físico.
Con respecto a Andalucía, se ha dejado a los Servicios de Prevención Laboral de cada centro sanitario dicha responsabilidad de decisión sobre la trabajadora.
La retaguardia
Pero ¿qué significa quedarse en la retaguardia? García argumenta que es un arma de doble filo porque envían a las profesionales embarazadas a centros de salud "a coger el teléfono en consultas sin contacto con pacientes pero comparten las estancias con posibles pacientes COVID-19, lo que supone una gran exposición igualmente".
Igualmente, la doctora y presidenta del sector de Atención Primaria del Sindicato profesional de Médicos y Titulados superiores de Madrid (Amyts), Alicia Martín, ha transmitido a Libertad Digital que las sanitarias embarazadas fueron apartadas de los hospitales en Madrid, pero que no está ocurriendo lo mismo con las gestantes que trabajan en centros de salud.
"Les dijeron que le asignaban tareas telefónicas sin ver a pacientes, en eso estaríamos de acuerdo pero están en centros de salud; hay deficiencia de limpieza, comparten entrada y salida con los enfermos, pasan por las mismas salas de espera, los baños son iguales para ellas que para los pacientes, están en consultas donde han estado enfermos antes. Además, tocan teléfonos de otros compañeros que están en asistencial. En los centros de salud no se puede garantizar la seguridad de las sanitarias embarazadas, están expuestas y asumiendo esos riesgos. Lo que pedimos es que las dejen teletrabajar y, si no es posible, que puedan solicitar una baja por riesgo laboral.
Una pediatra embarazada que sigue trabajando en un centro de salud en Madrid nos relata su miedo en estos momentos: "Hablé con el servicio de Salud Laboral, me comentaron que intentara no ver niños con patologías respiratorias y que hiciera consultas telefónicas. Vale, pero aquí hay gente que viene enferma, me contaron que por ese motivo no me podían dar de baja laboral porque no hay riesgos según los últimos estudios. Pero el virus es nuevo, no se sabe los efectos en el primer trimestre de embarazo como es mi caso. El sistema inmunológico baja y puede afectarme. Sigo viendo a niños que no tienen afecciones respiratorias, pero no se sabe si el padre tiene COVID-19 porque esto es asintomático. Voy a tener mi primer hijo y estoy muy asustada", lamenta la doctora que prefiere guardar el anonimato.
Otra enfermera consultada por este diario afirma que las sanitarias gestantes están "muy cabreadas". Trabaja en el País Vasco y dicen que son carne de cañón: "Tenemos miedo por nuestros bebés", se queja.
Fuentes de la Consejería de Sanidad de Madrid han contestado con respecto a los casos que denuncian desde Amyts: "Desconocemos las circunstancias de estas profesionales, y por lo tanto no podemos informar sobre las actuaciones realizadas. Con carácter general, y dirigido por los profesionales de Atención Primaria, el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales es quien valora individualmente y en función del riesgo del profesional, el procedimiento que se llevará a cabo y si es criterio de baja, se procede", han comunicado a este medio.
Desde febrero con el COVID-19
Lo peor es que el problema viene de lejos. María José García revela que las enfermeras embarazadas han estado expuestas en máximo riesgo hasta hace bien poco. "Nosotras llevamos desde finales de febrero lidiando con la crisis del coronavirus. El 2 de marzo, 202 pacientes habían dado ya positivo en el test. Hasta que se han llegado a dictar las instrucciones desde el Gobierno ha pasado mucho tiempo. Las enfermeras embarazadas no se han ido a casa hasta el 17 de marzo. Nos encontramos con que hemos estado lidiando como enfermeras con pacientes COVID-19 hasta hace unos días. Las enfermeras embarazadas han estado asumiendo el contagio todo este tiempo. Ahora, hay muchas sanitarias gestantes contagiadas porque encima han trabajado y siguen trabajando sin equipo, sin EPI ni mascarillas. Es un desastre".
No en vano la portavoz del Sindicato de Enfermería añade que "España es el país que más sanitarios tiene contagiados, como sigamos así no va a haber nadie que cuide a los enfermos y va a ser por una falta de protección de los profesionales, por una pésima gestión del Gobierno. Esto no debería haber ocurrido y muy mal vamos. Esto va para largo", finaliza María José García.