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José María Rotellar

La subida de tipos de interés amenaza con encarecer las hipotecas hasta 537 euros al mes

Para una financiación a 35 años y una hipoteca de 500.000 euros, la cuota mensual aumentará entre 126 euros y 537 euros. Si la hipoteca es de 150.000, la subida será de entre 38 euros y 162 euros.

Para una financiación a 35 años y una hipoteca de 500.000 euros, la cuota mensual aumentará entre 126 euros y 537 euros. Si la hipoteca es de 150.000, la subida será de entre 38 euros y 162 euros.
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La Reserva Federal ha intensificado el giro ya anunciado hace meses hacia una política monetaria restrictiva. Si hasta ahora había anunciado tres subidas de tipos de un cuarto de punto en 2022, hace un mes subía los tipos 25 puntos básicos -situándolos entre el 0,25% y el 0,50%- y ha anunciado otras seis subidas más a lo largo del año -que llevarán los tipos al entorno del 2%-, lo que muestra la clara preocupación de la Reserva Federal por los momentos inflacionistas que vivimos. Es más, su previsión es que los tipos sigan incrementándose a lo largo de 2023, hasta llegar a un nivel cercano al 3%, con mantenimiento posterior, ceteris paribus. Todo ello si la inflación no siguiese descontrolada tras las primeras subidas, porque de suceder esto las subidas entonces podrían ser más agresivas.

La inflación en Estados Unidos es preocupante, con un 7,9% en febrero, un registro que no se veía desde hace cuatro décadas. Aunque la Fed tiene como objetivo principal estimular el crecimiento económico, la presión inflacionista es de tal magnitud que no puede permitir que se descontrolen los precios, por el problema que supondría especialmente a medio y largo plazo, con pérdida de competitividad de su industria en los mercados y empobrecimiento generalizado de la población, máxime en un contexto económico adverso, que puede provocar la temida estanflación.

El Banco de Inglaterra ha continuado también por la misma vía de contracción monetaria de su economía, siguiendo al banco central estadounidense, con un incremento de otros 25 puntos básicos después de las dos subidas similares que ya ejecutó este año el emisor inglés.

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) sigue siendo reticente a la hora de tomar la iniciativa de una subida de tipos. Se limita a reducir las compras de deuda, pero no aplica una subida de tipos mientras la inflación empieza a descontrolarse en la zona euro.

Es verdad que hay que hacerlo con mucha prudencia, para no provocar un colapso económico -es el problema de haber tenido el mercado inundado tantos años de una liquidez casi ilimitada y de no haber empezado a retirarla cuando los momentos eran propicios para ello-, pero o comienza a hacerlo o las consecuencias pueden ser mucho más graves todavía y pueden requerir ajustes más drásticos de la cantidad de dinero en el futuro si llega a enquistarse estructuralmente la inflación.

Adicionalmente, al BCE no le va a quedar más remedio al ejecutar la Fed ese conjunto de subidas, porque si la Reserva Federal sube tipos con esa intensidad y el BCE no hace nada, la zona euro puede empezar a tener problemas para financiarse frente a la zona dólar, ya que los inversores irán a esta última en busca de una mayor y más apetecible rentabilidad.

El BCE tiene que subir tipos y eso tendrá consecuencias en la financiación de familias y empresas. El impacto será duro, pero si no se lleva a cabo, la inflación se enroscará de manera estructural y provocará un empobrecimiento mayor de la economía. Se trata de evitar un recalentamiento de la economía por vivir por encima de sus posibilidades debido a la ingente cantidad de dinero inyectada por los bancos centrales y, evitándolo, impedir que realmente bajemos más en nuestro nivel estructural de vida: se trata de corregir los excesos para no empobrecernos; si nada se hace, seguiremos siendo artificialmente más ricos un tiempo, para luego ser infinitamente más pobres debido al cáncer inflacionista.

Esa subida de tipos supondrá un incremento en el coste de financiación de los agentes económicos. El sector público verá cómo se incrementa su capítulo III, los intereses de la deuda, aunque el alargamiento de la vida media de la cartera minimizará el impacto durante un tiempo. Las empresas tendrán una financiación más cara. Las familias, por su parte, sufrirán ese encarecimiento principalmente en las cuotas hipotecarias, cuyo impacto dependerá del importe, plazo y nivel de subida de tipos.

