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Temor en los mercados ante el cierre de fronteras en China por omicron

Los mercados temen nuevos problemas en la cadena de suministro y que un eventual apoyo chino a Rusia derive en sanciones económicas.

Los mercados temen nuevos problemas en la cadena de suministro y que un eventual apoyo chino a Rusia derive en sanciones económicas.
Soldado con EPI en Hong Kong | EFE

China se enfrenta a una nueva explosión de casos de covid inédita desde el comienzo de la pandemia en Wuhan en 2020, con rebrotes en el noreste del país y en las metrópolis de Shenzhen y Shanghái que las autoridades locales tratan de atajar aplicando la estricta política de cero covid.

El país asiático anunció este martes la detección de 3.602 casos locales de covid en su parte continental, de los cuales más de 3.000 se localizaron en la provincia nororiental de Jilin, fronteriza con Rusia y Corea del Norte.

Desde este lunes, sus 26 millones de habitantes tienen prohibida la salida de la provincia, una directriz que no se aplicaba en China desde que se vetó salir a los pobladores de la provincia central de Hubei, cuya capital es Wuhan, durante el primer brote de la pandemia a comienzos de 2020.

"Situación grave y complicada"

La provincia, del tamaño de Albania, se enfrenta a una "situación grave y complicada". Pese a que hace meses que la provincia no registra ninguna muerte y la inmensa mayoría de los infectados en este rebrote (3.059 de los 3.076 casos detectados ayer) muestra "síntomas leves" y ninguno está grave, la estrategia china de "cero covid dinámico" prevé el aislamiento de todos los infectados y sus contactos cercanos en instalaciones destinadas a tal efecto, lo cual añade presión al sistema hospitalario de los sitios donde se registran rebrotes.

Se han movilizado 7.000 soldados para participar en las tareas de prevención pandémica, que incluyen, como ha sido habitual en China durante toda la pandemia, pruebas masivas de PCR a la población allá donde se detecta algún caso. De momento en la provincia de Han Jun varias ciudades están confinadas total o parcialmente.

La ciudad meridional de Shenzhen, de 17 millones de habitantes, decretó el pasado fin de semana la cancelación de los servicios de transporte público y se han restringido los movimientos en los vecindarios tras un rebrote que deja 551 casos activos en la urbe, según los últimos datos oficiales.

La ciudad, fronteriza con Hong Kong -que a su vez lidia con una séptima ola de covid que ya ha causado más de 2.800 muertos desde el 1 de marzo-, también anunció la puesta en marcha de una campaña masiva de pruebas PCR que recogerá muestras tres veces de todos los habitantes de la ciudad.

El brote también ha impactado en la capacidad industrial de Shenzhen, situada en la zona de China conocida como la "fábrica del mundo": la tecnológica taiwanesa Foxconn, el mayor ensamblador mundial de los iPhone, anunció el lunes la suspensión de las operaciones en sus fábricas y las restricciones han provocado pronunciadas caídas en las bolsas de Hong Kong y China continental.

Por su parte, Shanghái, con 671 casos activos, no ha declarado un confinamiento total, pero a numerosos residentes de vecindarios afectados se les ha prohibido la salida a la calle y todas las guarderías y escuelas primarias y secundarias han anunciado que las clases proseguirán en línea.

Pocos cambios en el manual

Frente al mayor rebrote de covid registrado desde el original en Wuhan, China apenas ha variado su estrategia de "cero covid dinámico" que incluye el cierre de fronteras para los no residentes y pruebas masivas de PCR y restricciones de movimiento allá donde se detecta algún caso.

Aunque algunas voces abogan por "acelerar campañas de tests a gran escala" y, a largo plazo, su disponibilidad podría "proporcionar a China un camino para convivir con el virus", otras voces tanto políticas como sanitarias del país asiático han defendido recientemente la idoneidad de la severa estrategia china pese a que algunos expertos habían dejado entrever un cambio en la política.

La vicepresidenta china Sun Chunlan, de visita en la provincia de Jilin, pidió a las autoridades "esfuerzos en las campañas de pruebas PCR y en las cuarentenas" para detener "todos los contagios en la comunidad" y reiteró la necesidad de aislar a los casos asintomáticos.

Por su parte, el epidemiólogo Zhang Wenhong aseguró que "no es el momento de debatir sobre la política de cero covid" sino de "usar este período como una oportunidad para diseñar estrategias antipandémicas más sabias, completas y sostenibles".

Nerviosismo en los mercados y más inflación

Fuentes diplomáticas consultadas por Libre Mercado confirman que las medidas extraordinarias por la extensión de la variante Omicron en China llevan tomándose desde hace días y que incluyen cierre de fronteras e incluso encierros domiciliarios.

Que esto haya trascendido ha vuelto a poner nerviosos a los mercados que temen nuevas tensiones en las cadenas de suministro que ya se rompieron con el estallido del coronavirus en marzo de 2020 y cuyas consecuencias las hemos sufrido y todavía estamos sufriendo.

En cualquier caso, fuentes de mercado consultadas por este periódico indican que los mercados en China están monitorizando, más que el covid, el problema que pueden tener con la invasión de Putin a Ucrania. La variante que temen muchos actores de mercado, nos cuentan, es que China acabe acudiendo en ayuda de Rusia y, como consecuencia, se le apliquen sanciones económicas similares a las impuestas a Rusia.

De momento, este nerviosismo se traduce en una caída de los precios del petróleo, tanto Brent como West Texas. Ambos se mueven en el entorno de los 100 dólares, aunque el de referencia en EEUU (West Texas) ha perdido esa cota. Hace sólo unos días el Brent rozaba los 140 dólares y el WTI superaba los 130 dólares.

El repunte del covid en China hace que comience la preocupación por si se resiente la demanda de crudo merced a los problemas que atravesaría la economía china por los nuevos encierros por covid.

Otros expertos advierten de que de mantenerse esta política y volver a restringirse la producción generaría nuevos cuellos de botella que romperían cadenas de suministro y provocaría nuevos alzas de los precios.

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