"Stop Oil". El lema es contundente, fácil de recordar, llamativo y sin matices. Dejemos de consumir combustibles fósiles. Mañana mejor que dentro de una semana. Ni un litro más de petróleo. Ni un kilogramo más de carbón. Ni un metro cúbico extra de gas natural. Nada de nada y desde ya.
Con estas dos palabras escritas en sus camisetas, grupos de autodenominados activistas climáticos han irrumpido en los museos occidentales y en los telediarios televisivos. Han logrado las fotos que querían y posiblemente han hecho que muchas personas se cuestionen si no sería el momento de dejar atrás esas fuentes de energía tan sucias y poco glamurosas. Las acciones más llamativas han sido las que han tenido como protagonistas a cuadros famosos, pero también hemos visto protestas en espectáculos públicos, manifestantes que se tiran al suelo en las autopistas delante de decenas de coches o gritos en mítines políticos.
Esta semana, en La Pizarra de Domingo Soriano, nos preguntamos si podríamos hacer lo que nos piden. Es decir, si podríamos prescindir mañana de los combustibles fósiles. Y la respuesta es que no. O, mejor dicho, no podríamos sin que la economía mundial sufriera un daño devastador. Porque todavía, a pesar de todas las campañas e inversiones de los últimos cuarenta años, más del 80% de la energía consumida en todo el mundo proviene del gas, el carbón o el petróleo. De hecho, incluso en España, más del 65% de la energía consumida tiene como fuente primaria los fósiles (sobre todo, petróleo y gas).
A partir de ahí, cada uno puede tener sus propias preferencias, pero la pelota está en el tejado de los que nos piden que dejemos de consumir lo que es tan importante para nosotros. ¿Dejarlo cuándo? ¿Todo? ¿Y cómo encendemos nuestras lámparas? ¿Cómo ponemos la calefacción? ¿Qué alternativas reales tenemos de verdad ante nosotros?
Porque, además, alguien podría pensar que las renovables están ganando terreno rápidamente y en poco tiempo se harán con una enorme cuota de la producción energética mundial. Pero es que no es cierto. Sí, como nos recuerdan Nuria Richart y Domingo Soriano, las energías verdes han subido ligeramente su peso en el mix global, pero no demasiado en las últimas 3-4 décadas, a pesar de todas las inversiones y del apoyo que han recibido de los gobiernos de los países más ricos del mundo. También por eso nos preguntamos si realmente es realista pensar que lo que tanto nos ha costado (pasar del 12-14% de renovables al 17-18% de la actualidad) será muy sencillo a partir de ahora y llegaremos a poder movernos, iluminarnos y calentarnos sólo con eólica o solar en unos pocos años. ¿Cuánto nos costaría? En términos monetarios y en tiempo. ¿Podríamos adaptar nuestra forma de vida, de producir, de movernos... en muy poco tiempo? No parece nada fácil imaginar cómo lo haríamos.
Los datos utilizados en el episodio de esta semana pueden encontrarse aquí:
- Global primary energy consumption by source, Our World in Data
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Share of primary energy from low-carbon sources, Our World in Data