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España está en una situación muy frágil. Necesitamos a nuestros socios de la Eurozona y al BCE para que no se disparen nuestros costes de financiación.

Prima de riesgo: qué significa en realidad y por qué nos da tanto miedo

España está en una situación muy frágil. Necesitamos a nuestros socios de la Eurozona y al BCE para que no se disparen nuestros costes de financiación.

Esta semana, La Pizarra mira de nuevo a nuestros números rojos. Sí, los de usted también, querido lector. Porque hablamos de deuda pública, desequilibrio presupuestario o números rojos de las administraciones. Pero al final son los contribuyentes los que pagarán y los que deberían estar preocupados por esas cifras.

Por eso, echaremos un vistazo a la prima de riesgo, un indicador que dominó nuestras vidas entre 2010 y 2012, pero que luego, poco a poco, fuimos olvidando. Ya no podemos. Aunque tras los anuncios del BCE de mediados de junio la situación se tranquilizó, cualquier noticia puede volver a disparar el diferencial entre el bono español y el alemán (que, al fin y al cabo, eso es la famosa prima). ¿Con qué consecuencias? Pues de todo tipo. Nos costaría más colocar la deuda y pagar el servicio de la misma. Pero no queremos hablar sólo de cuestiones económicas, sino también políticas. Porque en área monetaria como la Eurozona, la prima de riesgo dice mucho de los países, de sus necesidades, de lo que hace o deja de hacer el banco central... Los problemas de esa "fragmentación" de la que hablaba Lagarde hace unos días van mucho más allá de unos puntos más de coste para el Tesoro español.

Nuria Richart y Domingo Soriano nos recuerdan qué pasó hace 10-12 años. Cómo se superó entonces aquella crisis. Si fue una solución real o un cierre en falso. Si ya no existen suspicacias entre los países de la Eurozona. Si todo ha vuelto a la normalidad y ahora ya no debemos temer que los mercados de deuda soberana se vean sacudidos por un terremoto como el que estuvo a punto de terminar con el proyecto de la moneda única europea a comienzos de la pasada década.

Como siempre, con un ojo puesto en España y otro en nuestros socios, sobre todo los más ricos y productivos que son los que, con su solvencia, responden de la moneda que todos compartimos. Frente al discurso triunfalista del Gobierno, una evidencia: España está en una situación de dependencia en la que tiene muy poco margen de maniobra. Si el resto de miembros de la Eurozona y el BCE no nos apoyan, nos costará mucho financiarnos. No somos los únicos (italianos y griegos nos acompañan en este camino) pero eso no es un consuelo. Durante años se habló de "austericidio" y se señaló a los que alertaban de los riesgos del descontrol presupuestario. Pues bien, ahora la realidad nos atropella y no está nada claro que tengamos herramientas a nuestra disposición. En 2012, la prima de riesgo empujó al Gobierno de Mariano Rajoy a hacer reformas que, sin esa presión, probablemente no habría acometido. ¿Pasará ahora lo mismo? ¿Llegarán los recortes? ¿Qué exigirá la Comisión? ¿Cómo reaccionarán los mercados si seguimos con los mismos niveles de déficit estructural? Muchas preguntas, pocas respuestas y un sentimiento que recuerda a lo ya vivido: miedo, mucho miedo.

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