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EDITORIAL

Sánchez y la 'triunfal' demolición de la UE de su programa de gobierno

Las tragaderas de la UE no son como para financiar total e indefinidamente la ruinosa política social-comunista.

Una cosa es que el acuerdo alcanzado este martes por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en torno al llamado 'fondo de reconstrucción' por la crisis del coronavirus no constituya una especie de jaque mate o inminente y drástico ultimátum a la nefasta política económica del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y otra cosa muy distinta que suponga un aval o respaldo a la misma. Así lo daría entender un pletórico Sánchez que ha presentado el "histórico acuerdo" como "la muerte de la austeridad" y de la necesidad de aplicar recortes en el gasto público y de llevar a cabo reformas liberalizadoras.

Lo cierto es que el acuerdo alcanzado, aun cuando se mantenga en los 750.000 millones de euros inicialmente planteados, reduce las ayudas directas y a fondo perdido de los 500.000 millones a los que aspiraban Sánchez y otros gobernantes manirrotos a los 390.000, mientras que los 250.000 millones en créditos se elevan hasta los 360.000. Además, los llamados 'países frugales', como Suecia, Holanda o Austria, han logrado imponer que esas ayudas directas se concedan gradualmente y condicionadas a reformas estructurales en ámbitos como el del mercado laboral, el de los ajustes presupuestarios y el de las pensiones; reformas antagónicas con las promovidas por el Gobierno social-comunista de Sánchez e Iglesias.

Así, cada perceptor tendrá que presentar planes serios de reformas a la Comisión Europea, que determinará si cumplen sus recomendaciones en las áreas arribas referidas. Además, la Comisión pedirá opinión y voto a los Estados miembros, que podrán tirar del freno de emergencia –reuniendo una mayoría cualificada– si no cuadran los números.

Ya podrán Sánchez e Iglesias presentar el acuerdo como un triunfo, pero lo cierto es que el Ejecutivo social-comunista puede ir olvidándose de derogar la tímida pero acertada reforma laboral del Gobierno de Rajoy, de equilibrar las cuentas públicas por la exclusiva vía de subir los impuestos o de mantener el poder adquisitivo de un sistema de pensiones que estructuralmente constituye una estafa piramidal y que ya resultaba insostenible antes de la irrupción del coronavirus.

Aun así, es cierto que la UE da cierto margen para el mantenimiento de la alianza entre socialistas y comunistas, pero sólo si cumplen con lo que se han comprometido –preparando para ello a la opinión pública–; de lo contrario, las tensiones en el Gobierno serán tremendas.

En cualquier caso, parece que las tragaderas de la UE con el dinero del contribuyente no son tan descomunales como para financiar total e indefinidamente la ruinosa política de Sánchez e Iglesias.

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