Como cada año, la Fundación para el Avance de la Libertad (Fundalib) ha publicado el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal. El informe analiza, compara y clasifica los sistemas tributarios de las autonomías españolas, con ánimo de desentrañar qué territorio tiene un marco impositivo más atractivo y sencillo.
El estudio, elaborado según los parámetros de la Tax Foundation, pone de manifiesto el liderazgo de la Comunidad de Madrid, que vuelve a liderar el ranking con una nota de 7,43 puntos sobre 10. De este modo, el sistema de impuestos bajos y simplicidad tributaria desplegado por la presidenta Isabel Díaz Ayuso supera los 7,11 puntos obtenidos por la diputación de Vizcaya, los 7,01 que recibe la de Álava o los 6,91 que se anota la de Guipúzcoa. También reciben una calificación superior a 6 puntos los sistemas fiscales vigentes en Canarias (6,29), Castilla y León (6,24), Andalucía (6,19), Galicia (6,16), La Rioja (6,01) y Murcia (6,00).
Más baja es la nota que obtienen Navarra (5,92), Castilla-La Mancha (5,91), Cantabria (5,86), Baleares (5,74), Extremadura (5,39), Asturias (5,10) y Aragón (5,08). No obstante, el peor dato de todos es el que se anotan los modelos tributarios de Comunidad Valenciana (5,02) y Cataluña (4,57). El atractivo fiscal de Cataluña ya es, por tanto, un 40% inferior al de Madrid.
Galicia ha avanzado cuatro posiciones en la tabla, merced a diferentes mejoras que incluyen la rebaja de los primeros cuatro tramos, la simplificación de los tipos autonómicos, el recorte del 10% al 9% en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y la bonificación del 25% en la cuota del Impuesto sobre el Patrimonio.
También hay un cambio a mejor en Navarra, que antaño figuraba entre las regiones con más atractivo fiscal y este 2022 mejora su clasificación merced a la deflactación del IRPF, la subida de los mínimos familiares o el incremento de las deducciones, si bien estas dos últimas mejoras solo aplican a quienes ganen menos de 30.000 euros.
Comparativa con Europa
En clave europea, las regiones españolas presentan una fiscalidad especialmente dura en el IRPF, puesto que se alcanzan tipos de hasta el 54% en la Comunidad Valenciana, el 50,5% en Canarias, el 50% en Cantabria y Cataluña, el 49,5% en Aragón, Baleares y Extremadura, o el 49% en las tres diputaciones vascas. Estos umbrales son algo más bajos en Murcia (47,2%), Andalucía, Galicia y Castilla-La Mancha (47%), Castilla y León (46) o Madrid (45%).
Por comparación, el estudio de Fundalib muestra que los tipos superiores del IRPF son del 20% en Estonia, el 31% en Letonia, 36% en Polonia, el 39% en Noruega, el 44,8% en Chequia, el 45% en Reino Unido, el 46,3% en Islandia, el 46,8% en Luxemburgo, el 47,2% en Italia y el 47,5% en Alemania, alcanzando el 48% en Irlanda, el 49,5% en Holanda, el 51,3% en Finlandia, el 52,3% en Suecia, el 53% en Portugal, el 53,5% en Bélgica, el 54% en Grecia, el 55,4% en Francia o el 55,9% en Dinamarca.