No corren buenos tiempos para la izquierda argentina. La fallida campaña a la reelección presidencial de Mauricio Macri parecía consolidar el dominio político del peronismo, pero el vigente gobierno de Alberto Fernández está cada vez más tocado por los escándalos judiciales que rodean a la vicepresidenta del Ejecutivo, la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner.
Esta misma semana, el fiscal federal Diego Luciani ha pedido doce años de prisión para CFK, acusada junto a varios altos cargos de su Administración de haber perpetrado un fraude masivo a base de consolidar una telaraña de corrupción que habría desviado ingentes cantidades de dinero público bajo sus presidencias, entre los años 2007 y 2015.
Luciani considera que el kirchnerismo habría construido "la mayor maniobra de corrupción que jamás se haya conocido en Argentina", valorada en la friolera de 1.000 millones de dólares. El proceso que se abre ahora quedará resuelto en cuestión de meses, si bien CFK podría recurrir una eventual condena y dilatar el proceso para retrasar su fallo definitivo hasta después de los comicios presidenciales previstos para 2023.
La inflación, por las nubes
De modo que el peronismo está cada vez más acorralado por las acusaciones de la fiscalía, pero además enfrenta una situación muy delicada en el frente económico. La cartera ministerial del ramo ya ha tenido tres ministros en lo que va de verano, pero las recetas aplicadas por unos y otros siguen siendo las mismas, de modo que los resultados permanecen inalterados, con un crecimiento a la baja y una inflación al alza.
Los últimos datos de inflación mensual, correspondientes al mes de julio, sitúan el IPC en el 7,4%, por encima incluso del avance observado en Venezuela, que viene de registrar un repunte de los precios del 5,3%. En tasa anual, la subida observada en el país gobernado por Nicolás Maduro alcanza el 139%, pero Argentina va por el mismo camino que Venezuela y registra un IPC acumulado del 72% durante los doce últimos meses. La situación es tan desesperada que, en lo que va de agosto, los tipos de interés se han incrementado cerca de veinte puntos, pasando del 52% al 69,5%.
La renegociación con el FMI, gran escollo
El gobierno de Alberto Fernández lidia, además, con una situación fiscal de lo más desastrosa. A comienzos de 2022, Buenos Aires pactó con el Fondo Monetario Internacional un plan de "rescate" que permitirá la refinanciación de 45.000 millones de dólares de deuda pública. A cambio, el Ejecutivo se ha comprometido a reducir el déficit y recortar los subsidios a la energía y los combustibles, dos objetivos que chocan con la práctica diaria de un Ejecutivo que parece estar volcado en hacer todo lo contrario.
Con la incertidumbre por los aires, Alberto Fernández le ha echado un pulso a su número 2 y ha impuesto como responsable del ministerio de Economía a Sergio Massa, quien llegó a militar contra CFK pero acabó recalando en las filas de la oposición al gobierno de Mauricio Macri. Su nombramiento supone un intento a la desesperada de transmitir confianza a los mercados y calmar las aguas con el FMI.