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Ni quiere, ni puede

Las bolsas siguen sin tener las cosas claras. O quizá demasiado claras. Es verdad que en julio ha habido una mejoría en la inflación de la eurozona. Básicamente por los precios del petróleo. Esto le ha hecho creer a los inversores que el BCE podría decidir, por fin, una bajada de los tipos de interés. Sin embargo, me cuesta creer que la autoridad monetaria se decida a tomar esa medida por la ligera desaceleración mostrada el mes pasado por los precios. Como se sabe, un mes no hace primavera. Y nadie tiene claro que los precios del petróleo vayan a seguir en esa línea en los próximos meses. Supongo que con la cautela habitual del BCE habrá que esperar para ver el dinero más barato. Y como éste sería el único acicate para que las bolsas suban en este momento, parece que la situación actual podría prolongarse.

Es verdad que las cosas en el terreno de los precios en la eurozona ha mejorado. Pero Estados Unidos no sólo no da síntomas de salir de la atonía, sino más bien al contrario. Es decir, que en cuestión de crecimiento económico todo está igual que hace unos meses: ninguna potencia tira y, por tanto, la situación es preocupante. Esta es la duda principal y no parece que se vaya a despejar en breve.

Es lógico, por tanto, que en estos momentos, los castigadísimos inversores en bolsa se lo piensen más de una vez para volver al mercado. Lo mejor es seguir esperando, acumulando datos y certidumbres para pensar en un cambio. Además, como contaba muy bien hace unos días un analista, ahora con esto de la globalización es más difícil intervenir en los mercados aprovechando una bajada de los volúmenes de contratación como ocurría antes. Así que parece que este agosto no se va a diferenciar mucho de los últimos, y no veremos subidas, ni quizás bajadas espectaculares.

© Carmen Tomás para OTR-Press.

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