Brian Chesky es el nombre del cofundador y actual CEO de la plataforma Airbnb, que ha protagonizado una histórica salida a bolsa subiendo un 142% en solo unas horas. A sus 39 años, se convirtió en uno de los directores ejecutivos tecnológicos jóvenes más ricos de los Estados Unidos. De hecho, según Forbes ya en el año 2016 ocupó el cuarto puesto en la lista de los emprendedores menores de 40 años más ricos del país norteamericano. Hasta noviembre, su fortuna equivalía a 11.400 millones de dólares (9.400 millones de euros). Aunque tras la salida a bolsa de la compañía el valor puede haberse disparado ya que posee un buen porcentaje de acciones.
En el año 2007, cuando Chesky tenía 27 años, compartía piso en San Francisco con Joe Gebbia, cofundador de Airbnb. Aquel año, la ciudad iba a acoger una feria del diseño y los hoteles de la zona quedaron colapsados. Para sacar un poco de partido a la situación los dos jóvenes decidieron alquilar su apartamento por unos días a los asistentes. Así se les ocurrió la idea de Airbnb que se fundó solo un año después bajo el nombre de Airbedandbreakfast.com.
El joven, lejos de estudiar algo relacionado con el mundo empresarial, se licenció en diseño industrial al tiempo que competía en certámenes de culturismo. De hecho, varios medios americanos lo definieron de la siguiente manera en 2014: "Exjugador de hockey y culturista con bíceps de 40 cm, el CEO llama la atención. En lugar de girar la cabeza hacia mí, levanta físicamente su silla y la gira directamente para que estemos cara a cara".
Su fortuna, eso sí, se ha disparado en poco tiempo. En el año 2019 se calculaba en unos 4.000 millones de dólares, menos de la mitad de la cifra que estimó Forbes hace solo unas semanas. Por ello, junto con Warren Buffet, Bill y Melinda Gates y otros multimillonarios, Chesky se ha comprometido a donar más de la mitad de su patrimonio en vida como una manera de devolver a la sociedad todo lo que le ha dado.
El pasado mes de abril, el CEO de Airbnb se convirtió en noticia por anunciar entre lágrimas que 1.900 trabajadores de la empresa serían despedidos para poder afrontar la crisis turística y garantizar la viabilidad de la compañía. Precisamente, esta medida fue un detonante para que decidieran acelerar los planes de salida a bolsa y así poder financiarse en el mercado con la intención de recuperar esos puestos de trabajo en el futuro.