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EDITORIAL

El insaciable empeño recaudador de Sánchez mientras España se empobrece

El Gobierno mantiene su bota sobre el contribuyente con una cuña fiscal del 40% para seguir disparando la recaudación a medida que nos empobrece.

¿Acabará María Jesús Montero acusando a Alemania de practicar el dumping fiscal en el seno de la Unión Europea? Al menos esa ha sido la estrategia seguida por el Ejecutivo contra el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso por hacer bandera de la bajada de impuestos. Al Gobierno español le apestan las bajadas de impuestos, considera que deterioran los servicios públicos y justificaba que no había consenso en Europa para una bajada de impuestos.

Sin embargo ahora Alemania ha anunciado una importante rebaja fiscal para 48 millones de alemanes por la altísima inflación. Ponía el dedo en la llaga el ministro de hacienda teutón, Christian Linder, al sentenciar que "los estados no pueden enriquecerse con la inflación".

Y es precisamente esto lo que llevamos denunciando desde que se disparó la inflación hace más de un año. La inflación no beneficia a nadie, sólo al Gobierno. A través de la Agencia Tributaria, Sánchez ha visto cómo se ha disparado la recaudación gracias a que los españoles cada día pagamos más por la cesta de la compra, los carburantes o el recibo del gas y la luz.

Sólo en los seis primeros meses del año Montero ha ingresado por impuestos un 17% más que en el mismo periodo del año pasado En sólo seis meses lleva más de 100.000 millones. Sólo en IVA ha ingresado un 22% más, y eso es una consecuencia directa de la inflación. Por IRPF, tarifa que no ha deflactado el Gobierno, el incremento de recaudación hasta mayo fue del 14,8%. Lo más gracioso de todo es que por fin la Agencia Tributaria reconoce que "en lo que respecta a los impuestos indirectos, la escalada de los precios" ha tirado de la recaudación. Hasta ahora Montero negaba la influencia de la subida de precios y decía que se recaudaba más por la vigorosa recuperación económica de nuestro país. Mentía.

Y es que precisamente los españoles no sólo soportamos la inflación más alta de la UE, sino que tenemos la peor tasa de paro, hemos destruido empleo neto en julio por primera vez en nuestra historia y mantenemos el desplome de salarios reales más feroz de toda la serie. Son indicadores que no se han visto ni siquiera durante la crisis financiera derivada de la crisis subprime.

Los informes del Banco de España advierten de que los españoles ya renunciamos a vacaciones y otros gastos para mantener un colchón que nos permita pagar lo básico para poder vivir: vivienda, comida y consumos del hogar. La OCDE no da lugar al optimismo y dice que España será de los países ricos que más frenará su crecimiento.

Pero nada de esto importa al Gobierno que mantiene su bota sobre el contribuyente con una cuña fiscal del 40%, de las más altas de la OCDE, para seguir forrándose, para seguir disparando la recaudación fiscal a medida que los españoles somos más y más pobres cada día.

Parece que tampoco hará caso a Alemania, ese país con el que presume ahora de obligarnos a ser solidarios interviniendo la luz, el termómetro y las puertas de nuestros centros comerciales.

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