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Mikel Buesa

Las consecuencias económicas de la guerra y la política económica de Pedro Sánchez (2)

Ni el propio Gobierno confía en la efectividad de su política dentro de los plazos previstos.

Ni el propio Gobierno confía en la efectividad de su política dentro de los plazos previstos.
Pedro Sánchez. | EFE

El paquete de medidas económicas aprobado por el Gobierno contiene dos tipos de actuaciones: por un lado, las ayudas a empresas y trabajadores autónomos, o a particulares –entre las que hay que distinguir entre las que tienen un coste fiscal y, por tanto, implican una transferencia de recursos a sus beneficiarios y las que no cumplen con este requisito–, y por otro, los cambios regulatorios que afectan a distintos sectores o grupos de ciudadanos. Para las primeras, Pedro Sánchez anunció un valor de 16.000 millones de euros, aunque haya que matizar que de esa cifra sólo 6.000 millones pueden incrementar la renta de sus perceptores, pues los otros 10.000 constituyen avales para créditos bancarios que han de ser devueltos a las entidades que los otorgan en los plazos estipulados con ellas.

En realidad, la cifra de 6.000 millones está inflada, pues la suma de todas las partidas de ayudas directas contempladas en el decreto gubernamental alcanza poco más de 5.635 millones, tal como se recoge en el cuadro final. Debo aclarar que cuatro de las partidas han tenido que ser estimadas por mí, pues el Gobierno no ha proporcionado ningún dato sobre su coste. Se trata de la exención de la tasa de pesca fresca, del incremento de las prestaciones por el Ingreso Mínimo Vital, de la rebaja de la fiscalidad sobre la electricidad y de la bonificación de los carburantes. Curiosamente, en este último caso, tal vez para ocultar el coste de la medida, el Gobierno ha previsto dos créditos extraordinarios de dos mil euros cada uno, aunque con carácter ampliable. El lector notará la desmesurada diferencia que hay entre esta cifra y la de 1.153 millones de euros que he estimado. Añadamos que en dos casos de ayudas menores —la exención del canon del dominio público hidráulico y la atención telefónica a las víctimas de discriminación o delitos de odio— no he podido encontrar ningún dato para aproximar su coste.

Destaquemos también que estas medidas son de muy corto alcance temporal: tres o seis meses en la mayor parte de las partidas, o como máximo hasta final del año en curso. Pero hay excepciones en los casos de la agricultura y la pesca, así como en la subvención a ONG relacionadas con colectivos vulnerables, para los que no se especifica la duración. Está claro por ello que el Gobierno ha buscado un mero tratamiento paliativo sin plantearse cambios estructurales que pudieran corregir a más largo plazo una buena parte de los problemas a los que se enfrenta. Y en ausencia de tales cambios, sin duda, esos problemas podrán volver a reproducirse –como, por cierto, sugirió la ministra de Economía el mismo día de la aprobación del decreto ley al señalar que el Ejecutivo está "dispuesto a adaptar las medidas anunciadas" teniendo en cuenta "las circunstancias geopolíticas, de seguridad, económicas o sociales" derivadas de la guerra–. Está claro que ni el propio Gobierno confía en la efectividad de su política dentro de los plazos previstos por el decreto —plazos que, por otra parte, tienen un componente ficticio, pues al caracterizarse la mayor parte de estas medidas como ayudas de Estado tienen que recibir la autorización de la Comisión Europea antes de ser aplicadas—.

Pero examinemos la distribución de los recursos previstos por el Gobierno. Un 36 por ciento de ellos son rebajas fiscales —la mayor parte de ellas relacionadas con el consumo de energía eléctrica— y el 64 por ciento restante subvenciones o ayudas directas. No es por ello estrictamente correcta la crítica que ha incidido en rechazar el paquete gubernamental por no reducir los impuestos —formulada por el PP—, aunque haya que añadir que la mayor parte de la minoración tributaria —la que tiene que ver con los impuestos que gravan el consumo eléctrico— carece de novedad, pues se trata de una mera prórroga de las medidas que se arbitraron —por cierto, con poca eficacia para frenar la subida de precios— en septiembre de 2021. No obstante, debe añadirse que, cuando proponen rebajar los impuestos, los populares aluden implícitamente al IRPF y, más concretamente, a su deflactación, una medida ésta cuyo coste ha sido estimado por el profesor José Félix Sanz en 4.110 millones de euros —casi 200 por contribuyente—. Aclaremos que este coste es próximo, aunque inferior, al del escudo social que se examina a continuación; y que tal operación sobre el impuesto que grava la renta no afecta a su progresividad, de modo que carece de los efectos redistributivos negativos que sí se constatan para alguna de las medidas del escudo social.

