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Los chips cortocircuitan los mercados mundiales: ¿cuáles son las causas de la escasez?

La UE y EEUU han anunciado inversiones milmillonarias para potenciar las industrias de chips nacionales y reducir la dependencia de países asiáticos.

La UE y EEUU han anunciado inversiones milmillonarias para potenciar las industrias de chips nacionales y reducir la dependencia de países asiáticos.
El problema puede alargarse hasta 2022. | Alamy

Ordenadores, teléfonos móviles, electrodomésticos, vehículos, equipamientos militares… cada vez una mayor cantidad de las herramientas que utilizamos comparten una característica común: contienen circuitos integrados, más conocidos como chips o microchips.

En los últimos meses, el mercado de los chips está viviendo una situación sin precedentes, a raíz de la forzosa digitalización a la que nos ha abocado la pandemia. El uso de la "nube" se ha disparado, y con ello la necesidad de instalar nuevos servidores que almacenen tanta información, mientras que la demanda de ordenadores y aparatos inteligentes se ha visto potenciada por tendencias como el teletrabajo. Todo ello conforma una de las causas que explica las dificultades que están teniendo los fabricantes para suministrar chips a un ritmo adecuado.

Otras de las razones provienen desde el lado de la oferta. Concretamente, la cadena de suministro del silicio, el principal elemento mineral utilizado para en la fabricación de chips, se ha visto trastocada con motivo de la pandemia, no pudiéndose adaptar con suficiente celeridad ante el fuerte empuje de la demanda. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la alta dependencia de proveedores de semiconductores procedentes de Asia lastra la competitividad del sector.

Las primeras señales de alarma en cuanto a escasez de chips se vienen produciendo desde finales del 2020. En noviembre del pasado año, Apple anunció problemas de producción en su nuevo iPhone 12 ante la dificultad de proveerse de suficientes chips, mientras que fabricantes de automóviles como Seat comenzaron a alertar en diciembre de importantes cuellos de botella en sus plantas, como consecuencia de la escasez de semiconductores.

Sin embargo, estos problemas no eran sino el comienzo de un problema de escasez del que no se espera una pronta solución. En el caso de Apple, la paralización de la producción ya no afecta solo su último iPhone, sino que está retrasando la fabricación de los próximos modelos de tabletas iPad y de los ordenadores portátiles MacBook, según informaron fuentes de la compañía el pasado 9 de abril. Por su parte, los problemas en la cadena de producción se han extendido a casi todas las marcas de automóviles: Stellantis (Citroën, Peugeot, Opel, Fiat), Volkswagen, Ford, Honda y Renault, entre otros, han anunciado planes de restructuración, muchos de ellos con despidos incluidos.

Un problema que va para largo

Y es que la escasez de chips va para largo. En este sentido, el CEO de Qualcomm alertó de una escasez marcada "en todos los ámbitos" que ralentizaría la producción de dispositivos electrónicos en todo el mundo. Por su parte, el mayor fabricante de procesadores del mundo, el taiwanés TSMC, ha avisado de que la escasez de procesadores seguirá afectando a la fabricación de dispositivos electrónicos durante todo el año 2021, y potencialmente podría continuar en 2022. En la misma línea se posicionan otras compañías como Intel, que habla de "algunos años" para recuperar la normalidad, mientras que NVIDIA tiene claro que la situación será difícil al menos durante este 2021.

Sea como fuere, los tiempos de espera que se manejan actualmente entre que se pide un chip y se recibe han escalado por encima de las 16 semanas, como se observa en el siguiente gráfico de Bloomberg.

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Tiempo de espera en los pedidos de chips.

Para tratar de paliar esta situación, los grandes fabricantes han anunciado inversiones milmillonarias para ampliar su capacidad de producción: TSMC se ha comprometido a invertir 100.000 millones en los próximos 3 años, de los cuales 30.000 millones corresponden solo a 2021. Por su parte, Intel invertirá 20.000 millones en dos nuevas fábricas.

Además, los gobiernos de EEUU y Europa quieren recuperar su soberanía tecnológica y depender menos de los fabricantes asiáticos. En el primer caso, se busca que Europa aumente su participación en el mercado mundial de los chips del 10% actual hasta el 20% para 2025, con una inversión de 30.000 millones. Por su lado, la Casa Blanca ha anunciado un plan de inversiones de 50.000 millones para fabricación e investigación de semiconductores, como parte del paquete de inversión en infraestructuras anunciado por Joe Biden, quien se reunió el pasado 12 de abril con los consejeros delegados de Alphabet, AT&T, Dell, HP, Intel, General Motors, Ford y Stellantis, así como con representantes de Samsung y TSMC, entre otras empresas, para abordar la problemática actual.

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