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Cristina Losada

Vanagloria socialista

Cada vez que hay alguna señal positiva de la economía y el Gobierno pone en marcha el botafumeiro de la 'recuperación'.

Cada vez que hay alguna señal positiva de la economía y el Gobierno pone en marcha el botafumeiro de la 'recuperación'.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sanchez. | EFE

Con los datos del paro ha vuelto a ocurrir. Pero es una constante. Cada vez que hay alguna señal positiva de la economía y el Gobierno pone en marcha el botafumeiro de la recuperación, el presidente y los ministros alardean de que la salida de esta crisis es mucho más rápida y maravillosa que la salida de la crisis de 2008, gracias a que no se han aplicado las mismas recetas que entonces. El autobombo va implícito: no se han aplicado las mismas recetas gracias a nosotros, los socialistas, que ya dijimos –el insufrible ya lo dije– lo mala que era la austeridad. Y el caso es que, de momento, no hay nadie que, a la vista de tanto pavoneo, mande parar las máquinas y diga: pero, oigan, ¿no será que las salidas son diferentes porque son dos crisis distintas?

Tiene su aquel que, con un presidente titulado en Economía, incluso doctor en la materia, aunque sea con aquella tesis doctoral, los socialistas de hoy hayan olvidado cómo fue la gran recesión de hace una década. ¿No les dice nada la caída de Lehman Brothers, aquel instante en el que mundo económico y el mundo en general quedaron paralizados, pasmados y horrorizados al intuir o al saber lo que se venía encima? Fue el 15 de septiembre de 2008, para su información. Aquí estaba el PSOE en el Gobierno.

Las dos crisis son, en cruciales aspectos, incomparables. La gran recesión puso en peligro el sistema financiero. ¿Tampoco lo recuerdan? ¿No se acuerdan del rescate de las cajas de ahorro? Entonces no se acordarán de la quiebra de todo un sector, el inmobiliario, ni de las quiebras de tantas y tantas empresas. Fue una destructiva bola de nieve que se tradujo, entre nosotros, en un paro estratosférico. Pero, con tanto olvido, no tendrán presente el efecto de aquella crisis global en la propia Unión Europea: estuvo a punto de llevarse por delante la moneda común, el euro.

¿Ignoran todo eso o fingen ignorarlo para poder presumir de que ahora estamos saliendo más rápido y mejor de esta crisis gracias a su pericia, su sapiencia y sus buenos sentimientos? Por si resulta que, en verdad, ya no tienen ni idea de lo que pasó en 2008 y siguientes, habrá que decir que el primero que hizo recortes, maldita austeridad, fue un Gobierno socialista, el de Zapatero. Cierto que lo retrasó todo lo que pudo, que negó firmemente la existencia de la crisis y que decía ver brotes verdes. Incluso es cierto que tuvo que llamarle el propio Obama para que pusiera mínimamente los pies en la tierra. Fue en mayo de 2010, para su información, cuando sacó un decreto que imponía, ¡ah, la austeridad!, los primeros recortes.

Esta crisis no tiene las características sistémicas que hicieron tan letal la de 2008. Por eso se apresuraron los Gobiernos, también el de España, a pronosticar una pronta recuperación: la salida en uve. Por eso se han podido tomar medidas expansivas. Pero hay, además, una cuota de responsabilidad que conviene aclarar. La crisis económica no la ha provocado per se la epidemia: la han provocado, sobre todo, las medidas de cierre y confinamiento que adoptaron ciertos Gobiernos para hacerle frente. Suerte que estas medidas medievales no han acabado, pese al deseo de algunos, por llevar la economía a la Edad Media.

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