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Ola de solidaridad con la sanitaria que sufrió la cruel venganza de unos okupas: "He vuelto a la vida"

Carpinteros, albañiles y fontaneros se unen para reconstruir de forma altruista la casa que destrozaron unos okupas a una propietaria.

Carpinteros, albañiles y fontaneros se unen para reconstruir de forma altruista la casa que destrozaron unos okupas a una propietaria.
Daniel Estévez, empresario de Desokupa y Pilar Damián, víctima de ocupación | LD

Pilar Damián, la sanitaria a la que le okuparon su casa durante el confinamiento en marzo de 2020, ha visto cómo los trágicos acontecimientos que estaba viviendo han dado un giro inesperado. Apenas puede contener su emoción al contar el conmovedor desenlace de su dura historia. Libre Mercado recogía su desgarrador testimonio el pasado 29 de enero. La auxiliar de enfermería contaba a este diario la cruel venganza de unos okupas de origen marroquí sobre su propiedad antes de abandonar el inmueble.

Los okupas le habían destrozado por completo su casa de Vic (Barcelona). Arrancaron los muebles de cuajo, se llevaron hasta los electrodomésticos, no sin antes avisar a Pilar del daño que iban a perpetrar: "La casa no será nuestra, pero tampoco tuya", le dijo el padre de la familia. Y dicho y hecho. Echaron sustancias fertilizantes por las paredes que hicieron que el inmueble de Pilar fuera irrecuperable, inhabitable para nadie. Daniel Estévez, el popular jefe de Desokupa, la empresa que había contratado la propietaria para que desalojaran a los usurpadores, no daba crédito a la que habían hecho. "Me dijo que en 5.000 desocupaciones jamás había visto nada parecido", recuerda Pilar.

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Estado en el que le dejaron los okupas una de las habitaciones de la casa de Pilar

"No te vamos a dejar sola"

Después de ser testigo del estado de podredumbre en el que había quedado la vivienda, Estévez le dijo a la víctima de los okupas: "Pilar, no te vamos a dejar sola con esto". A partir de ahí, el dueño de Desokupa realizó un llamamiento en redes sociales. Solicitó ayuda para Pilar y, rápidamente, numerosas empresas y profesionales se ofrecieron de forma desinteresada a colaborar con la propietaria.

Bastó un mensaje para que gente anónima se volcaran de forma altruista con la víctima de la ocupación. Carpinteros, pintores, fontaneros y albañiles llegados de Barcelona y Hospitalet de Llobregat se plantaron en el domicilio de la sanitaria dispuestos a reconstruir la casa del terror.

"Llegaron allí a las siete y media de la mañana y en diez días lo arreglaron todo. Fue un trabajo muy duro. La suciedad era indescriptible. Rascaron las paredes y echaron unos productos químicos para embellecerlo todo otra vez. Dejaron todo como nuevo. Me siento muy afortunada. No tengo palabras para agradecer tanto apoyo. Padecí esta gran desgracia, pero he vivido esta parte solidaria, entrañable de los ciudadanos, cuando el Estado y la política te fallan, hay un pueblo que está ahí. Me he encontrado con la peor y la mejor cara de la humanidad", confiesa muy emocionada Pilar a Libre Mercado.

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Trabajador en casa de Pilar

La sanitaria asegura que la ayuda de todos estos hombres, estos trabajadores y empresas anónimas, que acudieron sin pensárselo dos veces al llamamiento de Daniel Estévez, le "ha devuelto la vida". Sumida en un profundo estado de depresión, Pilar no se veía capaz de volver a sonreír, tras la pesadilla que le habían hecho sufrir sus okupas durante más de un año. "Yo solo pensaba en tapiar con ladrillos la casa y dejarla morir, abandonarla", comenta la sanitaria.

"Ni los políticos, ni la policía, ni el ayuntamiento de Vic… Ninguno de ellos me ha ayudado, ni me han dicho lo siento. Ha sido la ciudadanía la que me ha estado ahí. Una reacción que me ha hecho ver que hay gente muy buena. Además quiero resaltar que Daniel Estévez es una gran persona, sin él no hubiera sido posible nada de esto tampoco".

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Dos de los trabajadores que se ofrecieron a ayudar a Pilar

Pilar quedó fascinada con el resultado de la gran reforma. La buena voluntad obró el milagro. Su casa había sido recuperada al completo. Sin embargo, y con todo el dolor del mundo, la propietaria la puso en venta. Muy a su pesar, no quería volver a pasar por la horrible experiencia de otra ocupación. Ya no se fía.

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Pilar Damián en su salón reformado

"En España la ley no protege al propietario. Por suerte, en mi caso creía que lo había perdido todo y no ha sido así. Gracias a toda esta gente he podido recuperar parte del patrimonio, aunque he vendido la casa muy por debajo de su precio. Lo he hecho así porque no quiero volver a saber nada más de todo esto. De pensar que, después de todo el trabajo, podían volver otros okupas a quitármela… No quería ni que se me pasase por la cabeza. No me vi capaz de volver a perderlo todo. En dos días la tuve vendida. Al menos, estos grandes profesionales y buenas personas me han permitido salvar parte de mi economía", transmite la catalana.

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Daniel Estévez con varios de los albañiles que se ofrecieron

Pero la batalla de Pilar continúa. Este final feliz le ha dado aún más fuerza para seguir luchando en las plataformas antiokupas, por una legislación que proteja a los propietarios de los usurpadores. "Mi okupa, por lo menos, ya está en busca y captura. Voy a ir hasta el final. Si no lo pillan es porque no les da la gana en Vic, porque allí estos delincuentes son atendidos por los servicios sociales. El daño que me ha hecho es inmenso. Voy a ir hasta el final".

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