Ejemplos

De esa forma, para una financiación a 20 años, el incremento de cuota hipotecaria mensual oscilará entre 35 y 145 euros, según suba 0,5 puntos o 2 puntos para una financiación de 150.000 euros. Si nos vamos a un importe de 500.000 euros, la cuota mensual subirá entre 115 euros -para 0,5 puntos de aumento- y 490 euros -para 2 puntos de incremento-. Entre los dos extremos, nos encontramos con diferentes incrementos según sea el nivel financiado.

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Fuente: elaboración propia. Amortización de préstamo hipotecario por método francés

Si nos vamos a 25 años, el incremento mensual se mueve entre 36 y 150 euros para una financiación de 150.000 euros; y entre 120 y 500 euros para una de 500.000 euros.

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Fuente: elaboración propia. Amortización de préstamo hipotecario por método francés

Al irnos a 30 años de plazo, el incremento de cuota mensual se mueve entre 37 euros y 176 euros para una financiación de 150.000 euros; y entre 120 euros y 520 euros para una hipoteca de 500.000 euros.

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Fuente: elaboración propia. Amortización de préstamo hipotecario por método francés

Por último, si nos vamos a un plazo de 35 años, el incremento de la cuota mensual, para 150.000 euros se moverá entre 38 euros y 162 euros. Para una hipoteca de 500.000 euros, la cuota mensual aumentará entre 126 euros y 537 euros.

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Elaboración propia. Amortización de préstamo hipotecario por método francés

La responsabilidad del Gobierno

Si se hubiesen hecho reformas estructurales y se hubiesen ido retirando antes y de forma más rápida estímulos monetarios -incluidos los movilizados para combatir la pandemia-, no nos encontraríamos ahora con el grave problema que hay sobre la mesa. Los cuellos de botella se deben a rigideces de los mercados tanto por un problema de escasez de oferta en algunos de ellos como por la tensión artificial de la demanda en otros, con el gasto público exponencialmente incrementado recalentando la economía, además de alimentar el incremento de precios por una política energética fracasada, que hace que suban brutalmente los precios de la energía y que se traslade por toda la cadena de valor.

Si la política monetaria hubiese sido más ortodoxa y se hubiese adoptado una política energética eficiente, los precios no se habrían incrementado tanto, pues los cuellos de botella sí habrían sido entonces transitorios, porque se habría producido el vaciado de mercados y se habrían, por tanto, ajustado los precios entre los distintos mercados, al ser el dinero finito, además de que la energía no habría impulsado tanto los precios al alza. Ahora bien, si se financian esos cuellos de botella de manera ilimitada, tal y como se ha hecho con la política monetaria tan tremendamente expansiva, y nada se hace en materia de energía, entonces éstos no cesan y la inflación comienza a volverse permanente.

Debido a ello, las medidas de política monetaria tienen que ser ahora mucho más drásticas en unos momentos de máxime incertidumbre económica y ralentización de la recuperación, en medio de una guerra que contribuye a incrementar la tensión en los precios. Esto supondrá un encarecimiento de la financiación de las empresas y particulares, con subidas de cuotas hipotecarias que pueden oscilar entre 70 y 250 euros más al mes por cada subida de un punto porcentual, dependiendo de los plazos e importes de cada hipoteca.

En esa merma en el poder adquisitivo por la mayor cuota hipotecaria a pagar fruto de las potenciales subidas de tipos en la eurozona, tendrá una parte importante de responsabilidad el Gobierno de la nación, por no haber cambiado de política energética hacia una eficiente que apueste por la energía nuclear, y por haber intensificado los cuellos de botella con su desmedido gasto público. Ahí están los motivos y las consecuencias.

No obstante, se hace imprescindible que el BCE también lleve adelante el cambio en su política monetaria, para evitar que las consecuencias nocivas de la inflación perjudiquen todavía más a la economía. La Reserva Federal ha marcado claramente el camino y el BCE no puede seguir dilatando la toma de esta decisión o la economía europea sufrirá las consecuencias de un nivel muy elevado de precios de forma estructural junto a un estancamiento intenso de su actividad económica y un deterioro del mercado laboral.

Cuanto más tarden en frenar la inflación, mayores serán las subidas de tipos necesarias y, con ello, mayor el encarecimiento de la inflación. Por tanto, urge adoptar medidas rápidamente para que el incremento de cuotas hipotecarias esté más cerca de 70 euros al mes por cada punto porcentual que de cantidades mucho mayores.

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