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La planificación fiscal del ahorro es capital: "Las pensiones públicas no van a poder con todo"

Con el impulso de Ibercaja, tres expertos discuten en Libertad Digital sobre la mejor estrategia para garantizar el poder adquisitivo en el futuro.

Con el impulso de Ibercaja, tres expertos discuten en Libertad Digital sobre la mejor estrategia para garantizar el poder adquisitivo en el futuro.

El Gobierno de PSOE y Podemos quiere aprobar unas nuevas cuentas para 2021, que en lo que se refiere al ahorro implica subir los impuestos. Esta subida impositiva se hace por dos vías: una subida de impuestos directa y la eliminación de deducciones fiscales a productos fundamentales, como los propios planes de pensiones.

Esta coyuntura, expresada en la negociación de los PGE para el próximo año, pone de relieve la necesidad, cada vez mayor, de contar con una buena planificación fiscal de cara a poner en marcha un plan de ahorro. Una buena planificación fiscal puede ser determinante para obtener un resultado positivo en nuestra estrategia de inversión incluso con un mismo producto.

El Grupo Libertad Digital, ha recogido el guante que le ha lanzado Ibercaja, y ha puesto en marcha una mesa redonda virtual en la que el responsable de Asesoría de Negocio de Ibercaja, Juan Linares, ha compartido conocimiento y opiniones con dos grandes expertos en este asunto, como los socios de KPMG Juan Manuel Moral y de Ernst & Young Javier Seijo, en un encuentro online en Libertad Digital.

La importancia de esa planificación fiscal es tan capital que un producto de ahorro tan extendido como el plan de pensiones privado puede ser una muy buena idea o un auténtico desastre. Todo depende de cómo se planifiquen fiscalmente las aportaciones que se hagan cada año y el rescate. Un plan de pensiones mal planificado puede obligar al ahorrador a tener que pagar al fisco más de la mitad de lo rescatado.

En cuanto a la planificación del ahorro, Juan Linares, de Ibercaja destacaba que "cuanto antes empecemos, mejor. Y cuanto más diversifiquemos, mejor", porque la situación patrimonial no es la misma con 18 años, que con 40 o con 65. Por eso, hay que tener en cuenta la combinación de estrategias en renta, patrimonio o sucesiones. "Hay que adaptarse a las circunstancias familiares de cada patrimonio".

Son muchos los factores que entran en juego cuando planificamos el ahorro de nuestra jubilación. Los expertos que participaron en esta mesa redonda coincidían en señalar que en España la planificación de ahorro a futuro se concentra fundamentalmente, y en el mejor de los casos, en dos únicos vectores: el de la compra de vivienda como ahorro y en el plan de pensiones. Linares señalaba que, para planificar este ahorro para la jubilación, no podemos fijarnos únicamente en estas dos opciones ni tampoco únicamente en el incentivo fiscal: "Hay que valorar el aspecto jurídico y patrimonial y, por supuesto, el aspecto financiero. No podemos jugarnos todas las opciones a una carta y es necesario tener conocimiento de como planificamos", decía.

Sobre esto el socio de Ernst & Young, Javier Seijo, recordaba que los nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) que se están debatiendo en el Congreso pueden reducir mucho los incentivos fiscales que contemplan los planes de pensiones. "Parece que quieren reducirlos significativamente y sólo con afán recaudatorio", de modo que ataquen directamente a aquellos a quienes realmente les beneficiaba ese tipo de deducciones, que eran las clases medias o medias-altas que podían hacer aportaciones por la máxima.

Recordaba Seijo también que existen otros métodos de capitalizar el ahorro cuando se llega a la edad de jubilación, como es la liquidación de la vivienda habitual "para hacer caja" y que goza de deducción. Otra de las opciones es la hipoteca inversa, que también permite capitalizar la vivienda habitual para obtener liquidez.

"La vida es larga y el sistema público de pensiones no va a poder con todo", decía Seijo, y llamaba la atención sobre la importancia de esa planificación fiscal ya que "la gente ya no se jubila a los 65, la gente no se quiere jubilar" y es necesario planificar dependiendo de la situación de cada uno, ya que no es lo mismo una planificación para un asalariado que para un empresario. Entran en juego figuras como sucesiones, patrimonio o renta y el traspaso de activos difiriendo la tributación.

En este sentido, destacaba la figura de uno de los productos con más éxito en Europa, el Unit Linked, un seguro de vida que "es muy estable desde el punto de vista fiscal. Hasta hoy es un producto que funciona muy bien".

Por su parte, Juan Manuel Moral, socio de KPMG, recordaba que "cumplir 65 años es un hito en materia de fiscalidad, porque las personas de más de 65 años tienen un amplio abanico de cuestiones de naturaleza fiscal, beneficios, que merecen la pena explorar, que quizá no se han puesto de una manera sistemática. Algunos de ellos son interesantes y potentes".

Sobre los planes de pensiones recordaba que "este año es el último en el que la aportación máxima será de 8.000 euros y los ahorradores pueden verlo antes de que termine el año cuando se cierren los PGE". Por otro lado están las deducciones de tributación en la venta de la vivienda habitual para mayores de 65 años.

Planificación óptima por edades

Los tres expertos hicieron un gran esfuerzo para tratar de condensar las principales recomendaciones que debe tener en cuenta cada grupo de edad a la hora de planificar su ahorro a futuro, teniendo en cuenta su objetivo, su capacidad y la fiscalidad de cada producto.

