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Cuando el delincuente denuncia al propietario: la odisea de recuperar un piso okupado desde 2017

En pleno proceso de visitas de los potenciales compradores, su vivienda quedó okupada por una mujer y su hijo menor de edad.

En pleno proceso de visitas de los potenciales compradores, su vivienda quedó okupada por una mujer y su hijo menor de edad.
Piso okupa en Barcelona | Alamy

El problema de la okupación no solo ha aumentado en los últimos años, tal y como se puede comprobar en los registros de denuncias del INE, sino que se demuestra nuevamente el largo y costoso proceso que supone para el propietario recuperar su piso. El mejor ejemplo de esto lo representa Lourdes Veiga, quien, a través de las redes sociales, ha ido narrando el largo proceso contra la okupa de su piso, que se remonta a 2017.

Hace tres años, esta vecina de Badalona comenzó los trámites para poder vender su vivienda. En pleno proceso de visitas de los potenciales compradores, su vivienda quedó okupada por una mujer y su hijo menor de edad. Según cuenta a Crónica Global, la okupa ya había okupado previamente ocho pisos, de los que se marchaba antes de comenzar el juicio y evitar así la condena.

Tras lo acaecido, Lourdes inició un proceso judicial para poder recuperar su vivienda, pero los gastos del piso okupado los sigue abonando la verdadera propietaria. Por si fuera poco, la afectada comenta que las empresas de suministros les han permitido darse de alta e incluso se han podido empadronar en el domicilio y solicitar ayudas sociales al Ayuntamiento de Badalona.

Tras el proceso iniciado en 2017, Lourdes llegó a un acuerdo extrajudicial con la okupa para que esta abandonara su casa, pero lo incumplió y en 2018 tuvo que volver a iniciar los trámites legales. Por si esto fuera poco, en 2019, la okupa presentó un contrato de alquiler falso que ha ralentizado todavía más el proceso de desalojo por la vía legal.

Denunciada por su okupa

Debido a esta extrema situación, Lourdes se movilizó en redes sociales y pidió ayuda para montar una pequeña concentración frente a su piso y contra la okupa. Allí acudieron unas 15 personas y la delincuente decidió denunciar a la propietaria por intimidación. Pero esta no es solo la única denuncia sobre la afectada, también se la acusa de "dañar su imagen".

"Expliqué en Facebook que celebraban cumpleaños y fiestas multitudinarias en mi piso. Pues bien, también dieron con ello y la allanadora me ha denunciado, también, por daño a su imagen", cuenta. Además, también está denunciada por haber agredido al hijo menor de la okupa. "Ni siquiera lo conozco. Jamás lo he visto", se defiende. Todo ello son simples estrategias para alargar el proceso judicial y retrasar lo máximo posible el desalojo, asegura la propietaria. Desgraciadamente, no es el único piso okupado en ese bloque, ya que hay otros propietarios afectados por este mismo delito.

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