En plena crisis energética, el Gobierno insiste en que la receta debe pasar por las energías eólica y solar. Sánchez mantiene su condena a muerte a las centrales nucleares y fuerza a España a tener que comprar un gas cada vez más caro, tras haber dinamitado los tratados de amistad con Argelia por haber regalado el Sáhara a Marruecos. Pero lo peor es que Sánchez y su equipo de Gobierno cuentan con informes que tumban sus propias recetas energéticas y prueban que, hoy por hoy, vivir sólo de la solar y la eólica no es posible. La capacidad de los acumuladores únicamente llega al 1,08% del consumo nacional. Traducido: sin viento y de noche, deberían apagarse el 99% de los hospitales, casas, semáforos, calles…
El Gobierno de Sánchez sabe perfectamente que en la actualidad no es posible un esquema de energía puramente verde en base, exclusivamente, al viento y el sol. Salvo, está claro, que los comunistas y socialistas aceptasen que la energía nuclear es verde, tal y como ya ha hecho la UE.
El sol y el viento necesitan una energía de respaldo para aquellos momentos en los que ninguna de las dos está operativa: de noche o sin viento. Porque en esos momentos, una nuclear, obviamente, no pararía.
El PSOE ha realizado estudios sobre este asunto. Y la conclusión es rotunda: el esquema de acumuladores de energía solar y eólica, hoy por hoy, no es ni remotamente suficiente. Esos estudios están en manos del Gobierno de Pedro Sánchez, pese al argumentario que hacen circular de forma habitual contradiciendo sus propias cifras.
El Gobierno, de hecho, incluyó esos cálculos en un plan aprobado en febrero del año pasado: un documento donde se recogía una Estrategia de Almacenamiento Energético. El Ejecutivo aseguraba allí que esa era la clave para garantizar la seguridad del suministro energético y el acceso permanente a precios bajos con una drástica reducción de las emisiones contaminantes.
Pero el estudio es demoledor en contra de esos mismos argumentos: muestra que en la actualidad la capacidad máxima de los acumuladores en España se sitúa en un 1,08% del consumo nacional y que, con un plan de apoyo decidido en favor de esta vía, el saldo máximo hasta el año 2050 sería igualmente incapaz de asumir nada ni medianamente parecido al consumo real de España: tan sólo se conseguiría cubrir un 3,9% del consumo.
España cuenta con una potencia instalada total superior a los 107 GW, pero no toda se aprovecha de forma simultánea: la potencia máxima diaria que se obtiene con ese parque energético ronda los 40 GW. Y la potencia instalada de almacenamiento en el momento de elaborar aquel estudio -el año pasado- era de 8,3 GW.
Con ese esquema operativo, España ha logrado generar de forma habitual y anual más de 200.000 GWh. Y ha jugado con una energía almacenada de 2.176 GWh. Es decir, que sólo cuenta con un 1,08% de almacenamiento real frente al consumo efectivo.
El plan presentado por el Gobierno del propio Pedro Sánchez iba a más allá en sus cálculos. Y estimaba la capacidad de almacenamiento, destinando inversiones y una apuesta decidida a la acumulación de energía.
Pues bien, en caso de que se cumpliese su estrategia diseñada, España llegaría en 2050 a lograr un almacenamiento máximo de 30 GW, frente a los 8,3 GW actuales. Y, por lo tanto, en vez de cubrir el 1,08% actual del consumo nacional real, se cubriría el 3,9%. Todo ello, claro está, contando con se cumpliesen esas inversiones y que los cálculos del PSOE no estén inflados.
Es decir, que en el caso de que todo fuese correcto y viable, cada noche se deberían despedir de la luz el 96% de casas, hospitales, semáforos, farolas, cámaras frigoríficas, etc.
El plan oficial incluyendo estos datos fue presentado en febrero de 2021. En ese momento, el recibo medio de la luz de un hogar medio español rondaba los 55 euros. Ahora se ha triplicado. Pero el plan aseguraba que "el desarrollo de esta tecnología respaldará el despliegue renovable, aportando flexibilidad al sistema y estabilidad a la red".
"La estrategia contempla disponer de una capacidad de almacenamiento de unos 20 GW en 2030 y alcanzar los 30 GW en 2050, considerando tanto almacenamiento a gran escala como distribuido", añadía el documento oficial que explicaba la estrategia nacional.
El documento "identifica y analiza los retos, define las medidas para su efectivo despliegue, evalúa las oportunidades y cuantifica las necesidades de almacenamiento para contribuir a la descarbonización del sistema energético". Y, además, señalaba que el "despliegue del almacenamiento brinda oportunidades relativas a generación de empleo, transición justa, recuperación económica y creación de nuevos modelos de negocio a lo largo de toda la cadena de valor".
Hoy en día, sigue siendo la estrategia oficial de la política energética del Gobierno con los precios totalmente disparados.