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La deriva anticapitalista de Alternativa por Alemania

El discurso económico de la formación populista es cada vez más hostil al mercado.

El discurso económico de la formación populista es cada vez más hostil al mercado.
Miembros de AfD celebran el resultado electoral logrado en Hesse | EFE

En muchos países europeos han surgido movimientos populistas de izquierda y de derecha que, a pesar de todas sus diferencias, están unidos en su oposición al liberalismo económico y el capitalismo. En algunos casos, estos partidos populistas de derecha comenzaron promoviendo políticas económicas más aperturistas, pero terminaron por transformarse en partidos abiertamente hostiles al mercado.

Esto es precisamente lo que sucedió en Alemania, donde Alternativa por Alemania (AfD, Alternative für Deutschland) se fundó inicialmente en 2013 como una agrupación con un programa liberal en el ámbito económico. Sin embargo, los miembros que más se habían pronunciado a favor de la economía de mercado abandonaron gradualmente el partido, frustrados por su deriva conforme los anticapitalistas aumentaron su influencia en el partido. Esta tendencia es particularmente fuerte en el Este de Alemania, donde ahora cultivan el discurso del "social-patriotismo" para ganar a quienes antaño votaban al partido de extrema izquierda Die Linke, que no es más que la última encarnación del partido que gobernaba en la Alemania del Este comunista.

Sin embargo, el anticapitalismo de derechas no es solo cálculo electoral, sino que tiene base teórica, merced a los escritos de autores como Benedikt Kaiser y Götz Kubitschek, vinculados al Instituto por las Políticas de Estado (Institut für Staatspolitik). Estos autores se apoyan a su vez en la larga tradición histórica de anticapitalismo que ha exhibido la derecha en Alemania, pasando por la llamada "revolución conservadora" de los años de la República de Weimar hasta el discurso económico del nacional-socialismo.

La crítica de la derecha anticapitalista al capitalismo y el mercado difiere solo ligeramente de la de la izquierda. En sus escritos, el pionero más conocido de este movimiento, Benedikt Kaiser, cita repetidamente a autores de izquierda, desde Karl Marx y Friedrich Engels hasta Thomas Piketty, Erich Fromm y Theodor Adorno. Sus enemigos declarados son los "radicales pro-mercado", los "neoliberales" y los "libertarios", incluidos Ludwig von Mises, Milton Friedman o Friedrich Hayek.

La tesis central de los anticapitalistas alemanes escorados a la derecha es que los ideólogos multiculturales de la izquierda están confabulados con las grandes empresas del capitalismo. Sostienen que los verdaderos beneficiarios de la inmigración masiva son los propietarios de estas compañías, que se benefician de este modo de una gran reserva de trabajadores baratos. "No es 'la izquierda la que está impulsando la inmigración masiva. Está impulsada en realidad por los grandes negocios, a través de sus organizaciones industriales y comerciales", sostiene Kaiser.

Por descontado, la realidad es bien distinta. La inmigración que defienden siempre los grandes empresarios alemanes es la de trabajadores muy cualificados, pero tales procesos están sujetos a todo tipo de obstáculos burocráticos. En cambio, la inmigración ilegal y masiva genera rechazo entre la mayoría de los alemanes, como puede verse en la mayoría de encuestas. Esto complica, a su vez, la meta de las grandes empresas, puesto que un país con este tipo de problemas se muestra, en consecuencia, más reacio a favorecer la entrada de otros trabajadores foráneos, aunque en este caso sean profesionales altamente cualificados.

Por otro lado, no hay duda de que los grandes líderes corporativos de hoy en día a menudo se inclinan dócilmente hacia el espíritu progresista de nuestra época en aspectos como la agenda verde o el feminismo, pero esta es una señal de oportunismo y de encaje con las élites políticas que solo tiene implicaciones significativas en empresas que dependen del poder y no del mercado.