Algo más de tres cuartas partes del paquete de ayudas con coste fiscal está relacionada con lo que, desde el Gobierno, se suele denominar escudo social. Los tres componentes fundamentales son aquí la prórroga de la rebaja fiscal eléctrica ya mencionada, la bonificación de los carburantes y las subvenciones a ONG antes aludidas. A ellos se añaden un exiguo aumento del Ingreso Mínimo Vital y otra no menos reducida dotación del bono social que protege mínimamente a los consumidores vulnerables de gas y electricidad.

A la rebaja fiscal eléctrica ya me he referido señalando su corto impacto sobre los precios del sector —en cuya formación incide fundamentalmente la cotización internacional del gas natural—, por lo que se habría podido prescindir de ella derivando los recursos correspondientes hacia el reforzamiento de las subvenciones a los ciudadanos más tocados por la crisis y la inflación. Eso sí sería un verdadero escudo social alejado de la demagogia con la que el Gobierno ha venido tratando los problemas de la pobreza desde que éstos se acentuaron con ocasión de la epidemia de coronavirus.

En cuanto a la bonificación de los carburantes, se puede señalar algo similar. Su cuantía —1.153 millones, a los que se añadirá una aportación mínima y obligada de 384 millones por parte de las compañías petroleras— va a beneficiar sobre todo a los consumidores de las clases medias y altas, que son los que más gastan en estos productos, mientras que van a ayudar poco a los de ingresos más reducidos. Téngase en cuenta que, entre los primeros, casi las tres cuartas partes son usuarios del automóvil y le dedican en torno al 5,5% de su gasto en la cesta de la compra, mientras que, entre los segundos, sólo un tercio cuenta con un vehículo y su consumo de carburantes absorbe el 3,8% de su renta. Pero más allá de su regresiva distribución —impropia para un Gobierno que se reclama de izquierda— no está clara la eficacia de esta medida en orden al control de la inflación, dado que se trata de un sector en el que los precios son libres. La información disponible señala que en las dos semanas previas a la promulgación del decreto gubernamental, en las que se especuló mucho sobre su contenido, los precios se incrementaron casi un diez por ciento en el caso del diésel y cerca de un 16% en el de las gasolinas, de manera que su rebaja ulterior, al ejecutarse la medida, apenas restauró el nivel precedente. La impresión que producen estos datos preliminares es que las compañías petroleras y los distribuidores se cobraron por adelantado la bonificación de los precios; y, por otra parte, aprovecharon la ocasión para arbitrar una política de descuentos vinculada a la fidelización de los clientes. Añadamos a todo ello que, desde el punto de vista económico, una medida así oculta la señal que transmiten los precios a los consumidores y a las empresas para que éstos ajusten sus comportamientos a fin de mejorar su eficiencia energética. Un error éste que ya cometió el Gobierno español cuando en 1973, tras la guerra de Yom Kipur, el petróleo multiplicó su cotización internacional. Lo mismo que ahora.

Finalmente, en este escudo social destacan sobremanera los 1.200 millones de euros que el Gobierno ha aprobado para que el Ministerio de Igualdad, con recursos del de Inclusión y Seguridad Social, subvencione a entidades que presten servicios a las víctimas de la violencia contra las mujeres, la trata de seres humanos y la explotación sexual afectados por la crisis humanitaria que ha desencadenado la guerra. Es una cuantía desmesurada, toda vez que solo una parte de ese dinero acabará en manos de los afectados, pues al menos la mitad de la cifra mencionada se ha previsto para financiar trabajos de sensibilización y servicios de prevención, información y atención a esos colectivos vulnerables. La sombra del clientelismo a través de ONG planea sobre esta medida, aunque hasta que no se ponga en ejecución la distribución de los recursos sólo pueda mostrarse un cierto escepticismo sobre su eficacia.

