Aunque las teorías de los más fanáticos seguidores del cambio climático culpen al hombre de cualquier fenómeno climático, ya sea más calor o más frío, la realidad es que asuntos como la sequía que este año están sufriendo España y Europa no son culpa ni de los gobiernos ni de la izquierda o los ecologistas.
Lo que sí es culpa de esta izquierda del siglo XXI, tan interesada en camuflar el rojo de verde, es hacer un análisis erróneo de la realidad, planificar políticas para empeorar lo que pueda causarnos la naturaleza y, una vez que sus medidas nos abocan al desastre, perseverar en el error y agravar aún más la situación.
Por desgracia, la realidad actual nos regala dos ejemplos perfectos de este tipo de actuación. El primero, probablemente el más grave, es la disparata política energética que ha seguido buena parte de Europa y, muy especialmente, España. En nombre de un ecologismo demencial y apocalíptico durante años se han tomado decisiones encaminadas a encarecer la energía; se han despreciado las fuentes energéticas que podían contribuir a un suministro más fiable y económico como la nuclear; se han cargado los recibos con costes artificiales y se ha pretendido –en algunos casos admitiéndolo sin ambages en otros mintiendo sobre lo que podían hacer las renovables– que los consumidores pagásemos más caros la luz, el gas y los combustibles, para que así consumiésemos menos.
El resultado a la vista está y, aunque tarde, muchos están dando marcha atrás de algunos de aquellos despropósitos, como la Unión Europea dando carta de energía verde a la nuclear. Por desgracia, en España tenemos el Gobierno más izquierdista y contumaz de la UE, que sigue enrocado en una apuesta de "transición energética" cuyo resultado ya estamos viviendo.
La sequía es otro buen ejemplo de cómo la izquierda desarrolla políticas equivocadas durante años para, cuando por fin tienen efecto, lamentarse pero incidir en errores similares. En España no hay un plan hidrológico nacional por imposición separatista aceptada de buen grado por el PSOE y, además, desde hace años se han frenado o suprimido la mayoría de los proyectos para la construcción de presas.
Todo al mismo tiempo que nos anuncian que el cambio climático va a hacer más habituales las sequías y el calor. ¿Cómo pueden decirse y hacerse ambas cosas al mismo tiempo? Es fácil, si eres de izquierdas y tu política no tiene por qué tener una relación ni con la realidad ni con el bienestar de los ciudadanos.
No, la izquierda no tiene la culpa de la sequía ni de algunas de las causas de la crisis energética, pero sí la tienen de haber hecho todo lo posible para que ambos problemas sean mucho más graves.