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El Gobierno redobla la campaña de desprestigio a las eléctricas para imponerles un nuevo impuesto

Las acusa de beneficiarse de la compensación que paga el Estado por el tope al precio del gas natural.

Las acusa de beneficiarse de la compensación que paga el Estado por el tope al precio del gas natural.
Postes de electricidad. | Kanlli Powen Electricas

El Gobierno no cesa en su empeño de atizar un nuevo sablazo fiscal a las empresas. Y, en este caso concreto, a las eléctricas. La parte del Ejecutivo que lo exige activamente es Podemos. Pero la parte que dice no ver el encaje técnico de este castigo tributario, la del PSOE, casualmente ha ordenado redoblar su campaña de desprestigio contra las eléctricas con el fin de poder aplicar el impuesto que teme que, tras la presión de los comunistas, acabará aprobando.

Desde el PSOE han exigido incrementar los mensajes de ataque a las eléctricas. El último argumento de los socialistas afirma que las eléctricas se están beneficiando de la compensación que paga el Estado por el tope establecido al precio del gas natural empleado en la generación de electricidad. Lo han filtrado de forma extraoficial y creciente. Y así ha aparecido ya en diversos medios de comunicación, incluida la agencia oficial de noticias, EFE.

Esa afirmación señala que la culpa la vuelven a tener las eléctricas por llevarse parte del recibo de la luz que, según el Gobierno, no les corresponde. La realidad no tiene nada que ver. Son las gasistas las que reciben esa compensación por comprar el gas natural a precio de mercado y venderlo a las centrales al precio topado por el Gobierno de Pedro Sánchez. Las eléctricas ni huelen ese dinero. Pero el mensaje arrecia pese a la evidencia de la falta de sustento. Y lo hace porque el Gobierno ya se prepara para ceder ante Podemos en una nueva batalla: ahora en la de crear un impuesto a las eléctricas.


La parte socialista del Gobierno dice que no cabe un impuesto a las eléctricas. Pero la parte de Podemos dice que sí. Los argumentos técnicos no acompañan a la exigencia de los comunistas: un impuesto, desde el punto de vista constitucional, y hasta de sentido común, no se puede basar en las ganas de vengarte de un sector porque un decreto de reforma del precio de la luz haya salido mal. Y sí: el último de Pedro Sánchez -el de la famosa excepción ibérica que debía bajar el coste de la luz un 40%- ha salido de pena. Tan de horror, que, de hecho, sube la luz en vez de bajarla. Pero eso no habilita a ningún Gobierno a usar la política fiscal, pensada constitucionalmente para la financiación de los servicios públicos, como un instrumento de ira política. Sería complicado encontrar un manual fiscal que respalde semejante uso.

Pero lo técnico, en este Gobierno, siempre acaba cediendo terreno a lo mediático y demagógico. Y Sánchez lo sabe. Y, por eso, prepara ya el terreno para una potencial implantación de un castigo fiscal a las eléctricas.

Y ello, pese a que Iberdrola, en septiembre del pasado año, ya ofreció al Gobierno de Pedro Sánchez un pacto para bajar el coste de la luz asumiendo el coste entre el sector y los Presupuestos públicos. Pero el presidente lo rechazó: porque nunca ha estado dispuesto a trasladar más coste de esa rebaja al gasto público. Un leve mordisco fiscal por la rebaja del IVA hasta el 10% y poco más. Y eso porque sabía que la subida de la base de cálculo del impuesto no sólo compensaría la supuesta rebaja, sino que la tornaría en subida de recaudación.

Y, por eso, precisamente, empieza a avanzar la tesis de un impuesto a las eléctricas. Especialmente ante el desastre que ha supuesto el mecanismo diseñado para bajar el recibo de la luz y que la ha acabado subiendo.

El Gobierno necesita un bálsamo ante la opinión pública. Porque anunciaron una rebaja de un 40% de la luz, luego dijeron que sería del 30%, más tarde que del 20% y, por fin, que del 15%. La realidad es que se ha mantenido ese 15%, pero no precisamente de bajada del precio final de la luz: al revés. De subida. Una locura que se ha convertido ya en el último fracaso colosal del Gobierno. Y Sánchez quiere lavarse la cara ante la opinión pública.

Por eso piensa ya en castigar a las eléctricas tras culparlas de llevarse algo de lo que no ven un euro: la compensación por el tope del gas.
Lo cierto es que el Gobierno no ha querido asumir el coste de la compensación por la rebaja del precio del gas. Alguien debe traer el gas para que las centrales de ciclo combinado puedan usarlo y generar electricidad. Y ese alguien no trabaja, obviamente a pérdidas, porque quebraría.
Y la forma de preparar el terreno para el mazazo fiscal es la culpabilización a las eléctricas.

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