El Gobierno está en descomposición, pero, en su intento por perpetuarse, probablemente inflija un mayor daño a la economía del que ya ha hecho. Alguien podría decir que "va a morir matando", en el sentido de que va a legar una situación económica destrozada, con un empeoramiento profundo de los estructurales de la economía española.
La situación es muy mala por mucho que el Gobierno trate de agarrarse a los datos de paro, que no recogen todavía el deterioro de la economía española, al ser siempre el empleo un indicador retrasado, además del elemento que ha frenado su aumento, los ERTE, especialmente la prohibición de despedir.
Vivimos en un artificio económico, donde Sánchez quiere responsabilizar del deterioro a la guerra de Ucrania o la crisis energética, pero se olvida de que el empeoramiento de la economía surgió antes de la guerra, además de que la mencionada crisis energética tiene mayor importancia en España por el empecinamiento ideológico absurdo de Sánchez de no apostar por la energía nuclear y por el "fracking" para obtener gas.
La actividad económica se desmorona cada vez con mayor velocidad, imponiendo la realidad sobre el espejismo dibujado por Sánchez en los Presupuestos. El casi nulo crecimiento del PIB, que se queda en el 0,2% intertrimestral, con la caída del consumo (-1,5%), son señales significativas, como decíamos la semana pasada, de que la economía se deteriora por momentos.
En este contexto, la inflación se desboca y provoca un daño profundo en las clases más débiles, que, debido su mayor propensión a consumir, es decir, el mayor porcentaje de sus ingresos que destinan al consumo, sufren más la subida de precios y el mayor pago de impuestos ligado a la inflación. El precio de la luz, el de los carburantes o el de los alimentos asfixian a las familias, que cada vez pueden llegar peor a fin de mes, como es el caso de las rentas más débiles. Por su parte, las empresas no pueden soportar más el aumento de los costes energéticos, perdiendo competitividad.
Esa pérdida de competitividad se vio ya en el dato del PIB del ITR-2022, con una reducción importante de las exportaciones españolas: del 7,2% al 1,1% en un trimestre. Al ser menos competitivos, se pierden mercados, porque no podemos competir en el mercado internacional ante otras opciones menos costosas. Eso merma la actividad y el empleo.
El euribor, por otra parte, ha aumentado notablemente, llegando en junio al 0,852%. Cuando el 21 de julio el BCE suba tipos (parece que 0,25 puntos porcentuales), el Euribor puede seguir creciendo y tocar el 1%. Eso hará que las hipotecas a tipo variable, dependiendo del plazo y del importe, suban entre un 9,6% y un 14,05%.
Al tener que dedicar más recursos al pago de las hipotecas, las familias reducirán su consumo; al reducirse el consumo, disminuirá la producción; y al disminuir la producción, caerán la actividad económica y el empleo.
Por mucho que el presidente Sánchez niegue la realidad y trate de vender que es víctima de su enfrentamiento a lo que él llama "poderosos", la economía empeora y su Gobierno deambula desnortado, sin una política económica fiable que aplicar, mientras muchas familias no pueden llegar ya a fin de mes. Su ciclo llega a su fin, pero el problema puede ser el incremento de gasto que pueda acelerar para tratar de llegar con opciones al final de la legislatura, elemento que empobrecería mucho más a la economía española., como decíamos la semana pasada. Sánchez ha comenzado a hundir a la economía española y todo parece indicar que su demagogia y obstinación van a hacer que profundice en ese hundimiento económico.