De boquilla, tanto los anticapitalistas de izquierdas como los de derechas profesan su apoyo a la propiedad privada, pero a renglón seguido se aseguran de defender la "primacía de la política", reivindicando que el Estado establezca límites muy estrictos al derecho de propiedad. Kaiser cita con admiración a Axel Honneth, un teórico de la Escuela de Frankfurt, quien se preguntaba "por qué la mera propiedad de los medios de producción debe justificar un derecho total a los rendimientos que genera ese capital". De esto se sigue la propensión a defender la toma de activos, la nacionalización de empresas, la aplicación de impuestos confiscatorios…

Götz Kubitschek, otro de los intelectuales de esta derecha anticapitalista, cree que "el Estado debe garantizar la provisión de servicios básicos en campos como el transporte, la banca, las comunicaciones, la educación, la salud, la energía, la vivienda, la cultura y la seguridad, en vez de limitarse a fijar un marco regulatorio para los proveedores privados, que se preocupan principalmente por sacar rédito de las ganancias que arrojan los sectores más rentables". La tarea, según Kubitschek, pasa entonces por "nacionalizar y, al mismo tiempo, reducir la burocracia", una receta contradictoria en sí misma. El autor considera especialmente urgente el nacionalizar la industria pesada, los productos químicos y el transporte, aunque también apoya hacer lo propio con las plantas de electricidad, las infraestructuras hidráulicas, etc. En cambio, acepta que las industrias ligeras y de bienes de consumo puedan seguir siendo "campos de actividad para la iniciativa cooperativa y capitalista privada", pero con límites y controles de todo tipo. Marx, Engels y Lenin, a quienes también se refieren con frecuencia los anticapitalistas de derechas, habrían tachado la ideología de estos anticapitalistas de derechas de "críticos reaccionarios pequeñoburgueses".

Parece mentira que este discurso cobre fuerza en Alemania del Este, que ya fue un campo de pruebas de estos sueños anticapitalistas en los años de la tiranía comunista. Pero, como recuerda el propio Kaiser, algunas encuestas muestran que hasta un 75 por ciento de los alemanes que viven en esta mitad del país están a favor de un sistema socialista, puesto que creen que nunca se ha implementado correctamente…

Otra idea clave de estos autores es la de recuperar un concepto articulado en su momento por Otto Strasser, el líder de la facción izquierdista del nacional-socialismo de Hitler, quien propuso reemplazar la "propiedad privada" con la idea del "feudo hereditario", según la cual el individuo puede gestionar la tierra y los medios de producción, pero de forma delegada, porque su titularidad última sigue siendo del Estado, lo que facilita y agiliza cualquier toma de control o nacionalización directa.

En todos los demás aspectos, las ideas de estos autores están claramente alineadas con las de los grupos de izquierdas. "Los ricos pagarán más", repiten una y otra vez, abogando por ejemplo por reintroducir el Impuesto sobre el Patrimonio, que se eliminó en 1996 y que solo se sigue aplicando en España. Su odio a los ricos está presente en todo tipo de manifestaciones, como por ejemplo un pasaje en el que Kaiser cita a Robert B. Reich para abogar por "un movimiento que reúna a la derecha y la izquierda para luchar contra la élite rica".

Los anticapitalistas de derechas primero se ocuparon de eliminar los elementos económicos liberales de la AfD para dar paso al "social-patriotismo" propagado por Björn Höcke, el principal dirigente del partido en el Este de Alemania. Ahora, su mirada está puesta en seducir al electorado. No podemos subestimar su capacidad, porque en Francia podemos comprobar también que el Frente Nacional y la extrema izquierda de Mélenchon han conseguido grandes apoyos.

La historia alemana muestra cuán explosiva puede llegar a ser esta mezcla de nacionalismo y socialismo. Esto no quiere decir que los nuevos anticapitalistas de derecha sean seguidores de Hitler en el sentido tradicional – pero tampoco se puede negar que su movimiento ciertamente combina las ideologías centrales del nacionalismo y el socialismo.

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Rainer Zitelmann es empresario y escritor. Los resultados de la encuesta pueden consultarse al completo en el libro "Los ricos ante la opinión pública", incluido en la colección del Centro Diego de Covarrubias que publica Unión Editorial.

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