A lo largo de la Gran Recesión, España protagonizó lamentables episodios de inestabilidad fiscal que llevaron a nuestro país al borde de la bancarrota, requiriendo incluso la intervención de los socios europeos, que coordinaron una línea de crédito destinada al "rescate" de un sistema financiero repleto de agujeros por la irresponsable gestión asociada a las cajas de ahorros.
La llegada de la crisis del coronavirus ha vuelto a devolvernos a una posición francamente decepcionante en clave presupuestaria. Y es que, tras amasar un déficit superior al 11% del PIB durante el año 2020, nuestro país volverá a situarse en 2021 como el socio de la Eurozona con peor desempeño fiscal.
Lo cierto es que las perspectivas son poco halagüeñas en general, puesto que los incumplimientos van a ser generalizados. Aunque las reglas de la Eurozona plantean como meta un déficit del 3% del PIB, el último informe del Fondo Monetario Internacional anticipa que el descuadre medio será del 6,1% del PIB, más que duplicando el umbral fijado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En cambio, el desempeño que se espera en España será especialmente negativo, puesto que el FMI cree que cerraremos el año 2021 con un déficit equivalente al 9% de nuestro PIB. Solo Grecia e Italia se situarán en niveles similares, con desfases presupuestarios que se colocarán por encima del 8,5% del PIB.
También se espera que el déficit sea relativamente abultado en Bélgica (7,3% del PIB), Francia (7,2% del PIB), Estonia (7,1% del PIB) o Eslovaquia (7,1% del PIB). También se van a situar por encima del promedio otros socios de la Eurozona como Letonia (6,7% del PIB), Austria (6,5% del PIB), Eslovenia (6,2% del PIB) y Lituania (6,2% del PIB).
Los países con un déficit más reducido en 2021 serán Malta (5,7% del PIB), Alemania (5,5% del PIB), Irlanda (5,5% del PIB), Portugal (5,1% del PIB), Holanda (4,3% del PIB), Finlandia (4,3% del PIB), Chipre (3,2% del PIB) y Luxemburgo (1,5% del PIB).
El desempeño de Malta, Portugal o Chipre resulta especialmente relevante en clave española, puesto que se trata de mercados del Sur de Europa cuya economía registra un elevado peso del turismo, pese a lo cual se espera un desempeño fiscal mucho más favorable que el proyectado para España.
En el caso de nuestros vecinos lusos, la comparativa es aún más odiosa, puesto que tanto Pedro Sánchez como António Costa son miembros del Partido Socialdemócrata Europeo, pese a lo cual el dirigente luso lleva años dejando en evidencia a su homólogo español a la hora de cumplir con los objetivos de estabilidad presupuestaria y consolidación fiscal inherentes a la pertenencia a la Eurozona.