Por iniciativa de una respetable asociación de analistas financieros, se ha constituido una agrupación, asociación, federación o lobby de analistas financieros éticos. Lo cual no equivale a decir, automática y excluyentemente, que en adelante tengamos una separación tajante y estricta: de un lado los éticos, de la otra, los inmorales. Pero, en un momento en el que han surgido hasta los fondos de inversiones éticos, parece que se debe dar la bienvenida a quien, desde la condición y oficio de analista, se propone y compromete a actuar con métodos y criterios éticos, por encima del interés específico de una marca o empresa, de la que acaso él mismo forma parte.
Un analista financiero del BSCH o del BBVA, ¿podrá criticar, en razón de su responsabilidad en conciencia, a una empresa integrada por capital de ese mismo megabanco? Pudiera haber desbandadas o deserciones fruto de incompatibilidades manifiestas. Pero el invento está hecho, y se ha trazado la raya en el suelo. En adelante, el periodista que consulte al analista le preguntará, para entrar en materia: ¿Usted es ético, o no lo es?
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