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El veraneo español salva por los pelos a bares y restaurantes: "Faltan los 'guiris'. Está siendo muy duro"

Los hosteleros critican la gestión del Gobierno en plena oleada de rebrotes y señalan el descomunal esfuerzo por salir adelante.

Los hosteleros critican la gestión del Gobierno en plena oleada de rebrotes y señalan el descomunal esfuerzo por salir adelante.
Juan Luis Mateo, encargado del aclamado restaurante "El Pescador". Estepona (Málaga) | LD

"¡Otro espeto!", se escucha gritar a un camarero del restaurante Central Beach en Estepona (Málaga). La barca está encendida, pero ni con la mitad del pescado que en el verano de 2019. Juan Carlos Cerván, propietario del establecimiento, mira hacia un lado y a otro no sin cierta preocupación. "A la hora que es (mediodía), esto debería estar a reventar y mira como está... apenas hay gente", nos transmite con pesar.

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Juan Carlos Cerván, hostelero, Estepona (Málaga)

Hamacas, mesas y sillas vacías se atisban en el horizonte playero, las vacaciones bajo amenaza de rebrotes y contagios se hacen notar en el paisaje. El restaurador abrió recuperando la plantilla al completo el 30 de mayo y, pese al esfuerzo por mantener a sus trabajadores, "tuvo que enviar a cuatro de ellos al ERTE, otra vez". Aun así está intentando rescatarlos: "El pico de turistas debería ser ahora. Este año es una incógnita todo, quizás, agosto nos salve y pueda volver a llamarlos, aunque no lo creo. Faltan los ingleses, alemanes, británicos y franceses. Este turismo internacional es esencial para la supervivencia, con los españoles estamos manteniéndonos, pero a la larga no podríamos sostenernos. Está siendo muy difícil para todos los que nos dedicamos a esto", indica acalorado tras su mascarilla el restaurador.

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Chiringuito en la Costa del Sol con la terraza vacía

"La gestión del Gobierno para mí tiene de nota un cero. Nos ha tocado el peor Gobierno en el peor momento. ¿Ves la ola que hay en el mar? Cuando la miras ves que en el agua hay indicios evidentes de que te va a pillar, entonces te aseguras de que no te coja y te ahogues, pero ves a la ola venir. Italia avisó, esto se podía haber contenido. Han mentido muchísimo, no paran de contar falsedades y en la mayoría de medios de comunicación están ocultándolo todo. Ya ni pongo la tele. Después, en septiembre, vendrá lo peor, pero ahora no les interesa contar nada", critica Cerván.

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El espetero de Central Beach ensarta menos sardinas este verano. Estepona (Málaga)

Una chica se acerca, "¿buscan camarera?", le pregunta la joven en bicicleta. "No, lo siento", le responde el empresario entrevistado. Rescatar a los empleados en ERTE es el objetivo principal ahora del sector turístico.

Paqui Herrera, propietaria del Chirinquito Paco, ha conseguido mantener a toda la plantilla. No ha sido fácil. Reconoce que, en julio del verano anterior, "ya había hecho incluso contrataciones nuevas". Aun así no se queja. El veraneo español está salvando los ingresos en su chiringuito: "Estoy con los mismos 20 trabajadores que tenía en marzo cuando cerré por el estado de alarma. Ha habido pérdidas económicas, evidentemente esto no es un verano normal como años atrás. No hay extranjeros en las mesas, muy pocos, y ese porcentaje que falta se siente en la caja. Lo que agradecemos es que hayan venido madrileños, vascos y andaluces, que se están moviendo de una provincia a otra. Los españoles se están yendo de vacaciones y siguen consumiendo como en años anteriores. Menos mal", señala la empresaria del emblemático chiringuito esteponero.

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Paqui Herrera, propietaria del Chiringuito Paco. Estepona (Málaga)

Ciertamente, tal y como transmiten los empresarios, en el caso de Andalucía, exceptuando la Costa del Sol, muy dependiente del turismo británico, el impacto es algo menor, porque el 55% de la demanda en esta comunidad procede de los propios andaluces y están teniendo ocupaciones "razonables" (entre el 50 y el 60%), en las costas de Cádiz y Huelva aunque "con descuentos muy considerables", según Exceltur, asociación de Alianza para la Excelencia Turística.

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Terraza del restaurante "El Pescador", Estepona (Málaga)

Una realidad que se percibe al escuchar el acento local de los clientes que esperan una mesa en El Madero. No se agolpan, no está permitido. Los negocios costasoleños son estrictos: distancia de seguridad, gel y camiseta puesta cuando se va a comer. Para ir al baño, las instrucciones son claras y hay que llevar mascarilla. Bajo un sol de justicia, las bandejas con abadejo, chipirones y pulpo no dejan de desfilar. El mar está como un plato y las playas se van llenando. Nadie para y Paqui casi ni tiene tiempo de seguir hablando. Hay mucho ajetreo, es hora punta y están a 38 grados.

