Durante la Segunda Guerra Mundial se construyeron decenas de búnkeres por toda Europa, especialmente en los territorios que más sufrieron el conflicto, como los Países Bajos. Con el paso de los años, aquellos lugares que servían de refugio para ambos bandos fueron abandonados y fueron víctimas del vandalismo. Para evitar esto, la ONG Cocondo ha decidido reutilizar estos espacios dándoles una nueva vida. Por el momento, ya han conseguido rehabilitar y darle un nuevo uso a un búnker situado en las dunas de Hoek van Holland, cercano a Róterdam.
Este búnker nazi es una prueba piloto para después seguir reutilizando los miles de búnkeres que se construyeron en Holanda durante el conflicto armado. En este caso, es un cubículo de tres estancias con salón, dormitorio y baño. Durante la guerra se usó como centro de comunicaciones, pero ahora es un lugar pensado para alojar a turistas y curiosos que quieran disfrutar la experiencia de pasar una noche, o varias, en un lugar tan característico.
"Cocondo da un nuevo propósito a los viejos búnkeres. Hacemos esto para preservar el patrimonio histórico-cultural, para contar la historia y para proteger la naturaleza que rodea el lugar. Transformamos los búnkeres en lugares significativos para hospedarse de manera sostenible y ecológica", explican en la web de la empresa. Además, explican que los ingresos de las pernoctaciones se invierten en la conservación y el desarrollo de la naturaleza y el patrimonio. Para reconstruir los lugares han usado materiales sostenibles. "Con Cocondo queremos enfatizar el significado contemporáneo de los búnkeres. Hacemos esto convirtiendo los búnkeres en un lugar donde ahora podemos celebrar nuestra libertad", explican como filosofía de empresa.
Pero esta ONG holandesa no es la única que ha emprendido iniciativas para conseguir transformar los miles de búnkeres que hay abandonados a lo largo y ancho del Viejo Continente. En el año 2012, profesores de las universidades de Tirana y Mainz lanzaron Bed&Bunker consiguiendo transformar estos lugares en hostels. Aunque muchos de ellos son pequeños y apenas tienen espacio para albergar más de cuatro habitaciones, algunos más grandes han conseguido hasta levantar 20 espacios diferentes dentro del búnker.