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Nervios en Pekín: China improvisa dos rebajas de tipos ante el enfriamiento de su economía

Pese al elevado endeudamiento, el régimen se plantea la posibilidad de impulsar una nueva ronda de estímulos monetarios.

Pese al elevado endeudamiento, el régimen se plantea la posibilidad de impulsar una nueva ronda de estímulos monetarios.
Xi Jinping, máximo responsable del régimen chino | Alamy

El Banco Popular de China, entidad encargada de la política monetaria del gigante asiático, ha sorprendido a propios y extraños con dos inesperadas rebajas de los tipos de interés que persiguen estimular un crecimiento cada vez más bajo y apalancado. Estamos, pues, ante una evidente señal de nerviosismo por parte del régimen, que teme el enquistamiento de niveles de actividad manifiestamente mejorables.

Las dos rebajas de tipos aprobadas de forma apresurada a lo largo de la última semana suponen un recorte de diez puntos básicos y afectan tanto a las refinanciaciones a un año como a las operaciones a una semana. No estaba prevista esta maniobra, de modo que ya abundan las interpretaciones sobre la ocurrido, si bien emerge una interpretación más generalizada que vincula estas decisiones a un intento de inflar la demanda y evitar el enfriamiento de una producción renqueante.

El propio Banco Popular de China reconoce en sus últimos informes el impacto que estarían teniendo aspectos como la propagación del covid-19 o las condiciones climatológicas de un verano más seco y caluroso de lo habitual. De lo que no habla tan explícitamente es de la crisis energética que están enfrentando algunas provincias y sectores, del giro a peor de un sector inmobiliario lastrado por su elevado endeudamiento o del creciente impacto de la inflación, con el IPC un 20% por encima de los niveles del pasado ejercicio 2021.

Desde el servicio de estudios de Goldman Sachs añaden que las cifras de producción industrial muestran una clara tendencia a peor y permiten anticipar un dato anual de crecimiento francamente decepcionante. Así, el avance del PIB que se situaría apenas entre el 3% y el 3,3% durante el conjunto del año 2022. Lejos quedan, pues, aquellos tiempos no tan lejanos en que China más duplicaba tales cifras de crecimiento.

A nadie escapa, además, que la ruta que parece explorar el régimen chino se diferencia desde la raíz misma de los pasos que están dando las economías de Occidente. Y es que, mientras Europa y Estados Unidos suben tipos para enfriar una producción sobrecalentada por la inflación, China parece abrirse a hacer todo lo contrario, relajando su política monetaria con ánimo de empujar artificialmente la actividad, a golpe de deuda y estímulos monetarios.

Sin embargo, el servicio de estudios de Goldman Sachs advierte del limitado recorrido que podría tener esta apuesta, por varios motivos: en primer lugar, el aumento de la inflación está siendo más lento que en Occidente, pero está ahí, con todo lo que ello supone; en segundo lugar, los niveles de apalancamiento son elevados, lo que invita a actuar con cautela a la hora de plantear posibles estímulos y relajaciones de la política monetaria; en tercer lugar, la incertidumbre asociada al coronavirus sigue siendo muy elevada y las drásticas restricciones sanitarias de la estrategia "cero covid" no termina de generar confianza, tanto por sus resultados como por sus implicaciones sociales.

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