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Daniel Rodríguez Asensio

Termina 2021 como el año de 'la gran decepción': lo que le espera a la economía española en 2022

España acaba el año 2021 liderando por la cola los rankings económicos en Europa y en la OCDE. También acabamos el 2020 como el país con el mayor déficit de toda la UE, el de mayor tasa de paro.

España acaba el año 2021 liderando por la cola los rankings económicos en Europa y en la OCDE. También acabamos el 2020 como el país con el mayor déficit de toda la UE, el de mayor tasa de paro.
El presidente de España, Pedro Sánchez y la Vicepresidenta Nadia Calviño. | EFE

2021 se acaba igual que 2020: Con la economía española liderando por la cola los rankings económicos en Europa y en la OCDE. Y esta conclusión no es mía, la ha hecho pública The Economist esta misma semana, en un ranking en el que analiza 23 países para determinar cuáles han gestionado mejor y peor esta pandemia.

Incluso tras la revisión al alza del INE, el PIB español aún es el que más lejos sigue de los niveles precrisis (-6,6% frente al cuarto trimestre de 2019). Pero hay más: También acabamos el 2020 como el país con el mayor déficit de toda la UE, el de mayor tasa de paro y, desde el pasado jueves, muy probablemente con una de las inflaciones más elevadas de todo el Viejo Continente y el mundo desarrollado.

Parece difícil pensar que, tras una caída histórica en 2020 (-10,8% interanual) el PIB avance por encima del 5% en 2021, y el consenso de analistas habla de un 4,5%. Un dato indudablemente pobre, y que en un contexto de estímulos más elevado de la historia, es ciertamente preocupante.

En definitiva, 2021 iba a ser el año de la gran recuperación y se ha quedado como el de la gran decepción. Quienes siguen habitualmente esta columna saben que nunca dimos credibilidad a la tasa de crecimiento superior al 9% con la que inundaron de optimismo los medios afines las fuerzas del gobierno. Como tampoco nos hemos creído los falsos datos de un supuesto dinamismo laboral que se reduce (lean) al buen comportamiento del sector público y a la pujanza de Madrid.

Los economistas y medios afines al gobierno llevan varios meses con la lupa puesta en 2022. Ya saben, desviar la atención con la cantinela de siempre: Este año no es bueno pero el que viene será el mejor. ¿Hasta qué punto es eso cierto? Veamos 3 grandes tendencias que, a mi juicio, marcarán la agenda económica del año que viene.

1. España, camino de la estanflación

A día de hoy no hay ni un solo indicador que nos permita pensar que la situación en España vaya a mejorar en los próximos meses. Ni las variables de coyuntura económica, ni los indicadores adelantados de actividad económica, ni los índices de precios industriales ni los de importación… Nada.

La realidad económica en España lleva meses presentando un encefalograma plano, en el que tan sólo los grandes planes de estímulo y el efecto base consiguen maquillar la situación de forma temporal.

El escenario base es una estabilización en la evolución económica con una tendencia a la baja por la debilidad en el consumo interno y por un sector exterior que, aunque evoluciona de forma favorable, no acaba de ser el motor de recuperación económica que necesitamos. Y tampoco lo será en 2022.

El incremento de los precios, que lleva meses superando el doble dígito en bienes de primera necesidad, será un elemento adicional de presión a la baja durante el año que viene. Quien piense que la inflación va a desaparecer en 2022 está muy equivocado. Por supuesto que se estabilizará, probablemente en la segunda parte del año, en niveles que oscilarán el 4 ó 5%. Pero en ningún caso bajará hasta el 2% que tiene por objetivo el BCE y, por supuesto, va a estar notablemente por encima del crecimiento de los salarios.

España ha sido, junto con Alemania, los dos países europeos que más han sufrido revisiones a la baja en las expectativas de crecimiento del consenso de analistas para 2022. Esto da buena fe del nivel de incertidumbre que rodea a nuestra economía. Personalmente, veo difícil que crezcamos a un nivel superior al 5% el año que viene, y no puedo descartar que a finales de año la tasa de variación trimestral del PIB esté merodeando con una cifra negativa.

¿Y los fondos Next Generation? BBVA Rearch estimaba una utilización de los fondos de entre 10.000 y 15.000 millones de euros a principios de este año. Según esta casa de analistas se han usado 8.000 millones en 2021 y se ejecutarán 21.000 en 2022. ¿Cabe espacio al optimismo con ellos? Difícilmente. Merece la pena recordar que Japón, el país que mayores estímulos ha inyectado durante la crisis del Covid19 está siendo uno de los países con una recuperación más débil, que la desaceleración económica en Estados Unidos se está produciendo en medio del mayor plan de estímulos de toda su historia (3,2 billones de euros) y que la historia económica de nuestro país está llena de Planes E y sucedáneos que siempre han dado muchos titulares pero resultados muy pobres.

2. Inestabilidad financiera

Además, debemos recordar que el año que empieza va a ser clave en los mercados financieros internacionales. La FED y el Banco de Inglaterra ya han subido tipos o han anunciado que lo harán. El BCE, por el momento, se ha remitido a anunciar que no prolongará el plan de estímulos que nació como consecuencia del Covid19 (APP), pero sí que aumentará los programas anteriores (PEPP) y no llevará a cabo subidas de tipos.

Esto, como ya hemos analizado en esta columna, tiene varios efectos sobre la economía internacional de los que España debería estar muy pendiente. Somos uno de los países más afectados por la reducción del volumen de compras por parte del BCE, en tanto en cuanto somos uno de los prestatarios más importantes del máximo organismo monetario desde hace años.

Pero, además, debemos recordar que el BCE tiene en sus estatutos un límite del 33% de la deuda nacional bruta. Esta es una cifra que probablemente se alcanzará a finales del año que viene para el caso español y otras economías importantes de Europa. Lo que ocurrirá entonces es una verdadera incógnita, y un riesgo claro para nuestra estabilidad financiera.

España lleva meses mostrando debilidades y vulnerabilidades en indicadores coyunturales de carácter social y de solvencia financiera (lean). En 2022, además, finalizarán prácticamente todos los programas de ayuda del gobierno puestos en marcha por el Covid19, entre los que tendremos que concentrar la atención en el fin de las moratorias crediticias.

Con una economía tan débil, con un tráfico internacional que no se recupera y con un sistema financiero cada vez más incierto podría producirse un repunte en la tasa de morosidad que pusiera en jaque a todo el sistema bancario nacional.

3. Ausencia de las reformas estructurales

2021 también se ha caracterizado por ser una excelente oportunidad perdida en materia de reformas estructurales. Ni la reforma de pensiones ni la del mercado de trabajo han ido en la dirección adecuada ni han sido lo suficientemente valientes.

2022 comienza con elecciones en Castilla y León, seguirá con comicios también en Andalucía, y quién sabe si no acabará con elecciones generales. Lo que queda claro es que si no es año electoral será año pre-electoral y, por lo tanto, no es momento de jugársela ni de abrir el canal al país y/o jugar con el descontento de la gente.

Los grandes movimientos que necesita nuestro país en materia de administración pública, fiscalidad, energía, competitividad, mercado laboral, sostenibilidad de las finanzas públicas, estructura económica y un largo etcétera seguirán guardados en un cajón a la espera de que otro los haga.

España ha decidido transitar la senda del oportunismo y abandonar la del liderazgo y la responsabilidad. La decadencia nacional es evidente, y la sufrirán las próximas generaciones. Lo más próximo, el 2022, tan sólo será un buen ejemplo más de ello.

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