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Así repudia la izquierda europea el impuesto de Patrimonio que Sánchez quiere subir y armonizar

Desde los países nórdicos a Portugal, los socios comunitarios del PSOE hacen todo lo contrario y han eliminado este tributo.

Desde los países nórdicos a Portugal, los socios comunitarios del PSOE hacen todo lo contrario y han eliminado este tributo.
Pedro Sánchez, de espaldas a los modelos fiscales que defiende la izquierda europea | EFE

El socialismo europeo rechaza en bloque las propuestas que está barajando el gobierno de Pedro Sánchez en relación con el Impuesto sobre el Patrimonio. Moncloa pretende reimplantar este tributo en Madrid a través de una armonización fiscal de dudosa legalidad y, además, plantea subir dicha tasa en todo el territorio nacional. Lejos de avalar este tipo de medidas recaudatorias, los socios comunitarios del presidente español apuestan por la eliminación completa de este gravamen, generalmente considerado una figura fiscal arcaica e ineficiente.

El mejor ejemplo del rechazo generalizado que provoca este gravamen entre los socialistas del Viejo Continente lo tenemos en los países nórdicos, que tradicionalmente han sido el modelo a seguir por la izquierda europea. Aunque los socialistas siguen dominando la escena política de dichas naciones, su programa económico da la espalda a estos impuestos, que de hecho fueron eliminados hace muchos años.

En Suecia, la decisión de abolir el Impuesto sobre el Patrimonio empezó a cobrar peso en los años 70. Tras la introducción de varias rebajas, deducciones y bonificaciones, en 2007 se produjo la eliminación definitiva del tributo. No hay que olvidar, por otro lado, que Suecia derogó el Impuesto de Sucesiones tres años antes, en 2004.

Más rápido aún fue el proceso de eliminación de dicho tributo en Dinamarca, donde el Impuesto sobre el Patrimonio fue reducido un 50% en 1989 y terminó siendo abolido en 1997. La incidencia de este tributo nunca llegó a ser muy generalizada en Dinamarca, puesto que solo afectaba al 2% de contribuyentes de mayor riqueza, pero las distorsiones ligadas a este gravamen fueron suficientes para provocar el rechazo generalizado a este impuesto.

Otro referente nórdico que también prescindió hace años del Impuesto sobre el Patrimonio es Finlandia, que eliminó por completo este tributo en el año 2006 y no ha vuelto a introducir ningún tipo de tasa sobre los activos de sus ciudadanos. De modo que los tres países de referencia de la izquierda en el Norte de Europa hicieron con Patrimonio todo lo contrario a lo que ahora propone Sánchez.

No es, en cualquier caso, una circunstancia que se limite al norte de Europa. De hecho, España es ya el único país del Viejo Continente en el que se aplica este tipo de imposición. Francia, que compartía ese dudoso honor con nosotros, optó por eliminar el gravamen sobre el patrimonio en 2017, de modo que el gobierno de España está completamente solo en su cruzada.

El espejo portugués en el que no se mira Sánchez

En Portugal nos encontramos con una situación parecida. Su primer ministro António Costa, líder de los socialistas en nuestro país vecino, gobierna con apoyo parlamentario de varias formaciones políticas de extrema izquierda. Sin embargo, el mix fiscal luso no incluye ni el Impuesto sobre el Patrimonio ni el Impuesto de Sucesiones, desmarcándose por completo de las intenciones de Sánchez.

No es este el único ejemplo de política económica en el que los socialistas portugueses muestran un talante muy diferente al de Sánchez. De hecho, como ha explicado este diario, la administración Costa se ha caracterizado por mantener en pie el grueso de las reformas liberales implementadas por el anterior gobierno, que encabezó el líder del centro-derecha luso Pedro Passos Coelho. Así las cosas, lejos de abrazar medidas orientadas a reducir la libertad económica, Portugal hace todo lo contrario y apuesta por el pragmatismo.

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