Un británico mira la carta, es un habitual de la playa malagueña, "calamares, por favor, y una servesa", solicita a una de las camareras en un intento de hablar español. "El coronavirus no me da miedo. ¡Más miedo me daba no tener vacaciones en esta tierra presiosa!", nos dice con alegría. ¿Sabe que su gobierno ha indicado que en su regreso deberá estar en cuarentena?, preguntamos. ¿Sí?, ¡ni me he enterado!, bueno, ya que estoy aquí me da igual", indica en inglés y se lleva, con una gran sonrisa, una jarra de cerveza helada a los labios, mostrándose despreocupado con el asunto. No es para menos, el ambiente es paradisíaco.

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Maestro espetero. Estepona (Málaga)

Una familia de turistas extranjeros se asoma a la carta del histórico restaurante El Pescador. "Pónganse la camiseta, por favor", exhorta el encargado. Los protocolos sanitarios se llevan a rajatabla y aunque la mascarilla asfixia y sudan la gota gorda, muchos trabajadores ya han encontrado el secreto: pantallas de plástico y viseras protectoras para sobrellevar las jornadas extenuantes sin temor al coronavirus.

"Se nota mucho la crisis del coronavirus, más que nada por la falta de turismo extranjero. Las pérdidas han sido dramáticas. Tenemos clientes de familias y parejas británicas y alemanas, pero son muy pocos los que se han atrevido a venir. Por lo general, de lunes a viernes, la cosa se mantiene y los fines de semana, la verdad, no paramos en absoluto. Sábados y domingos estamos a pleno rendimiento. Ha sido por los españoles, gracias a Dios. La mayoría de ellos son andaluces y madrileños que tienen fijada su segunda residencia aquí. Aunque, insisto, faltan los guiris, está siendo muy duro. Faltan los franceses, los alemanes, falta Europa", indica Juan Luis Mateo Díaz, encargado del restaurante, un referente en la Costa del Sol.

Y tampoco El Pescador se ha librado de tener que recortar la plantilla. "Hemos tenido que quitar mesas y dejar a camareros fuera", apunta el responsable de la marisquería. Muy cerca del restaurante, otra barca enciende el fuego. El pescado se huele. El maestro espetero del chiringuito El Madero empieza a ensartar sardinas en largas cañas. La tradición malagueña manda y la leña está preparada junto a la arena de la playa. El pulpo y los espetos aguardan, y las hamacas empiezan a vaciarse de turistas ansiosos por coger una mesa y devorar el pescaíto. En una de las paredes se aprecia un cartel que anuncia una actuación de un cantante en directo para la noche. En el ambiente, las mascarillas otorgan al panorama un toque de extrañeza distópica.

Oscar Ruli, propietario del local, vigila que todo esté en orden. Sale de entre las palmeras para atendernos. Está trabajando codo con codo con más de una decena de camareros. El hostelero lamenta profundamente la gestión del coronavirus que ha hecho el Gobierno, siente el abandono de las autoridades.

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Óscar Ruli, propietario del chiringuito El Madero. Estepona (Málaga)

"Esto lo estamos salvando nosotros, los empresarios y trabajadores, y menos mal que ha venido el turismo local. El mapa de rebrotes este verano es preocupante. No se hacen test, los políticos responsables no están haciendo nada. Por fortuna, en Andalucía, y en concreto Málaga, estamos mejor y aquí no se nota la pandemia como en Cataluña o Aragón. Pero lo del Gobierno central ha sido una catástrofe. Esto podría haberse evitado como en otros países. Ahora tenemos que padecer pérdidas económicas y que no vengan los turistas extranjeros, por ser España uno de los peores países que ha gestionado la crisis del coronavirus. No puede ser", protesta Ruli.

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Alejandro Gónzalez, empresario dueño del restaurante Oliva Iberoteca. Estepona (Málaga)

Ya en el casco histórico de la localidad turística, plagado de bares y restaurantes, el ambiente parece desolador, pero es solo en apariencia. Alejandro González, propietario del restaurante de Oliva Iberoteca, nos informa de lo contrario. "Los fines de semana con el turismo nacional está siendo una locura. No sé si en mayor medida que en años anteriores, pero sí que es verdad que la cantidad de turistas vascos, madrileños y andaluces es la misma que otros veranos. He sacado a todo el mundo del ERTE y estamos apañándonos. El nivel de extranjeros se ha reducido drásticamente y eso se resiente, pero estamos sobreviviendo. En Andalucía, por suerte, no tenemos tantos casos de covid y salimos con mucho esfuerzo adelante", concluye el joven empresario.

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