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El estado de alarma no frenó la covid-19 en Madrid: la curva bajó 20 días antes

El gráfico que desmonta las últimas declaraciones de Salvador Illa.

El gráfico que desmonta las últimas declaraciones de Salvador Illa.
Un joven con su maleta pasa ante el Palacio Real de Madrid | EFE

"Las estrictas medidas en Madrid han bajado la incidencia acumulada. No vamos a pedir la prórroga del estado de alarma". Son declaraciones de Salvador Illa, ministro de Sanidad, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado martes 20 de septiembre. Con estas palabras, difundidas en Twitter por el PSOE, el político catalán abrió la veda de un nuevo relato propagandístico del gobierno de España, que pretende asociar la caída de los contagios en Madrid al "cerrojazo" de la región decretado desde Moncloa el pasado 9 de octubre.

No obstante, basta con repasar la evolución del número de positivos durante toda la segunda ola para comprobar que, en realidad, el descenso en la propagación del covid-19 empezó mucho antes, en torno al 18 de septiembre, y se ha mantenido en pie desde entonces, confirmando que ha sido la estrategia de adaptación de la Comunidad de Madrid y no la imposición del estado de alarma lo que puso en marcha la inversión a la baja de la "curva" de infectados.

Si trazamos una media móvil a siete días, para anular el ruido de los positivos diarios y apreciar claramente cuál es la tendencia, podemos ver que la segunda ola empieza a ser una realidad a finales de julio. En torno al 20 de agosto, la Comunidad de Madrid mueve ficha y opta por anunciar un primer paquete de medidas restrictivas orientado a suavizar la propagación del covid-19, centrado en limitar la actividad del ocio nocturno.

Si seguimos la evolución de la positividad, encontramos que el "pico" de contagios diagnosticados se produjo en torno al 18 de septiembre. Teniendo en cuenta el periodo de incubación del virus y observando los diagnósticos diarios, esto significa que el "pico" de propagación del patógeno tuvo que darse unos diez días antes, en torno al 8 de septiembre.

Esto significa que fue al final de la primera semana del mes cuando se dio el punto máximo de difusión del covid-19 en esta segunda ola. Huelga decir que el calendario nos recuerda que este punto coincidió con las fechas de regreso a la ciudad, reincorporación al trabajo, final de vacaciones y reactivación de numerosas actividades productivas o sociales que estaban cerradas u operando a medio gas. Precisamente en torno a esas fechas (el 7 de septiembre), las autoridades regionales introdujeron un segundo paquete de medidas restrictivas, principalmente centrado en restringir aforos, limitar reuniones, etc.

Como ya hemos señalado dos párrafos atrás, la curva empezó a invertirse el 18 de septiembre. Sin embargo, tres días después se aprobaron medidas de refuerzo, con un tercer paquete de restricciones centrado en limitar la movilidad en áreas básicas de salud más afectadas por el covid-19.

El estado de alarma, pues, no guarda relación con la evolución descendente de los contagios, que arrancó casi un mes antes. No tiene sentido, entonces, que Illa saque pecho afirmando que "las estrictas medidas en Madrid han bajado la incidencia acumulada", cuando esta ya fue la tónica observada desde el 18 de septiembre.

El siguiente gráfico sintetiza los párrafos anteriores, presentando la evolución de los positivos en media móvil a siete días y acompañando esta serie estadística con indicaciones sobre los "picos" de propagación y diagnóstico y la aprobación de medidas restrictivas.

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