El fondo soberano de Noruega, además de ser el más grande del mundo con un patrimonio gestionado de 1,3 billones de dólares (1,23 billones de euros), se ha convertido en uno de los grandes referentes a la hora de analizar el mercado. Nicolai Tangen, director ejecutivo del fondo, junto con el equipo gestor, conformado por más de 528 expertos, han logrado un gran éxito a la hora de posicionarse en el mercado haciendo inversiones acertadas. Sin embargo, ahora han hecho saltar la voz de alarma con su último análisis público.
"Probablemente nos enfrentamos a los mayores cambios desde hace 30 años", aseguró Tangen ante el Parlamento noruego. Unos cambios que estarían provocados, según el director ejecutivo, por las "fricciones crecientes entre las superpotencias y una inversión de la globalización". Ante esto, el experto añadió que con la actual situación económica "no hay un lugar en el que esconderse" para salvar las turbulencias de los mercados.
"Nos espera un camino pedregoso", aseguró. Al mismo tiempo, afirmó que la inflación ha seguido en auge después de la invasión de Ucrania y que un escenario de estanflación – alta inflación y bajo crecimiento – es cada vez más probable. Un escenario en el que ya no descarta caídas de hasta "el 40% para el fondo".
Ante este panorama, los inversores se han mostrado nerviosos. De hecho, las bolsas continúan acumulando caídas desde el inicio del año y no hay síntomas de mejoría, especialmente después de que las empresas más grandes como Apple, Facebook, Google, Amazon o Netflix hayan presentado resultados decepcionantes con caídas de beneficios, excepto Apple. Sin embargo, lo que más preocupa es las perspectivas que están lanzando las compañías de forma generalizada, ya que prevén ingresas y ganar menos de lo previsto en los próximos meses.
Los motivos son variados, la crisis en las cadenas de suministro, que se han agravado con los nuevos confinamientos en China, están haciendo que la globalización se replanteé por parte de las empresas, que buscan fabricar ahora en lugares más accesibles, aunque provocará al mismo tiempo un encarecimiento. Por otro lado, la inflación se encuentra en máximos de 40 años, la deuda total mundial es ya 3,5 veces superior al PIB mundial y los banco centrales se están viendo en la obligación de subir los tipos para contener la inflación, algo que supone menos crédito al mercado y puede causar menos consumo y desaceleración económica.