En resumen, desde mi punto de vista, se hace imprescindible destacar el defectuoso diseño instrumental del escudo social, principalmente por su regresividad distributiva, lo que sin duda tiene mucho que ver con los planteamientos demagógicos que ha venido cultivando el Gobierno desde que hizo suya la consigna de la "recuperación justa", cuyo fundamento está en el reparto generalizado de ayudas para todos, ayudas con las que se pretende, seguramente, capturar el voto de los ciudadanos.

Medidas económicas del Plan de Respuesta a la Guerra con coste fiscal

Sector

Descripción

Período

Coste (M€)

Industria electrointensiva

Reducción del 80% en peajes de acceso a redes eléctricas

2022

225,00

Industria gasintensiva

Subvención por empleado. Máximo de 400.000€ por empresa

2022

125,00

Sector Industrial

Compensación por derechos de emisión de gases de efecto invernadero

2022

65,00

Sector Energético

Financiación de actividades de almacenamiento subterráneo de gas

2022

21,64

Transporte marítimo y portuario

Bonificación del 80% en tasas portuarias en líneas de conexión entre la península y Ceuta, Melilla, Baleares y Canarias

*

5,50

Transporte por carretera

Ayudas por vehículo. Máximo 400.000€ por empresa

*

450,00

Transporte por carretera

Ayudas a transportistas autónomos por abandono de actividad

2022

10,31

Transporte ferroviario

Ayudas a empresas privadas. Máximo de 400.000€ por empresa

*

4,82

Productores de leche

Ayudas por animal. Máximo 35.000€ por empresa

ne

169,00

Agrícola y ganadero

Ayudas a titulares de explotaciones agrarias o ganaderas

ne

193,47

Armadores de buques de pesca

Ayudas por tonelaje de arqueo bruto. Máximo 35.000 por empresa

ne

18,19

Armadores de buques de pesca

Ayudas directas por incremento de costes

*

30,00

Armadores de buques de pesca

Exención de la tasa de pesca fresca

6 meses

3,00

a

Acuicultura

Ayudas directas por incremento de costes. Máximo 50.000€ por empresa

*

20,00

Acuicultura

Exención del canon de utilización del dominio público hidráulico

6 meses

nd

Bonificación precio carburantes

0,20€ por litro o kilogramo

*

1.153,06

b

Fiscalidad sobre la electricidad

Se prorroga la rebaja del IVA al 10% y del Impuesto especial sobre la electricidad al 0,5% y la suspensión del Impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica (RD-L 17/2021)

*

1.794,00

c

Colectivos vulnerables

Aumento del 15% en el Ingreso Mínimo Vital

*

72,19

d

Colectivos vulnerables

Subvención a entidades que prestan servicios de prevención, detección y atención a víctimas de la violencia contra las mujeres, trata de seres humanos y explotación sexual relacionado con la crisis humanitaria (guerra de Ucrania)

ne

1.200,00

Colectivos vulnerables

Prórroga del bono social a consumidores domésticos vulnerables

*

75,00

Colectivos vulnerables

Atención telefónica a víctimas de discriminación racial o delitos de odio

ne

nd

TOTAL

5.635,17

Pro memoria

Sector industrial

415,00

Sector energético

21,64

Sector del Transporte

470,63

Agricultura y ganadería

362,47

Pesca y acuicultura

71,19

Escudo social (Carburantes, fiscalidad eléctrica y colectivos vulnerables)

4.294,25

Rebajas fiscales

2.027,50

Subvenciones y ayudas directas

3.607,67

Fuente: Real Decreto-ley 6/2022.
a) Estimación en función de la recaudación de 2018. (Ministerio de Fomento).
b) Estimación a partir del consumo de combustibles de 2021. (
El Debate, 28 de Marzo de 2022). c) Estimación según el promedio mensual de reducción de la recaudación entre septiembre de 2021 y febrero de 2022. (Ministerio de Hacienda).
d) Estimación en función del gasto trimestral en 2021. (Ministerio de Inclusión y Seguridad Social).
* 1 de abril a 30 de junio de 2022.
ne: no especificado.
nd: no disponible.

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