La presidenta de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, Cani Fernández, es actualidad esta semana por señalar en una entrevista en Expansión que "es hora de que las empresas zombi desaparezcan". Su argumento pasa por evitar que los fondos públicos contribuyan a mantener en estado de coma a esas compañías que el coronavirus han dejado fuera de juego, por el cambio de hábitos, o cuyo desgaste ha sido tan fuerte que ni siquiera las ayudas públicas podrían mantenerlas en pie.
Cani Fernández, aborda en esta entrevista otros asuntos de actualidad como la OPA de IFM sobre Naturgy, que todavía espera la luz verde del Ejecutivo, y señala que no será hasta entonces cuando decida analizar la operación, en caso de que el Gobierno la autorice.
Sobre su papel en la CNMC, dice, "es convencer al mercado de que la recuperacíon será mejor con más competencia", señala.
El nombramiento de Cani Fernández en la CNMV no estuvo exento de polémica, por su papel como asesora de Iván Redondo, haber sido abogada de Mediaset y por estar casada con Jorge Padilla, director gerente senior de Compass Lexecon y jefe de la división europea de la compañía. Se trata de una consultora económica en la que Padilla lleva los asuntos de Competencia. Padilla ha ofrecido asesoramiento en competencia ante los tribunales de la UE, Comisión Europea, Tribunal General Europeo, Tribunal de Apelación y Competencia del Reino Unido y otros en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, India, Israel, Jamaica Singapur, Sudáfrica, turquía y Estados Unidos.
Eso sí. Tras ser nombrada su mujer presidenta de la CNMC, el perfil de Padilla en Compass Lexecon reza que "no representará clientes ante la autoridad reguladora de competencia, Comisión Nacional de los mercados y la Competencia, durante el tiempo en que su esposa, La señora Cani Fernández, sea presidenta de la CNMC".
Lo que no dice la nota es qué sucede cuando Compass Lexecon tenga intereses representados en España por problemas de competencia y si será o no Jorge Padilla quien represente al cliente concreto.
Más conflicto de intereses en competencia
Pero los problemas de decoro en el nombramiento de la CNMC no terminan con la presidenta, su pasado en Moncloa y su marido, sino que alcanzan al mismo gabinete de Sánchez. Su vicepresidenta y miniestra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, tiene una relación muy íntima con la Comisión Nacional de Mercados y Competencia. No por su presidenta Cani, sino por su consejero Mariano Bacigalupo, su marido.
Además, el propio Bacigalupo consiguió colocar como directora general de Energía a su protegida, María Jesús Martín Martínez. Cuando salió a la luz esta intención, se dijo que la presidenta Cani Fernández no iba a dejar que le impusieran un candidato y que esa plaza se cubriría mediante concurso público. Pero no hubo sorpresas. El cargo fue para María Jesús Martín Martínez.
María Jesús Martín Martínez ya contó con el favor del matrimonio Bacigalupo-Ribera como directora general de política energética y minas en el Ministerio de Transición Ecológica de Ribera.
Estas dos situaciones convierten a la Comisión Nacional de Mercados y Competencia en un organismo de control con un déficit de credibilidad e imparcialidad. ¿Qué pasará con los asuntos que tenga que analizar el organismo regulador y que vengan del Ministerio de Transición Ecológica? ¿Qué pensará una compañía que mantiene un conflicto de competencia con otra que esté asesorada por la consultora a la que pertenece el marido de la presidenta? Parece que el principal conflicto de competencia se encuentra en el seno de la propia CNMC.