El mercado inmobiliario sigue resintiéndose por la escasez de obra nueva. Según datos de Idealista, solo el 18 por ciento de las viviendas ubicadas en capitales provincia tiene un precio inferior a los 100.000 euros. Antes del estallido de la pandemia, en febrero de 2020, esta rúbrica era prácticamente idéntica, puesto que ascendía al 17,6%.
Una de las claves que explica la rigidez de los precios es la escasez de oferta. En la medida en que no salen nuevos pisos al mercado, el valor de los ofertados tiende a incrementarse, a raíz de la mayor demanda de vivienda en las principales ciudades. Y, puesto que las políticas del gobierno no abordan el problema por el lado de la oferta, la situación solo va a peor con el tiempo.
Si nos fijamos en las transmisiones de vivienda nueva, vemos que en 2007 se realizaban unas 19.700, frente a las 5.600 que se registraron en 2019. La cifra para 2020 fue muy similar (5.700), puesto que la pandemia influyó más en el arranque de nuevas promociones que en el remate de las que ya se habían puesto en marcha años antes y fueron concluidas durante el pasado ejercicio.
Obviamente, las casi 20.000 transmisiones de 2007 pueden representar un volumen demasiado elevado, propio de un contexto de burbuja, pero también es cierto que las menos de 6.000 operaciones que se producen en la actualidad suponen un nivel excesivamente bajo de actividad que certifica el problema de la falta de obra nueva.
El stock de vivienda nueva sin vender es otro indicador relevante para analizar esta cuestión. Entre 2005 y 2009, esta variable crece de 195.184 a 649.780 unidades. Desde entonces, se produce una corrección gradual, hasta caer a 459.003 viviendas en 2018. El dato para 2019 es casi idéntico (457.109), lo que pone de manifiesto que la obra nueva que sigue sin venderse no genera interés. Hablamos, pues, de muchas promociones propias del periodo de la burbuja que no responden a las necesidades actuales del mercado.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que el stock de vivienda nueva sin vender no tiene un peso tan elevado como podría parecer sobre el parque de viviendas, puesto que apenas supone el 1,8% de los domicilios existentes en nuestro país. Por provincias, en Madrid o Málaga este porcentaje es de apenas un 1,4%, mientras que en Barcelona solo llega al 1,6%.