Ahorradores tipo A

Decidimos llamar tipo A a aquellos ahorradores jóvenes que acaban de sumergirse en el mercado laboral y cobran sus primeros sueldos. Juan Linares, de Ibercaja, decía que para estos la planificación es más sencilla, ya que si comienzan desde bien temprano a ahorrar, bien en aportaciones a planes de pensiones o bien a fondos de inversión, pueden beneficiarse de "la magia del interés compuesto" que hace que los ahorros invertidos se multipliquen con el efecto del largo plazo. Así, el principal reto es ser capaces de disciplinarse en dedicar al ahorro y la inversión y una parte de las rentas.

Seijo, de Ernst & Young recomendaba a este tipo de inversores buscar ahorro o previsión "si se puede, desde pequeñitos" porque "si te obligas a aportar una cantidad pequeña no duele. Eso al final va a ser dinero. Va a ser dinero al cabo de 30 o 40 años", destacaba en el mismo sentido que apuntaba Linares.

Por último Juan Manuel Moral, de KPMG destacaba que "las personas jóvenes en España tienen unas rentas muy bajas. Y ciertamente cuando los niveles de renta son tan bajos casi que puedes vivir al margen de las trabas fiscales. Por eso, cualquier capacidad de ahorro se puede instrumentar en cualquier producto financiero. Los planes de pensiones lo son, pero la ventaja puede no ser aconsejable, decía Moral y recomendaba buscar alternativas "en los diferentes productos financieras o los mercados".

Ahorradores tipo B

Llamaremos ahorradores tipo B a aquellos que llegan a su edad madura en términos laborales, cuando se alcanza el momento de mayores rentas de la vida laboral, generalmente entre los 40 y los 45 años. Juan Linares, de Ibercaja recomendaba "diversificar las inversiones" y ahí recordaba que existe "la inversión inmobiliaria para alquiler, los fondos de inversión o los seguros como el United Linked". En cuanto a los fondos de inversión recordaba que "me dan una libertad extraordinaria porque me permiten traspasarlos sin penalización fiscal y son un buen producto en el largo plazo", señalaba.

Por su parte, Javier Seijo, de Ernst & Young advertía de que "en cuanto pudiera metería mercado inmobiliario", es decir, considera que este tipo e inversores es el que puede plantearse la compra de vivienda habitual o la inversión en rentabilidad a través del alquiler, por ejemplo, o la modalidad de inversión inmobiliaria que permiten las socimis. En cuanto a la diversificación, Seijo señalaba que "es fundamental tener algo financiero y ahorro previsión". Para este experto, en este tipo B de ahorradores sería muy positivo construir un mix diversificado que contenga inmuebles, planes de pensiones y productos financieros. "Esto te permitiría afrontar el futuro con cierta tranquilidad".

En este sentido, Seijo lamentaba que ahora "que tenemos más necesidad de que la gente pueda ahorrar le metemos un hachazo pasando de 8.000 euros de aportación máxima a los 2.000 euros" para "promocionar únicamente los planes de pensiones de empresas". Para Seijo, "es confundir churras con merinas y el error es mayúsculo".

Juan Manuel Moral, de KPMG, coincidía con Linares y Seijo, pero añadía la planificación fiscal como una pata fundamental en este periodo, ya que los productos que se elijan para el largo plazo pueden ser determinantes a la hora de pasar por Hacienda y corregir las rentabilidades obtenidas.

Ahorradores Tipo C

Entenderemos como ahorradores tipo C aquellos que alcanzan la edad de jubilación. Juan Linares de Ibercaja pide mucha atención a estas personas porque "no es igual la planificación fiscal de antes de cumplir 65 que una vez cumplidos. No es lo mismo". En cuanto a las alternativas, recuerda que existen alternativas al ciclo financiero y al ciclo inmobiliario, y ahí están "los seguros de renta vitalicia, que son seguros de vida que permiten obtener una rentabilidad, quizá no muy alta pero con buen incentivo fiscal", decía Linares.

Para Javier Seijo aquí es donde entra en juego la diversificación. "Es cuando tenemos que dar el paso porque tus rentas activas desaparecen y tienes que intentar mantenerlas", o bien con hipotecas inversas, o bien con alquileres, etc. "El sistema público de pensiones no te va a mantener la posibilidad de mantener la vida familiar", decía Seijo.

Finalmente, Juan Manuel Moral de KPMG recuerda que "con 65 años todavía somos jóvenes y activos. Mantienen niveles altos de poder adquisitivo porque todavía administran las indemnizaciones obtenidas o porque todavía tienen rentas. Esas personas siguen en su etapa de ahorro y esas personas pueden seguir aportando a sus planes de pensiones". Pero si hay un momento donde la estrategia fiscal es crítica es en este momento, decía Moral, porque es el momento en el que una mala planificación fiscal puede hacernos perder una parte muy importante de un poder adquisitivo en esta etapa de la vida.

El asesoramiento, capital

Los tres expertos recordaron que en España se suele prescindir demasiado del asesoramiento fiscal profesionalizado y eso que no es caro. "El consejo puede ser gratis pero el asesoramiento cuesta dinero", decían estos expertos. Y es que este asesoramiento, por el que hoy se paga muy poco, puede ser determinante para no perder miles de euros en el futuro.

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