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Las tiendas de alimentación 'roban' los clientes a los restaurantes por el miedo a ómicron

Aumentan las ventas en los comercios minoristas de alimentación gracias a las cancelaciones de comidas familiares en restaurantes.

Aumentan las ventas en los comercios minoristas de alimentación gracias a las cancelaciones de comidas familiares en restaurantes.
Mercado de la Plaza de Lugo, en La Coruña. | EFE

El comercio minorista de alimentación está viviendo un momento de dulce alivio bajo la amenaza de ómicron. Las ventas están subiendo, empujadas por la ola de cancelaciones de comidas y cenas familiares en los restaurantes. Sin embargo, el miedo a un posible contagio mantiene en tensión a los comerciantes, muchos de los cuales se verían obligados a cerrar sus negocios con las cámaras repletas de género.

"En las tiendas de alimentación detectamos una mejora con respecto al año pasado. La gente sale menos y come más en casa. Se han cancelado muchas cenas en la hostelería, lo que está repercutiendo en unas ventas mejores para el comercio de alimentación con respecto al año pasado, aunque todavía estamos lejos de las cifras de 2019", explica Jesús Herreras Revuelta, presidente la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva).

Sin embargo, la alta velocidad de transmisión de ómicron es motivo de alarma entre los comerciantes, que viven con el miedo constante de que un contagio les obligue a cerrar, tirando por tierra lo que está siendo una buena campaña de Navidad. Según Sara Mañas Barceló, directora General de La Única (Asociación Madrileña de Empresarios de Alimentación y Distribución), "ahora mismo estamos en una de las épocas más fuertes del año y nos estamos encontrando con que algunos empleados están, o bien afectado por el virus, o bien han sido contacto estrecho, lo que está obligando a las empresas a reorganizar las plantillas para poder atender en los establecimientos".

El cierre por un contagio ahora mismo sería nefasto para muchos comerciantes, no tanto por el negocio no generado durante la cuarentena, sino por el género fresco que habría que desechar: "Nosotros tratamos con producto perecedero, que requiere unas condiciones específicas para su conservación y almacenamiento y que tiene un tiempo de vida útil corto o muy corto, por lo que su venta tiene que ser inmediata", explica Mañas.

La desconvocatoria de la huelga de transportistas supuso todo un alivio para los propietarios de pequeñas tiendas de alimentación y adelantó en muchos casos las compras de los consumidores, que quisieron evitar un posible desabastecimiento y la subida de los precios de los productos típicos de estas fechas. Según Mañas, "los consumidores se están adaptando a las circunstancias pero quieren celebrar las fiestas en la medida de sus posibilidades".

Los comercios desean aprovechar el tirón propio de la Navidad, pero viven bajo la incertidumbre de los contagios y la posibilidad de nuevas restricciones. Por ese motivo, muchos han optado por plantear previsiones a corto plazo y trabajar bajo pedido. Es el caso de Isabel, propietaria de una pequeña tienda de alimentación en Burgos: "Recomiendo a mis clientes que hagan los encargos con antelación porque no puedo arriesgarme. Los comercios pequeños tenemos muy poco margen."

Precisamente este es uno de los motivos que desanima a los nuevos emprendedores. Según Mañas, "en el comercio de alimentación de proximidad nos encontramos ante una encrucijada debido a la falta de relevo generacional, ya sea porque las empresas cierran a la jubilación del empresario o porque los jóvenes no se incorporan al sector, lo que podría poner en riesgo la continuidad del pequeño comercio de barrio".

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