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La economía española, la francesa y una comparación que nos hace mucho daño

Macron nos señala en el debate electoral y los economistas más prestigiosos usan nuestro caso como ejemplo del que lo hace casi todo mal.

Macron nos señala en el debate electoral y los economistas más prestigiosos usan nuestro caso como ejemplo del que lo hace casi todo mal.
Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, durante el encuentro que mantuvieron en París a finales del pasado mes de marzo. | Cordon Press

España está en boca de todos... para mal. Hace unos días, Emmanuel Macron usaba el ejemplo de nuestro país en el debate electoral que mantuvo con Marine Le Pen de cara a la segunda vuelta de las Presidenciales francesas. Y no lo hacía, como se hace con Irlanda o Dinamarca, para ponernos de ejemplo de lo que quiere hacer si gana las próximas elecciones, o para explicar a qué país le gustaría que se pareciera el suyo. Ni mucho menos. Lo que hizo el actual presidente de la V República fue tirar del comodín español, para decir que sí, que su país tiene problemas (en este caso con la inflación), pero ni mucho menos como los nuestros.

En la misma línea, nos encontrábamos con el siguiente tuit de Robin Brooks, economista jefe de la patronal del sistema financiero internacional (el Instituto de Finanzas Internacionales - IIF) y un clásico en esto de sacar a España como ejemplo de lo que va mal:

Hablamos de crecimiento del PIB per cápita real entre 2007 y 2021. Crecimiento total, no anual. Vemos que no tenemos mucho de lo que alegrarnos. Será por el impacto de la crisis financiera de 2007-08, porque luego nos pillaron los turbulentos años de la crisis de deuda soberana en la Eurozona entre 2010 y 2012; o porque cuando empezábamos a mirar al futuro, llegó el Covid y la guerra en Ucrania. Pero el caso es que llevamos quince años de estancamiento, como apuntaba Jesús Fernández-Villaverde hace unos días y recogíamos en Libre Mercado.

Nada de esto nos debería pillar por sorpresa. Hace un par de meses ya adelantábamos que, o mucho cambiaban las cosas, o nos enfrentábamos a una doble década perdida: veinte años sin apenas crecimiento. Es verdad que el milagro español, esas dos décadas de despegue y fortísimo crecimiento que vimos desde mediados de los años 50 a mediados de los 70, quedaba ya muy lejos. Pero no lo es menos que al menos hasta ese año 2007 manteníamos el tipo. Las cifras desde comienzos de los 80 no eran para tirar cohetes, pero tampoco para flagelarse. Ahora sí lo son.

Como puede que a muchos lectores les parezca un exceso la comparación (ese gráfico en el que por detrás de España sólo están Argentina, Italia o Grecia) o hablar de cuarto de siglo. Pero lo cierto es que apenas hay ninguna gran cifra económica en la que no nos encontremos en los últimos puestos de cualquier clasificación que escojamos. Tampoco hay que irse al detalle o bucear en busca de una ratio semidesconocida: en casi todos los grandes números, lo conseguido por España en la última década y media deja mucho que desear y nos sitúa más cerca de países como Argentina o Grecia que de los primeros de la clase. De hecho, el problema es que ni siquiera estamos cerca de otros como Francia o Alemania, que tampoco están para tirar cohetes. Por eso la comparativa con ellos es tan dañina: es como un escolar que queda lejos no ya del que saca sobresaliente, sino del que aprueba raspado. Y por eso nos usan como ejemplo, porque somos el recurso facilón para cualquier político o economista que quiera defender que ellos no están tan mal:

- PIB: es cierto que los datos de Brooks hablan por sí solos. También es verdad que si cogemos PIB per cápita en términos constantes y en paridad de poder de compra del Banco Mundial, las cifras son menos dramáticas. En esta métrica, sí hemos crecido algo: en concreto, un 24% entre 2007 y 2021 si asumimos que el incremento de la ratio el pasado año fue del 5,1% (lo que creció el PIB real). En cualquier caso, hablamos de un 24% acumulado en 15 años, lo que nos da una media en el entorno del 1%. En resumen, si tomamos cifras de PIB real en dólares internacionales, el desastre es mayúsculo; si ajustamos y miramos la ratio por poder de compra, estamos muy mal pero no vemos el negativo. Si nos comparamos, Francia creció en esta última métrica casi el doble en este período de tiempo, situándose en el acumulado por encima del 40%.

- Inflación: cuando los precios se han revelado un problema, ahí estaba España para que ese problema fuera de los grandes. La inflación media en la Eurozona era en marzo del 7,4%, en nuestro país del 9,8%. Si quitamos a los países del este de Europa, con economías más pequeñas, muy abiertas y mucho más dependientes de los precios internacionales (sobre todo en materia energética), el único que nos supera es Holanda. Todos los demás países de Europa occidental están por debajo de la media de la Eurozona. ¿Tienen la inflación elevada, por encima del 5,5-6%? Sí. ¿Rozan el 10%? No, ni Alemania, ni Italia, ni Francia, ni Portugal, ni Austria, ni Irlanda... llegan siquiera al 8%. La mayoría están por debajo del 7%. Por eso el otro día Macron decía que España tenía el doble. Y es cierto (bueno, el doble no porque Francia tiene el 5,5%; pero casi).

- Déficit público: la tasa media de déficit público en los últimos catorce años (2008-2021) es del 6,8% del PIB, más del doble del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que establece las reglas comunes de la Eurozona. Durante este mismo período de tiempo, la media de la Eurozona ha sido del 3,3%. Y nuestros socios de moneda han vivido las mismas crisis que nosotros. De hecho, España es un país con peso en este área y su déficit sube bastante la media (vamos, que sin nosotros probablemente esa cifra estaría por debajo del 3% anual). Francia, otro país con una grave crisis fiscal y de sostenibilidad del estado del bienestar, ha tenido unos números rojos que han ascendido al 4,8% del PIB de media. Es una cifra altísima, pero que permite a sus políticos decir "mirad a los españoles si queréis ver a los que realmente lo hacen mal".

- Empleo: quizás el dato más dramático de todos. Podríamos coger porcentajes (tasa de paro, de ocupación, de empleo) o comparativas salariales. Pero quizás el que mejor exprese lo ocurrido estos años sea simplemente el número de ocupados. Sí, cuánta gente había trabajando en España a finales de 2007 y cuántos hay ahora. La EPA del primer trimestre sale la próxima semana y será positiva casi seguro, así que pueden añadirle unas decenas de miles más a la cifra de finales de 2021. Igualmente, el resultado es para echarse a llorar: según Eurostat (y cogemos estos datos porque son los mejores para hacer comparativas entre países), España tenía algo más de 20 millones de ocupados en diciembre de 2007 (20,039 millones). En diciembre del pasado año, estábamos en 16,677 millones, casi 400.000 personas menos trabajando. Francia, por ejemplo, ha pasado de 25,5 a 26,9 millones en el mismo período de tiempo (casi un millón y medio más). No hablamos del país más dinámico de Europa, ni del que tiene una tasa de empleo más elevada ni del que lo ha hecho mejor. Pero también aquí Macron podía haberse servido del ejemplo español para decir "ni tan mal".

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