Suele ocurrir. A medida que la pobreza avanza, no se tira nada. Es más, debido a que entran menos alimentos en los hogares, es complicado que se tire aquello que no existe. Pero lo más llamativo desde el punto de vista político es que un dato basado en esa explicación y que es un claro indicador de pobreza ha sido utilizado por el Ministerio de Agricultura en sus informes sobre alimentos desperdiciados para asegurar que España "va por el buen camino". Porque se tira menos alimento a la basura.
Los hogares españoles tiraron a la basura 1.245 millones de kilos/litros de alimentos sin consumir en 2021. Un 8,6 % menos que el año anterior, evolución que, según el Gobierno y, en concreto, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de Luis Planas, demuestra que España "avanza por el buen camino en la reducción del desperdicio alimentario". Es más, España marcha bien, según el Ejecutivo de Pedro Sánchez, porque en plena crisis energética y de pérdida de poder adquisitivo, la lucha contra el desperdicio de alimentos es "un imperativo ético que debe implicar al conjunto de la sociedad".
Los datos del Informe del Desperdicio Alimentario en España 2021 que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, señalan que cada español tiró de media a la basura 28,21 kilos/litros de alimentos en el año 2021, lo que supone la cifra más baja de los últimos cinco años y 2,72 kilos/litros menos que 2020. Casualmente coincide esa evolución con el momento de mayor pérdida de poder adquisitivo de los hogares. Todo ello, tomando como bueno un indicador en el que se juzga desde la Administración qué se puede tirar a la basura y qué no. Porque el Gobierno el que califica la basura como aprovechable o deja de hacerlo.
La tasa de desperdicio en los hogares, para colmo, y según el mismo informe, es muy parecida a la del año anterior, ya que se tiraron sin consumir el 4,2 % de los alimentos comprados, una décima menos que en 2020.
El informe atribuye, sin rubor alguno, el descenso del desperdicio y el mejor aprovechamiento de los alimentos a un cambio de hábitos tras las restricciones que se produjeron en 2020 por la pandemia de la Covid-19. El Ejecutivo de Sánchez pasa por alto que el año pasado la recaudación de impuestos a las familias y empresas creció en 21.000 millones de euros, que la inflación ya comenzó su escalada y que el recibo medio de la luz de un hogar medio español, por ejemplo, pasó de costar menos de 50 euros a más de 100 euros.
Las razones para el Gobierno son otras muy distintas a la pérdida de poder adquisitivo de las familias y a que se esté ya recortando incluso en alimentos: "Con el final del confinamiento se cocina menos en casa y, de hecho, ha descendido el volumen de alimentos comprados para consumir en el hogar en un 7,2 %", aseguran desde el Ministerio. "Por el contrario, a lo largo de 2021 se recuperó el consumo de alimentos fuera del hogar, con un aumento del 10,4%, afirma el estudio en plena escalada de los precios, como mostraba ya en 2021 la inflación.
"Una de las consecuencias de este cambio de hábitos es la reducción del desperdicio, sobras de recetas y productos cocinados, que en 2020 suponían el 23,8 % de los alimentos tirados a la basura en el hogar, y en 2021 ha pasado a representar el 18, 9 %. Por el contrario, el desperdicio de alimentos comprados ha crecido casi 5 puntos, al pasar del 76,2 % al 81,1%", añade la versión del Gobierno.
En 2021 descendieron de forma significativa las sobras de platos cocinados de pescado (50,4% menos que en 2020), carnes (42,6%) y arroz y pastas (35%), añade.
Los productos comprados que más se desperdician en los hogares en 2021 fueron carnes congeladas (16,7% del total), salsas (15, 9%), café e infusiones (12,2%), legumbres (12 %) y sopas, cremas y caldos (10%).