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El drama de las miles de familias que siguen sin cobrar el IMV un año después: "Si comes, no cenas"

El Ingreso Mínimo Vital únicamente ha llegado al 30% de los hogares previstos por el Gobierno. Las familias se sienten "engañadas y estafadas".

El Ingreso Mínimo Vital únicamente ha llegado al 30% de los hogares previstos por el Gobierno. Las familias se sienten "engañadas y estafadas".
Padres y bebés hacen cola para recibir una cesta de alimentos | Fundación Madrina

Este martes se cumple un año desde que el Gobierno abrió el plazo para solicitar el Ingreso Mínimo Vital sin que miles de ciudadanos hayan recibido ni un solo euro desde entonces. En plena pandemia, PSOE y Podemos se encargaron de vender la prestación a bombo y platillo, repitiendo por activa y por pasiva que su principal objetivo era "no dejar a nadie atrás" en esta crisis.

12 meses después, la realidad es bien distinta. El mismo día de su aprobación, el Gobierno aseguró que el IMV llegaría a 850.000 hogares. Sin embargo, según las últimas cifras oficiales publicadas por el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, el pasado 17 de mayo apenas se habían aprobado 260.000 solicitudes, es decir, el 30% de lo inicialmente previsto.

"Una broma de mal gusto"

Entre la frialdad de estas cifras se cuelan personas con nombre y apellidos. Historias terribles de hombres y mujeres que se sienten engañados y que día tras día luchan para llevar un plato caliente a su casa. Raquel, separada y con una niña que por aquel entonces apenas tenía 3 años, echó la solicitud el primer día. Había estado cobrando el paro de su último trabajo, pero una vez agotado, encontrar un nuevo empleo que, además, se adaptase a sus circunstancias familiares se antojaba imposible en plena pandemia.

"Yo en mi vida había solicitado ningún tipo de ayuda, pero por la situación que tenía con la niña y con el padre tuve que pedirla", explica emocionada a Libertad Digital. Como tantas otras personas, Raquel confió en la palabra del Gobierno. Sin embargo, pronto empezó a desilusionarse: "Cada poco revisaba la solicitud. Primero me ponía en estudio, después que si pendiente de enviar documentos, luego otra vez en estudio o pendiente de revisar y ahora me han vuelto a pedir documentos. Es alucinante".

Durante todos estos meses, su vida no ha sido nada fácil: "Me han tenido que ayudar los servicios sociales y ha sido una situación muy complicada". Sin embargo, a pesar de la lucha titánica que ha librado en todo este tiempo, ya ha decidido tirar la toalla. No piensa reclamar más. De momento, sobrevive como puede haciendo horas sueltas sin contrato como esteticista. "No es nada fijo e igual a finales de mes ya no tengo nada, pero es que esto es como un chiste o una broma de mal gusto. Es la historia de nunca acabar".

Prestaciones de oficio que nunca llegan

Raquel se siente engañada. Y no es la única. Mari también reclamó el IMV hace un año. Teóricamente, al recibir la prestación por hijo a cargo, se lo tenían que haber aprobado de oficio. Sin embargo, todavía sigue esperando. "Me dicen que no me preocupe, que mi solicitud está en trámite, pero yo ya no puedo más. Estoy separada, tengo tres niñas y comemos gracias a las tarjetas del Mercadona que me dan los servicios sociales".

Como tantas otras mujeres que habían puesto todas sus esperanzas en esta prestación, Mari tampoco recibe ninguna ayuda de su exmarido: "Me han concedido un alquiler social y ni siquiera tengo dinero para pagarlo". Hace todos los cursos del SEPE que le ofrecen, mueve su currículum como puede, pero, de momento, se tiene que conformar con hacer suplencias de limpieza en distintos hospitales de Madrid y rezar para que el Gobierno apruebe de, una vez por todas, un IMV que cada día ve más lejos. "Primero dijeron que eran tres meses, luego otros tres más y ahora ya se cumple un año… ¿Cuánto más van a tardar? Me siento totalmente engañada", lamenta.

"Si comes, no cenas"

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Rocío y su familia, con la solicitud del IMV

"Engañada y estafada", añade Rocío desde Ciudad Real. A ella también deberían haberle aprobado el IMV de oficio. Sin embargo, tras un error en los ingresos percibidos en 2019, todavía sigue esperando. Su marido trabajaba en el campo, pero no le han vuelto a llamar y alimentar a sus tres hijos es cada día más complicado.

"Estamos sin ingresos desde que empezó esto del coronavirus y sobrevivimos gracias a mi madre y al banco de alimentos -nos explica al otro lado del teléfono-. "Si comes, no cenas y si meriendas, no comes… Así estamos. Mi marido ha perdido 10 kilos".

El zarpazo de la pandemia

La situación de Inma es más dramática si cabe. A principios de marzo, su marido dio positivo en coronavirus y permaneció 6 semanas en la UCI a punto de morir. De la baja, pasó a un ERTE y del ERTE, al paro. Todavía hoy sigue sufriendo las secuelas.

"Anda tres pasos y se ahoga. Tiene los pulmones obstruidos y yo sigo curando úlceras. Ya nunca volverá a ser el de antes", lamenta. Aunque quisiera, ya no puede trabajar y ella, que cobra una pensión no contributiva de algo más de 300 euros por una lesión de espalda, tampoco.

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Inma y su marido, tras abandonar el hospital

Viven en un piso de protección oficial con el pequeño de sus hijos y sobreviven gracias a dicha pensión y a los escasos 200 euros que su marido cobra del paro que le quedó tras ser despedido de la quesería en la que trabajaba. Su hijo mayor se ha tenido que ir a vivir con la abuela, porque, desgraciadamente, la pandemia se cebó con su familia en marzo del año pasado.

El padre de Inma falleció por culpa del coronavirus y su madre, que ingresó en el hospital el mismo día que su marido, también arrastra graves secuelas desde entonces. El Gobierno ya no podrá devolverles todo lo que la pandemia les ha arrebatado, pero al menos esta pareja de Manresa seguirá dando la batalla para recibir un Ingreso Mínimo Vital que les permita dormir tranquilos por las noches.

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