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Gasto público y funcionarios: los "récords" de la vergüenza de las cuentas del Gobierno para 2022

El Gobierno da el pistoletazo de salida a los Presupuestos más caros de la historia, con un techo de gasto de 196.142 millones de euros.

El Gobierno da el pistoletazo de salida a los Presupuestos más caros de la historia, con un techo de gasto de 196.142 millones de euros.
Calviño, Rodríguez y Montero, este martes | EFE

El Gobierno da el pistoletazo de salida a los Presupuestos más caros de la historia. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha aprobado este martes en el Consejo de Ministros un nuevo techo de gasto récord a pesar de que los gastos derivados de la pandemia del coronavirus han caído (prestaciones por ERTE, por cese de actividad de los autónomos…).

El techo de gasto es esa barrera máxima —y teórica— del gasto no financiero del Estado. El año pasado, en plena crisis del coronavirus, la limitación alcanzó las friolera de 196.097 millones de euros, lo que supuso un 50% más que la cifra del año anterior y un nivel nunca visto… hasta ahora. Así, en 2022, este indicador alcanzará los 196.142 millones de euros, una cifra ligeramente superior a la de un año antes. Como el Gobierno presume de "recuperación" económica, lo responsable hubiera sido empezar a reducir el gasto del Estado, pero no es la intención del Ejecutivo.

El techo de gasto incluye los fondos europeos, que si no se contaran se situaría en 169.787 millones de euros, un 0,7% más (en 2021, la cantidad de fondos europeos fue mayor). Además, esta cuantía también incorpora las transferencias de los llamados gastos impropios de la Seguridad Social, una triquiñuela contable que finge reducir el déficit del sistema de pensiones, pero que consiste en cambiar unas partidas de una categoría a otra sin realizar ningún ajuste. En este caso, el ingreso de la Seguridad Social a los Presupuestos será de 18.396 millones de euros.

Más empleo público

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha descartado hacer ningún tipo de "ajuste de gasto". Su plan será "llevar" el dinero público de las partidas sanitarias de 2020 a otros destinos sin concretar, pero que nada tienen que ver con la pandemia. Montero ha compartido rueda de prensa con la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, que ha abierto la puerta a subir el SMI antes de que acabe el año. Subir o no el SMI por encima de los 950 euros actuales venía enfrentando a Nadia Calviño y Yolanda Díaz en los últimos meses.

Otra de las partidas de gasto récord es el aumento de empleo público, al que el Gobierno va a sumar 30.455 nuevas plazas. Esta convocatoria, que supone elevar un 8,5% las 28.055 plazas convocadas el año pasado, será especialmente intensiva en áreas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas. Según Montero, se ha hecho un "esfuerzo importantísimo" con las ofertas "históricas" de empleo público desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se puso al frente del Ejecutivo en 2018. Tanto es así, que hay un 73% más de plazas convocadas entre 2018 y 2021 que las que se convocaron entre 2012 y 2017.

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La nueva oferta de empleo público, la subida del sueldo de los funcionarios, la de las pensiones y todo tipo de partidas electoralistas donde va a parar el dinero del contribuyente explican estas cifras nunca vistas hasta ahora.

El Gobierno desborda optimismo

Respecto al cuadro macro, el Gobierno no ha movido ni un ápice los principales indicadores económicos, después de que el pasado mes de abril Calviño se equivocara en 36.500 millones y anunciase la mayor revisión del PIB a la baja desde 2009. Así, ha mantenido en el 6,5% su previsión de crecimiento para este año y en el 7% para 2022.

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A pesar de que diferentes organismos y casas de análisis han mejorado sus perspectivas sobre España en algunos ejercicios y empeorado en otros, los números del Gobierno de Sánchez siguen siendo los más optimistas. Por ejemplo, el FMI acaba de revisar a la baja la evolución del PIB este año y se queda en el 6,2%, mientras su pronóstico para 2022 sube, pero solo hasta el 5,8%, muy lejos del 7% del Gobierno.

El FMI no es el único que desconfía en el futuro de nuestro país en 2022, ya que ha dado los mismos números que el Banco de España. Por su parte, la Comisión Europea (CE) elevó a principios de julio tres décimas, hasta el 6,2%, su estimación de crecimiento para la economía española, pero rebajó cinco décimas la de 2022, al 6,3%. También se queda lejos de las cifras del Gobierno Funcas, que aunque ha subido al 6,3% su previsión de crecimiento para este año, recorta al 5,8% la de 2022.

El Ejecutivo también ha mantenido sus estimaciones sobre la tasa de paro, que se situará este año en el 15,2% a pesar de que todavía quedan unos 400.000 afectados por un ERTE que no se consideran parados en las estadísticas del SEPE y ayudan a maquillar las estadísticas.

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Además, también han introducido otras insólitas "variables macro" que miden la parte ecologista, feminista, digital y de cohesión del PIB.

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Para 2022, las reglas fiscales siguen suspendidas, por lo que no habrá ni objetivos de deuda o déficit público, lo que supone obviar cualquier tipo de ortodoxia o responsabilidad en las cuentas del Estado. Aun así, la ministra de Hacienda se ha comprometido a mantener su previsión de déficit público, al augurar un agujero del 8,4% del PIB este año, y ha establecido una tasa de referencia de déficit del 5% en 2022. La ministra ha explicado que en dos años el déficit se habrá reducido más de un 50%.

Esta reducción del déficit sin reducir gasto solo puede llevarse a cabo por la vía de los impuestos. Así, Montero se encomienda a conseguir recaudación suficiente para cumplir sus cálculos gracias a la recuperación y prevé que las arcas del Estado aumenten un 4,6% de recaudación, "la cantidad sobre la que se sustenta todo el andamiaje", ha dicho. No ha mencionado las nuevas figuras fiscales que podría incrementar en 2022.

España fue la economía más golpeada por la pandemia en 2020 y este año cerrará con el déficit más alto de toda Europa y, probablemente también, con la mayor tasa de paro. Además de para seguir ampliando el agujero del Estado, el aumento del empleo público podría maquillar las cifras de paro. Con la deuda pública superando la barrera del 125% del PIB, urge controlar los desequilibrios presupuestarios.

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