Menú
Javier Jové Sandoval

El rejonazo de Escrivá a quienes ganen más de 58.000 euros

Las personas afectadas por el destope son alrededor de un millón de personas, desde médicos a directivos de nivel medio, pero también encargados de obra.

Las personas afectadas por el destope son alrededor de un millón de personas, desde médicos a directivos de nivel medio, pero también encargados de obra.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. | EFE

Una de las ocurrencias de Pedro Sánchez y José Luis Escrivá es la de destopar la base de cotización, de manera que desaparezcan las bases máximas y cada cual cotice por todos sus ingresos del trabajo.

Por poner un ejemplo extremo, y sin entrar en demasiadas precisiones normativas, pretenden que Griezmann (el futbolista actualmente mejor pagado de la liga española) y el Atlético de Madrid coticen por los 37,5 millones de euros que cobra. Es decir, quieren que paguen a la Seguridad Social 12,3 millones de euros al año y, a cambio, el día de mañana le reconocerán la pensión máxima anual de 39.468 euros. O sea que con un año de cotización pagarán el equivalente a 311 años de pensión.

Quien habla de Griezmann habla de cualquier persona que cobre por encima de los 57.951,6 euros anuales que constituyen la base máxima de cotización. Una cantidad –57.951- que no es –ni muchísimo menos- un sueldo de ricos. A todos esos trabajadores, por cada euro que cobren por encima de esos casi 58.000 euros, la Seguridad Social les va a descontar el 4,8% de la nómina y la empresa verá incrementados sus costes laborales en alrededor del 30%. Las personas afectadas por el destope no son cuatro, no son sólo los futbolistas y los banqueros, no, son alrededor de un millón de personas, desde médicos a directivos de nivel medio, pero también encargados de obra, determinados trabajadores especialistas del metal e incluso de la construcción o los estibadores, por poner sólo algunos ejemplos.

Un proceso ya en marcha

El rejonazo que está tramando el gobierno de Pedro Sánchez no es ninguna novedad. Es un proceso que lleva aplicándose desde hace muchos años, aunque de una manera más sibilina y silenciosa, más gradual y menos perceptible para las empresas y los trabajadores. Sin ir más lejos, en los últimos diez años la base de cotización máxima ha pasado de los 3.262 euros al mes en 2012 a 4.139 en 2022. Un incremento del 27%. Por el contrario, la pensión máxima ha pasado en el mismo periodo de 2.522 euros a 2.819, es decir, tan solo un 11%. O sea que la subida de la base máxima de cotización ha sido casi tres veces superior a la de la pensión máxima.

Para tratar de vendernos la burra nos dicen que destoparán también la pensión máxima. Esa afirmación es radicalmente falsa –y lo saben- pues ya hemos visto que la pensión máxima nunca ha aumentado en la misma proporción que la base máxima de cotización y, además, todos sabemos que más pronto que tarde vendrá un antológico hachazo a las pensiones altas, dado que son inasumibles por un sistema de la Seguridad Social quebrado.

Uno de los principios que se le suponen al sistema gubernamental de pensiones, por muy de reparto que sea, es que ha de ser equitativo, es decir, que haya cierta correspondencia entre lo que uno paga y lo que cobra en prestaciones de la Seguridad Social. No obstante, con el transcurso de los años, esta equidad se ha ido diluyendo con el progresivo aumento de las prestaciones no contributivas y los artificios contables mediante los cuales se dan por cotizados periodos en los que realmente no ha habido cotización o se reconocen prestaciones por importe muy superior a las efectivamente realizadas. Estos artificios adoptan la forma de subsidios, reducciones, bonificaciones, coeficientes por hijos, situaciones asimiladas al alta en Seguridad Social, etcétera.

El ‘robo’ de las cotizaciones a la Seguridad Social

A día de hoy ya nadie percibe las cotizaciones a la Seguridad Social como un sistema contributivo para el acceso a determinadas prestaciones, sino el de un impuesto que grava y penaliza el trabajo, a fondo perdido y sin ninguna contraprestación directa ligada al mismo. Porque si realmente quieren mantener la equidad del sistema, el despote de la base máxima de cotización debería ir acompañado del destope de la pensión máxima. De tal manera que, si a Griezmann le hacen cotizar por 37,5 millones de euros y pagar 12,3 millones, el día de mañana le deberían reconocer una pensión de 26 millones al año, que es lo que cobra de media cualquier trabajador español a día de hoy: una pensión equivalente al 70 por ciento del último sueldo. Pero me apuesto lo que quieran a que eso no será así ¿y ustedes?

En fin, al final todas estas medidas, adopten una forma u otra, lo que persiguen es la apropiación por parte del gobierno del dinero de los trabajadores y de las empresas con la intención de tapar los agujeros de un deficitario sistema público de pensiones que no demanda este tipo de parches sino de una profunda reforma que nadie quiere afrontar. Ya es muy popular la frase de "los impuestos son un robo", bueno, pues tal y como se están poniendo las cosas, bien podría decirse que las cotizaciones a la Seguridad Social también lo son. Y es que, al final, esto del destope de las bases máximas de cotización es un despipote o más bien un despelote. Juzguen ustedes mismos.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios